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Zephyra

—No puede ser, Dios —suspiro, pidiendo a todos los cielos que cuando abra los ojos todo haya sido producto de mi imaginación. Qué decepción. Había derramado chocolate caliente sobre el inventario de libros que habían llegado este fin de semana a la biblioteca, en el cual tardé 4 horas revisándolos uno por uno (230 libros, en total) para confirmar si venían o no con algún daño en las tapas. Todo yo sola, por cierto, mi compañera no vino a trabajar hoy. —Tendré que tratar de leer lo que decía en la hoja que hice, ni loca reviso todo uno por uno —me dije a mí misma.

Busqué nuevas hojas y traté de reunir paciencia. Me puse en marcha, preparé otra hoja y empecé a redactar, ya veía mi día bastante largo, yo que siempre intentaba escaparme una hora antes de lo normal para poder hacer algunas tareas. El tráfico me quitaba mucho tiempo, además, luego de llegar a casa se suma organizar lo del día siguiente, la larga ducha, que si debo preparar cena, etc.

—Buenas tardes —me saludó un chico, apoyando sus codos en el recibidor. ¡Y qué chico!

—Buenas tardes —esbocé una sonrisa de educación. Aunque la verdad era más porque estaba fascinada con la vista que tenía frente a mí. —¿Puedo ayudarte en algo?

—Sí, por favor —suplicó –lo que pasa es que he estado buscando un libro que se me ha hecho imposible encontrar, he ido a muchísimas bibliotecas pero ellos solo tienen las versiones adaptadas de ahora y eso realmente no me interesa. Quiero la original, si es posible.

—Entonces creo que podrías tener suerte, tenemos muchas ediciones especiales de libros que probablemente no podrías encontrar en todas las bibliotecas —dije ingresando mi usuario en la computadora para poder buscar el nombre del libro en el inventario. Noté que el chico miraba con sorpresa el ID que llevaba colgando  de la camisa. —¿Me dices el nombre del libro?

—¿Te llamas Zephyra? —preguntó aún más sorprendido.

—Eh, sí. ¿Por qué?

—Zephyra es el nombre del personaje principal del libro que ando buscando. —Lo miré con dudas.

—¿Estás buscando Cuando el invierno llega?

—¿Entonces sabes qué libro es?

—Por supuesto, ¿por qué crees que llevo éste nombre? Mi madre me lo puso precisamente por el libro.

—¿Qué? ¿En serio? 

—Muy en serio —reí ante su expresión de sorpresa.

—Mi abuelo me habló de el hace dos años, si no cuento mal el tiempo, pero nunca he vuelto a leer la edición original, la autora lo retiró de las publicaciones y la gente ahora solo saca copias baratas y adaptaciones que no se comparan con el original. Necesito encontrarlo, tengo deseos enormes de leerlo otra vez.

—¿Por qué no se lo pides a tu abuelo entonces?

—Porque vive del otro lado del mundo —soltó una risita.

—Oh, eso explica tus rasgos. ¿Asiático?

—Lo soy, realmente, de Corea del Sur.

—Genial —sonreí. Creo que nunca había entablado una conversación con un coreano. —Realmente ésta biblioteca no tiene el libro original tampoco...

—No puede ser —bufó, haciendo que los mechones negros que caían en su frente se movieran con el soplo.

—Pero... Mi mamá sí lo tiene aún, creo que puedo pedírselo prestado para ti.

—¿Qué? ¡Muchas gracias! No sabes cuánto te lo agradecería.

—Bueno, no cantes victoria tan temprano. Es muy preciado para ella, no creo que sea tan fácil de convencerla porque eres un desconocido, pero nada cuesta intentarlo, ¿verdad?

—¿Podrías darme tu número y así nos comunicamos luego? —preguntó apenado. Dudé varios segundos, pero mi subconsciente solo pensaba en lo lindo que era.

—Claro, pero anótalo fuera. No sé si notaste que no se puede usar celulares dentro de la biblioteca y mucho menos al lado de mí. La cámara me delata. —Escribí mi número en un pedazo de hoja en blanco y se lo pasé. —Aquí está... —lo miré expectante porque no sabía su nombre.

—Jimin —soltó una risita.

—Aquí está, Jimin.

—Gracias hermosa, de verdad que gracias. Luego hablamos, un placer conocerte aunque haya sido por poco. Ya me debo ir.

—No es nada. Igual fue un placer, luego nos comunicamos —me saludó con un apretón de mano y salió. Seguí su rastro con los ojos hasta subir en un auto negro. 

Aquello fue tan random, ¿le había ofrecido el libro de mamá a un guapo desconocido? Me dejé llevar de las hormonas. Estoy embobada, porque su rostro era tan tierno y sin embargo parecía tener un aura de sensualidad. Además, cabe destacar el libro, pensé que después de mi mamá y yo probablemente sólo habían 100 personas en todo el planeta que conocían sobre el libro. Finalmente me encontré con una de esas 100/7 billones de personas. 

Sonó la campanita de mi celular avisando un mensaje de texto.

1(918)-755-3434: Hola otra vez, es Jimin, éste es mi número por si quieres guardarlo.

Que si quiero...

* Está bien, ya tengo tu número. Más tarde te escribo para darte respuesta de mi mamá. Ahora me tengo que ir antes de que me atrapen usando el celular y me despidan.

Jimin: No lo olvides. Gracias otra vez. Ya te dejo, esperaré. Por cierto, eres tan hermosa y única como lo es tu nombre.

¿Ahora estaba coqueteando?






Capítulo re-subido.

perfume || park jimin [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora