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La claridad del día bastó para chocar con mis párpados lo suficiente como para ver abrir los ojos de golpe y alejar mi sueño.
– Mierda susurré. Tal vez cerrado las cortinas bien esto no pasa.

La respiración de Jimin golpeaba levemente mi oído izquierdo y su brazo descansaba en mi cadera. Hace tiempo no sabía cómo se sentía dormir en los brazos de alguien.

Me giré lentamente para quedar frente a él. Sus cachetes estaban suaves e hinchados, sus grandes y carnosos labios entreabiertos y su pelo desordenado caía sobre su frente. La imagen y me dio ganas de plasmar 1 millón de besos sobre su cara. Me gustaba tanto que podría enamorarme. ¿Podrías imaginarte lo bien que sentía estar entre sus brazos? Me sentía risueña, segura, no quería romper el momento.

Sólo bastó un pequeño beso en su nariz para que sus ojos lentamente se abrieran.

– Un pequeño beso te despierta pero los fuertes rayos del sol no, irónico – dije con suavidad, haciendo que su cara se estruje y luego esboce una pequeña sonrisa.

– He dormido a prueba de todo, pero un beso en las mañanas ya no lo reconocía en mis sueños. ¿Qué hora es?

– No tengo idea – respondí.

– Está bien – alcanzó su celular que estaba en la mesita de noche a mi lado. – Son las 1:00 de la tarde.

– Qué?

– Sí, y tengo un correo de Mia. Léelo por mí, me pesan mucho los ojos.

– A ver – tomé su celular y abrí el correo – "Buenos días, equipo. Espero que para antes de las 6:00 de la tarde estén listos. El primer reto del proyecto será deslizado en un sobre por sus puertas en la mañana, ahí sabrán que hacer. Estamos en sus manos. El equipo va con ustedes para toda la ayuda que necesiten. Buena suerte, Mia x.''

– Revisaré – y yo casi me caigo al dejar de sentir sus brazos. No sé si estoy exagerando.

Se agachó y regresó con un sobre negro.

–¿Traíste un vestido de noche? Debemos ser los modelos ésta noche y ese es el código de vestimenta. El tema es una gala.

– La verdad, no – mierda. – Llamaré a mamá para usar la tarjeta de crédito e iré con las chicas a comprarlo. Espero que tú si hayas traído algún traje.

– Soy un hombre preparado – sonró. – Si quieres yo puedo reg...–

–No, ni lo pienses – grité. – Voy a marcar a las habitaciones de las chicas iré a una tienda cercana.


Jimin.

Habían pasado tres horas desde que Zephyra, Rossy y Tamara salieron del hotel. Ella no paraba de gritarme al teléfono sobre lo sexy y hermoso que era su vestido y que había encontrado un moño para mi esmoquin que le combinaba perfectamente.

Yo sólo moría por verla con el vestido que había comprado.

–Zeph – contesté al celular.

Todos participaremos. Mientras más chances de ganar, mejor.

–¿Y se puede?

He hablado con Mia. Dice que no hay ningún problema.

– Entonces, mucho mejor.

perfume || park jimin [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora