perfume || park jimin [editando]

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Zephyra.

–Tranquilo, amigo, ella entiende de lo que hablo –respondió Jinyoung a Jimin sin presión alguna –pero creo que estás exagerando, ¿no?

–No exagero, lo digo en serio. No es necesario que lo hagas.

–Bueno, eso lo pensaré –me sonrió atractivamente. Jimin de vez en cuando apretaba muy fuerte mis caderas con sus manos para contener palabras que de seguro morían por salir. –Hasta luego, Zephyra –se despidió con un beso en la mejilla. Jimin me soltó frustrado y empezó a decir tonterías.

–A ti te gusta Jinyoung, ¿no? Por favor no.

Éste tipo está loco.

–¿Crees que mis hormonas andan descontroladas por el mundo? No estoy tan necesitada, idiota.

–Ya, lo siento. Por cierto, tengo que decirte algo.

–Sí, dime.

–He reservado una cena para esta noche, espero que no tengas planes... –empezó a rascar su nuca.

–¿Me estás invitando a...

–¿A salir? –Rió nervioso. Moría de ternura. –Sí, a salir.

No pude soltar un pequeño grito de emoción, algo que lo hizo sonreír de oreja a oreja. Pellizqué sus mejillas y besé su nariz.

–Estás progresando.

–Eso espero –bufó ladeando una sonrisa.

–¿Cómo debo vestirme?

–Algo cómodo y sencillo, no te preocupes –dijo para luego sorprenderme con un lindo abrazo. –Realmente quiero que sigamos con el plan de intentar algo.

–Si hacemos las cosas bien, puede que funcione –le sonreí cálidamente para luego plantar un pequeño beso en sus labios.

Jimin.

Mis manos sudaban cuando pensaba en mi plan de la noche, mucho más cuando me llamó diciendo que en diez minutos estaría lista. Nada podía fallar, quería que se sintiera como una princesa. Es ahora o nunca.

Salí de la habitación con una rosa blanca en las manos, no esperé mucho para escuchar la puerta del frente. Sentía mi corazón latir a mil.

Zephyra salió con una sonrisa tímida en su rostro, su pelo recogido en una coleta, levemente maquillada, con un vestido corto suelto color beige y unas bailarinas blancas. Lentamente se acercó a mi y yo no podía evitar sonrojarme.

Parezco un niño.

–Hola –dijo tímida.

–Hola, estás muy linda –me estaba sintiendo raro pero supongo que eran los nervios. Ella sonrió envolvió su brazo con el mío. –¿Lista?

–Lista.

En el taxi íbamos tomados de la mano hasta llegar al restaurante. Era un bonito lugar y espero que le guste. El ambiente era relajado y al parecer lo frecuentaban jóvenes como nosotros.

–Buenas noches y bienvenidos. ¿Hicieron alguna reservación?

–Sí, mesa para dos a nombre de Park Jimin –respondí a la joven que nos
recibió en cuanto llegamos. Revisó la agenda y nos hizo un ademán de que la siguiéramos.

Si todo era lindo en la parte de adentro no puedo explicar lo hermosa que se veía la terraza llena de luces y flores. Zephyra no dejaba de observar como una niña pequeña.

–Está lindo, ¿no? –Le pregunté mientras le sacaba la silla.

–¡Nos tomaremos una foto en un rato!