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Zephyra.

Al salir del restaurante, Jimin y yo no nos soltamos ni un segundo, nisiquiera en el taxi. No dejaba de mirar mis rosas, tampoco el anillo. No esperaba nada de esto.

Entonces solo me preguntaba, ¿qué somos ahora? No quiero desesperarlo o que esté desesperada por ser su novia (el algún lado dentro de mí, sí), pero era muy extraño no saber responderme a mí misma acerca de lo que teníamos. Él me había dicho que estábamos saliendo, pero supongo que ahora todo estaba más profundo y yo aparentemente, estoy teniendo sentimientos fuertes con él. Si no soy su novia, pero tampoco estoy disponible para otro según su punto de vista y el mío, ¿estamos cerca de una relación oficial?

−Jimin –nombré cuando subíamos en el ascensor.

–¿Sí? –me miró de inmediato.

–Quiero hablar del mismo tema otra vez –susurré.

–¿Cuál?

–Acerca de nosotros. Estamos saliendo, pero, ¿ahora todo va más en serio? –el timbre del ascensor me interrumpió antes de agregar otra pregunta. Él salió conmigo de la mano y con la otra sacaba la tarjeta de acceso a su habitación. Una vez dentro, tomó mi ramo de rosas y me llevó al balcón.

–Sí, todo va más en serio –respondió finalmente. Estábamos cara a cara por fin hablando nuevamente sobre esto.

–¿De verdad?

–Yo sé que tal vez pienses que estoy siendo un chiquillo acerca de esto pero no quiero que iniciemos el noviazgo de un golpe. Eso no significa que no me gustes, sabes que me vuelves loco y a ser sincero, te quiero, mucho. Pero estoy esperando ese tick que me haga sentir seguro, seguro de que no te faltaré, de que ya me siento preparado para darte el todo de mí. Lo haré, te lo aseguro, no te dejaré con una incógnita para siempre. Solo te pido que me des un poquito más de tiempo.

Fue un punto muy válido, lo admito, prefiero esperar más a tener que estar con alguien que no esté del todo seguro de que ya puede volver a mantener una relación con una persona. Lo esperaré, si él me dice que lo hará, entonces lo esperaré.

–Gracias por tu sinceridad –sonreí cálidamente. De verdad que se lo agradecía –me gusta que sepas dejar las cosas claras antes de que exista algún malentendido...

–Trataré de siempre ser lo más claro, ¿okay? –Posó su mano en mi nuca y me miró con ternura. –De verdad que eres tan bonita que no me lo creo. Por favor no dejes que nadie tenga poder sobre ti, yo quiero ser el único para ti.

¿Debería yo darle la potestad?

–Jimin, te quiero –un poco tarde después de él haberlo dicho, pero seguro. Lo quiero mucho, siento ese hormigueo desde que lo vi antes de salir del hotel y no se ha detenido. No puedo dejar de sentir celos al punto de que sienta un vaso capilar romperse en cada parte de mi cuerpo cuando Hye Lee está cerca de él. Si no me estoy enamorando, entonces no sé que otra cosa podría estar sucediéndome.

–Dímelo otra vez –pidió acercándose a mí, sus labios quedando a escasos centímetros de los míos.

–Te quiero –repetí casi inaudible por la necesidad que querer besarlo. Creo que comprendió perfectamente lo que quería y finalmente unió nuestros labios.

Amo lo cálido que se siente su boca, eran labios carnosos, suaves y repito que son muy cálidos. Con movimientos lentos y dulces me envolvía cada segundo que pasaba, mis dedos solo buscaban hundirse en su suave cabellera negra. Me ponía nerviosa su aliento varonil y la presión que hacía su mano en mi cintura, por un momento sentí la necesidad de oler su perfume por lo que detuve el beso, rocé mi nariz en su cuello para volver a tener su perfume en mi percepción de olfato, pero no duró mucho antes de que él volviera a unir nuestros labios con desesperación.

Sí, lo hizo con desesperación.

Inició con un mordisco leve en mi labio inferior, leve y lento. Algo que hizo que mis piernas se sintieran un poco débiles. ¿Es tanto lo que puede llegar a provocar en mí? Sí.

Entonces venía la base del beso francés. Su lengua y la mía hicieron su encuentro finalmente. Nos tomamos un buen momento para esa mini sesión, realmente besaba demasiado bien y si fuera por mí, no nos detendríamos por ahora. Jimin comenzó a caminar llevándome hasta la pared. Oh oh.

Me posicionó contra la pared y estaba algo fría, sentía como mi piel se ponía de puntas por la calentura y por el frío de la pared. Calor y frío, era una sensación inigualable. Su mano descendió hasta mi trasero, apretándolo un poco. No sabía cómo reaccionar en ese momento, solo sentía que debía dejarle llevar. Entrelacé mis piernas a su caderas y su mano fue de mi trasero hasta mis caderas y volví a sentir la misma presión de hace rato. Sentía como empezaba a despegarse para ir besando mi mejilla, seguía haciendo un recorrido de besos hasta detenerse en mi cuello. Empezó a ejercer un tipo de presión, sus labios succionaron una pequeña parte de mi cuello y quería gritar, al menos un poco, quería liberar toda esta tensión acumulada.

 Ambos nos detuvimos ante la falta de aire, nos mirábamos tratando de controlar la respiración. Caminó conmigo aún envuelta a él y cerró el ventanal tras nosotros. Por mi cuenta, deshice el amarre de mis piernas en su cintura y quedé de pie frente a él. Jimin empezó a desabotonar su camisa con lentitud sin dejar de mirarme, estaba por morir a causa de un ataque cardíaco o algo solo por la forma tan vil en la que me miraba. Tenía un nudo en mi garganta desde que dejamos de besarnos hace unos 2 minutos y creo que se intensificó cuando su camisa cayó al suelo.

Bueno, ahora si joder, me va a dar el ataque. Voy a crear un lago por estar babeando frente a él. Estaba corta de respiración al ver su cuello, su clavícula y torso definido, todo descubierto frente a mí. Relamí mis labios, algo que definitivamente lo hizo perder un poco el control.  Dio pasos rápidos hasta quedar frente a mí, yo retrocedí hasta chocar con la pared del armario y él llegó a mí. Estampó sus manos en el armario, paralelas una con la otra, separadas por mi rostro.

  –Te quiero –dijo de repente, tomándome por sorpresa –te quiero para mí, solo para mí. Te quiero de verdad –y no pude evitar volver a besarlo. Estábamos tan cerca el uno del otro que el aire era escaso en la distancia de nuestros cuerpos. Era un beso desesperado, agitado, pero eso no significa que dejaba de sentirse bien.

Sentí que todo mi cuerpo se tensó cuando Jimin tomó entre sus manos el dobladillo de mi vestido, lo gracioso fue que yo no protesté y levanté los brazos. Ahora estaba en ropa interior delante de él y tenía miedo, no siento que hoy debemos llegar tan lejos.

  –Tranquila –dijo en mi oído, besando el lóbulo de mi oreja, como si leyera mis pensamientos –sé que esta noche no, ¿sabes por qué? Porque no quiero que pienses que hice todas esas cosas para venderme como un ángel para llevarte a la cama.

–Adivinaste, no quiero llegar hasta allí hoy. No porque piense que me tratabas de vender ilusiones, si no porque, simplemente sería como corromper lo bonito que fue. Pero...

–Pero... Si te soy sincero, no es que no quiera.

–Es exactamente lo que iba a decir –dije riendo.

–Picarona –dejó un camino de besos en mi cuello y me abrazó fuertemente por unos minutos. Yo también lo hice, y el contacto de nuestras pieles tibias a pesar de la baja temperatura que hacía en la noche, se sentía sensacional. –Duerme conmigo, por favor. Solo dormir, es lo que quiero, que me abraces toda la noche.

–De acuerdo –respondí. ¿A caso había algo mejor que dormir envuelta en sus brazos en nuestra última noche estando en Barcelona? 


 


perfume || park jimin [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora