19. La culpa era mía.

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PABLO.

19. La culpa era mía.

Noté cómo ella también salía al balcón enredada en las sábanas de mi cama.

—Con que "Vive lo que se ponga por delante y no des explicaciones". Eso es lo que tú llevas haciendo conmigo y con tu marido, ¿no? —conseguí decir entre tanta angustia que en este momento me torturaba en el pecho.

—Tú nunca me preguntaste nada. Tú has sido solo un amante. A ti no te tengo que dar explicaciones. Joder y tú eras el de la mente abierta, ¿no? —escupió ella.

¿¡"Mente abierta"!? ¿Mente abierta era meterse en medio de un matrimonio.

—¿Por qué no me lo dijiste antes? —le dije, tratando de controlarme apretando mis manos.

No le di tiempo a contestar.

—Esto está mal, muy mal. ¿¡Tú sabes el daño que le estás haciendo a tu marido!? —recordé aquel horrible día una vez más. Esa manera en la que no sentía mi corazón, en la que me lo arrebataron de la peor manera. Todo eso que sentí, ahora por mi culpa lo podría estar sintiendo otra persona.

Me sentí sucio, como el que estaba en el otro lado de la cama aquel día.

Seguía sin dejarla hablar. Sabía que si ella intentaba rebatir algo, me iba a hacer sentir mucho peor.

Me estaba tratando de controlar demasiado. En ese momento tenía ganas de echarla de mi casa, de llorar, de darle una patada a la puerta, de romper todo, de mandar todo al diablo.

¿Porqué mi vida no podía ir bien por una vez?

En ese momento me arrepentí de haber deseado algo que escribir el día con el que me topé por Los Ángeles con esta mujer.

La culpa era mía, nunca debía de haber deseado nada, nunca debería de haberme obsesionado, ni haberla buscado.

—¡Vete! —grité, sacando toda la rabia que llevaba dentro.

Las lágrimas se deslizaban por mis mejillas.

Ella hizo un gesto, intentando decir algo pero enseguida la callé.

—¡Que te vayas! —mis lágrimas ya no me dejaban seguir hablando.

Me dolía en el corazón tantos recuerdos. Aquel día fue el pero de mi vida, y ahora lo estaba rememorando, pero esta vez yo no estaba en el mismo lugar, y sin embargo me destrozaba igual.

Sin decir más, ella se vistió muy rápidamente, cogió su teléfono y se marchó.

Esta mujer era igual que mi exnovia, sólo me iba a traer problemas.

Estaba cansado de ser el niño bueno, del que todo el mundo se aprovecha.

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MARATÓN!

Espero que os gusten.

1/7 😊

En brazos de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora