11. Entre entrevistas

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PABLO.

11. Entre entrevistas.

Quizás lo mejor de mi trabajo no era precisamente el ir viajando de entrevista en entrevista, pero hasta eso echaba de menos.

En un solo día tenía que ir a tres programas de televisión. Eso era duro, empezando porque tenía que hacer algo que llevaba tiempo sin hacer: madrugar. Y como buen amante de la cama que eso, creo que eso es lo peor del día.

Cuando al fin me decidí a levantarme de la cama, solo me quedaban veinte minutos para ducharme, desayunar y vestirme.

Evidentemente, llegué tarde y con sueño a la primera entrevista del día.

Terminé casi a las tres de la tarde de salir de ambas entrevistas, con más cansancio que hambre.

Aún así, cuando mi mánager me devolvió a mi piso me preparé un plato de pasta precocinado y, cuando me lo terminé me fui directo a la cama.

La siguiente entrevista era por la noche y en directo para "el Hormiguero". Así que no me costó mucho decidir lo que iba a hacer: dormir.

Y así pasé mi día, entre entrevistas.

El día siguiente lo tenía libre, pero aún así decidí madrugar y salir a correr. Ya que había perdido un poco la costumbre.

Sí, para un día que me puedo quedar en mi cama sin hacer nada, voy y madrugo para ir a hacer deporte.

Me fui callejeando un poco por las calles. Entre eso y que eran las siete de la mañana, nadie me vio.

Pero, por desgracia yo sí que reconocí a alguien.

¿Tamara?

¿Era ella?

Madrid es grande, pero más grandes son los caprichos del destino.

No sabía si irme o acercarme a ella.

¿Cómo se supone que tienes que saludar o no saludar a alguien a quien te encontraste en Los Ángeles y acabasteis en la cama pero no habéis vuelto a veros aunque tú no dejas de pensar en ello?

En brazos de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora