10. Siroco.

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PABLO.

10. Siroco

Una semana después, tocaba volver a España. Echaba de menos mi tierra, mi Málaga, las fans de España, el cariño de mi gente...

Volé hasta Madrid para una de las primeras entrevistas que tenía en España sobre el lanzamiento de mi nuevo disco, que saldría a la venta dentro de una semana.

Al bajar del avión, ya podía observar de lejos como, por lo menos, una veintena de chicas se apelotonaban nerviosas e incluso casi llorando con carteles con mi cara o mi nombre.

Había visto muchos de esos rostros antes.

Tenía prisa y me dolía no poder dedicarle a cada una el tiempo que se merecían pero era el guardia de seguridad el que no me permitía hacer más que una foto de grupo y darles las gracias.

El jet lag se había apoderado de mí como nunca. Hacía mucho que no volaba y ahora pagaba las consecuencias.

Aún así, esa misma tarde tenía una entrevista para un programa de televisión en directo. Esto significaba máxima concentración en que no se me escapase ningún detalle del nuevo disco. Hasta ahora, solo había hecho público la portada del disco y el primer single.

Mi nuevo y cuarto álbum se iba a llamar "Siroco", como el viento. Como alguna vez dije, la música para mí era como un viento, así que mi álbum llevaría otro nombre de viento. Mi familia, la de sangre, bromeaba conmigo sobre si me tendrían que regalar otro cachorrito para llamarlo Siroco.

Y, recordando a mis familiares, les echaba mucho de menos. Estaba deseando irme a Málaga pero aún me quedaba un tiempo lleno de entrevistas y madrugadas sin dormir por Madrid. Estaba pendiente de un fin de semana libre para volverles a ver, a ellos, a mis amigos y a mi perro Terral, que ya debería de estar grande.

Toda mi estancia en Madrid se me haría más amena si no estuviera solo. Porque sí, había cientos de personas haciendo cola por verme si quiera dos segundos entrando a alguna entrevista, pero al llegar a mi casa, no había nadie, estaba solo.

La casa estaba vacía, nadie la llenaba de calor humano mientras yo no estaba, nadie me soportaba en mis insomnios antes de sacar disco, nadie me despertaba ni me traía el desayuno. Simplemente, estaba solo. Solo, rodeado de miles de personas.

En brazos de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora