18. Es mejor no pensar y dejarse llevar

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PABLO.

18. Es mejor no pensar y dejarse llevar.

Ambos aún con nuestra respiración agitada en esa habitación que había sido testigo mudo de lo que acababamos de vivir.

"No pienses, vive" fueron sus palabras justo antes de que ambos dejaramos de pensar y empezaramos a vivir.

No pensamos, simplemente nos dejamos llevar. Y al ritmo de nuestras respiraciones los cristales se fueron empañando.

—Eso ha estado muy bien. ¿Ves como es mejor no pensar y dejarse llevar? —explicó ella.

"Y no ponerle nombre", tarareaba mi mente.

—Pues me está gustando esto de dejarse llevar —le dije volviendo a acercarme lentamente a ella, con claras intenciones.

Ahora es ella la que se lanzaba a mis labios.

"No hace falta, si sientes ya está y déjame que te ronde". Estúpida canción, me estaba desconcentrando.

Volvía a besar nuevamente su cuerpo, recoriendolo, recordando sus lunares. Lentamente, encendiendo la llama que nos consumiría.

Era como si mis labios no tuvieran memoria, y necesitasen recorrerla a cada segundo.

Y en medio de todo este ritual por su cuerpo desnudo, sonó el estúpido teléfono.

Mierda, ¿no podría haberse perdido de verdad?

—No contestes—le supliqué continuándo con mis besos al ver que ella hacía el amago de coger el teléfono.

Y me hizo caso.

Pero en un rápido movimiento cometí el mayor error que pude haber cometido en mi vida. O el mejor.

Entonces descubrí lo feliz que se puede llegar a vivir en la ignorancia.

También de di cuenta de que en tan solo unos instantes te puede cambiar todo.

Paré de golpe y me levanté de la cama.

—¡Estás casada! —grité enfurecido, con el rostro al rojo vivo. No me importaban los vecinos.

Habí visto en la pantalla de ese estúpido aparato la llamada entrante de su marido, acompañado de una foto de ambos besándose.

Enseguida empecé a agobiarme bastante.

Ella estaba casada. Yo me había acostado con ella. Yo era el tercero en una relación.

Un flashback del día en el que encontré a mi exnovia con otro en la cama llegó a mi mente para torturarme.

Salí lo más rápido que pude a tomar el aire al balcón. En esos momentos me faltaba el aire.

Nunca me había imaginado en esa situación.

Estoy en medio de un matrimonio. Soy un idiota.

En brazos de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora