Nudes. Shawn Mendes

Capitulo diecinueve.

―Hola. ―Salude a mi madre y la de Shawn cuando estuve en la sala de mi casa.
―Hola, cariño. ―Saludo mi madre.
―¿Y Shawn? ―Pregunté a su madre, quien me había dedicado una sonrisa.
―No lo sé, dijo que tenía que hacer algo importante. ―Contestó, lo que hizo que me enfadara.
―Bueno, si me necesitan... Estaré arriba. ―Ofrecí, haciendo una mueca y señalando con mi dedo índice las escaleras.

Subí hasta la segunda planta de mi casa y me adentré en mi habitación. Me tire en la cama y solté un grito ahogado en la almohada.

Pasé toda la tarde dando vueltas en la cama, bloqueando y desbloqueando el teléfono.

―Emma, cariño. Baja. ―Pidió mi madre desde el otro lado de la puerta de mi habitación.

Me levante a regañadientes de la cama y me coloqué mi zapatillas. Salí de mi habitación y baje con total paciencia las escaleras hasta llegar a planta baja.

―Mira quién vino. ―Dijo mi madre emocionada. Haciéndose a un lado para dejar ver a Shawn parado justo detrás de ella.
―Madre, estaba ocupada. ―Anuncie algo molesta. Aunque no estaba molesta con ella, más bien con la persona detrás de ella.
―Emma, ¿Podemos hablar? ―Preguntó Shawn.
―Nosotras nos vamos. ―Anunció la madre de Shawn, llevándose a mi madre del brazo.
―Se supone que eso lo haríamos hace un par de horas atrás. ―Dije seca.
―Estaba haciendo otras cosas. ―Se disculpó.
―Seguro. ―Dije rodando los ojos.
―¿Estás molesta? ―Preguntó. Lo cual era un poco obvio, pero él se atrevió a preguntar.
―No.
―Si lo estás. ―Afirmó.
―Si tú lo dices...
―¿De qué me querías hablar? ―Preguntó.
―Ya no importa. ―Dije para dirigirme hacia las escaleras pero él me detuvo.
―Quiero escucharte ahora. ―Dijo mirándome directo a los ojos.
―Pero yo no quiero hablar. ―Dije soltándome de su agarre para dirigirme hacia las escaleras nuevamente.
―¿Se puede saber que hice mal? ―Preguntó alterado.
―¿Quieres saber qué hiciste mal? ―Pregunté molesta dándome la vuelta para regresar hacia él.
―¿Es por lo del te quiero, cierto? ―Preguntó frustrado. Levante mi ceja izquierda esperando que lo tomará como una respuesta. ―Deja de presionarme con eso. No puedo decirte algo que no siento. ―Gritó frustrado.
―Ya lo entiendo. ―Conteste, haciendo una pausa. ―Ya tienes lo que querías, ahora vete.

Me di la vuelta y subí las escaleras rápidamente. Entre a mi habitación dando un portazo.

Tenía tantas sensaciones dentro de mi.

―Emma. ¿Estás bien? ―Preguntó mi madre del otro lado de la puerta.
―Madre, no estoy de humor.
― ¿Qué pasó entre ustedes dos? ―Preguntó mi madre, quien ahora se encontraba frente a mí.
―Nada.
― ¿Y estás así por nada? ―Preguntó retóricamente mi madre. ― ¿Por qué pelearon?
―No quiero hablar de eso.
―Sea lo que sea, sé que lo van a arreglar.
―No es tan fácil.
―Se quieren. ―Dijo segura.
―El a mí no. ―Dije con algo de ironía.
―Solo ayúdalo a que lo descubra. ―Habló mi madre, para luego darme un beso en la frente e irse.

Hice toda la rutina que suelo hacer en las mañanas, pero esta vez con algo de pereza.

Cerré mi casillero y dirigí mi vista hacia la derecha; vi a Sean entrando al salón donde tendríamos clases, y en ese momento vinieron a mi mente las palabras de mi madre.

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Sean en multimedia.
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