Capitulo veintitrés.

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Mi madre había organizado una reunión con sus amigas. Todos los reunidos nos encontrábamos en el patio, algunos sentados y otros de pie.

Llegué junto a Sean con un vaso de ponche, y este me sentó en sus piernas dándome un corto beso en los labios.

―Casi derramas el ponche. ―Reclamé riendo, mientras mis labios seguían posados en los suyos.

―Valió la pena. ―Dijo atrapando mis labios, para luego soltarlos lentamente. Nos separamos al escuchar a alguien tosiendo estruendosamente detrás de mí.

―Emma, tu madre ha estado buscándote. ―Habló Shawn luego de calmar su exagerada y falsa tos.

―Mhm, bueno. Vuelvo en un rato. ―Anuncié hacia Sean quien veía cada uno de mis movimientos.

Acomodé mi blusa luego de levantarme de mi improvisado asiento y extendí el vaso a Shawn, quien lo tomo para luego yo emprender paso hacia mi madre, en compañía de él.

― ¿Me llamabas? ―Pregunté a mi madre, cuando estuve a su lado.

―Sí, necesito que vayas con Shawn a comprar más vino. ―Pidió.

―Madre, en la bodega hay vino. ―Contesté.

―No, no hay. Ahora ve.

―Esta bien, pero iré con Sean. ―Anuncié para girarme hacia Sean.

―No, quiero que vayas con Shawn. ―Ordenó haciendo que me detuviera. En algunos casos, mi madre podría convertirse en una tremenda molestia.

―Vamos. ―Dijo Shawn entrelazando su mano con la mía, de la cual me solté en cuanto hizo el primer toque con sus dedos.

―No me toques. ―Ordené. Dirigiéndome hacia Sean quien veía la escena atentamente.

Cuando llegue a él, me vio a los ojos en busca de una respuesta. Su cara era neutra, no expresaba nada. Sus ojos, de un azul intenso y un brillo inexplicable.

― ¿Qué tanto me ves? ―Pregunto riendo.

―Nada. ―Dije enlazando mis brazos a su torso, formando un abrazo. ―Vendré en un par de minutos, iré a comprar algunas cosas.

―Esta bien. ―Dijo apretándome aun más a sus brazos.

―Vamos. ―Dijo Shawn fastidiado.

―Si quieres puedes ir a mi habitación, sin que te vean. ―Dije susurrando en su oído para luego depositar un beso corto en sus labios. ―No toques nada.

Luego de mi última advertencia me dirigí hacia la salida, en donde era impacientemente esperada por Shawn.

Nos dirigimos hacia su auto y este me abrió la puerta del copiloto. Me puse el cinturón de seguridad en lo que Shawn subía al otro puesto, y repetía mi acción. Me acomodé en el asiento y puso el auto en marcha, antes de partir mire a la ventana de mi habitación y ahí se encontraba Sean a un lado de la cortina.

Luego de un par de minutos y giros en diferentes avenidas, llegamos a la tienda. Shawn bajo del auto y al ver que yo no lo hacía, se devolvió hacia mí.

―Tu ve por el vino. ―Ordené.

― ¿Y tú que harás? ―Preguntó.

―Esperare en el auto. ―Dije sonriendo falsamente, mientras sacaba el celular del bolsillo izquierdo de mi pantalón.

"Te estoy esperando." Mensaje de Sean. Recibido a las 5:40 p.m.

"Acabamos de llegar a la tienda." Mensaje enviado a las 5:40 p.m.

"¿Por qué tu armario es tan grande?" Mensaje de Sean. Recibido a las 5:42 p.m.

Reí al leer el último mensaje y bloquee mi celular. Mire hacia la entrada de la tienda y allí se encontraba Shawn saliendo con varias bolsas en sus manos. Mi celular vibró nuevamente, desplegando una nueva notificación.

El cielo comenzaba a oscurecer, y el sol a ser remplazado por la luna. Baje del auto rápidamente cuando este estacionó frente a mi casa.

Subí rápidamente las escaleras con rumbo a mi habitación y abrí la puerta, encontrándome con un Sean tendido en mi cama. Me acerque un poco más a él, vi sus ojos cerrados y su respiración calmada.

―Ya vine. ―Susurré cuando estuve a su lado en el pie de la cama. No obtuve respuesta de su parte.

Traté de despertarlo con un beso, pero en el momento que acerque mis labios a los suyos, este me tomo de la cintura y me tiro encima de el.

―Te odio. ―Dije riendo.

―Yo se que no. ―Contestó acomodando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. Sonreí bobamente.

― ¿Quieres bajar? ―Pregunté.

―No, estoy bien aquí. ―Dijo dando un beso en mis labios. ―Hablemos mejor.

Sonreí ante su petición. Siempre trataba de sacarme una sonrisa y hacer cosas simples, su sencillez me encantaba.

― ¿De qué quieres hablar? ―Pregunté colocando mis manos entrelazadas en su pecho.

―De ti, de mí o de tu gran armario. ―Contesto riendo luego de las últimas palabras.

―Hablando de armario. ―Dije levantándome y dirigiéndome a la puerta de mi armario, siendo perseguida por él. ―El otro día compre un vestido, pero no me gusto como me quedo.

Busqué el vestido dentro del armario y no lo encontré, vi a Sean viendo la ropa que ya había revisado mientras se sentaba en el mueble que allí se encontraba.

―Aquí esta. ―Dije sacando un vestido negro. ―Tendré que regalarlo. ―Hablé haciendo un puchero, mientras dirigía mi mirada a Sean.

―Pruébatelo. ―Pidió.

―No, me queda horrible. ―Dije alarmada, exagerando un poco.

―Por favor. ―Pidió sonriendo.

―Esta bien, siéntate en la cama. Salgo en un minuto. ―Accedí a su petición y espere que el saliera.

Mire el vestido en mis manos y me lo coloque; un vestido negro, ceñido al cuerpo, con un corte por encima de las rodillas, manga corta y abierto en los hombros.

Salí del armario y Sean dirigió su vista hacia mí.

― Ya sé que me queda horrible. ―Dije haciendo una mueca.

―Te queda perfecto, pero no saldrás con ese vestido a ningún lado. ―Hablo tomándome por la cintura. ―No quiero que nadie te vea como solo yo te puedo ver.

― ¿Y cómo es eso según tu? ―Pregunté pícara, mientras levantaba mi ceja izquierda.

―No te puedo dar detalles. ―Dijo mientras atrapaba mis labios con los suyos. ―Pero no regales el vestido.

― ¿Qué se supone que hare con un vestido que no puedo usar? ―Pregunté riendo.

―Lo estas usando justo ahora.

―Buen punto. ―Dije entrando al armario para cambiarme por lo que tenia puesto anteriormente.

―Todo lo que haces y todo lo que eres, me encanta. ―Dijo tomando mi brazo para detener mi paso. ―Eres quien me hace feliz y a quien quiero hacer feliz.

Sus palabras fueron muy inesperadas, causando un sentimiento inexplicable en mi interior.

―Se que no sientes lo mismo por mí, pero yo no te pido que lo hagas. Te he dado mucho tiempo y puedo esperar más. ―Dijo posando su mano en mi mejilla. ―De verdad te quiero y no me importa esperar.

―No tienes que esperar. ―Dije tomando la mano que reposaba en mi mejilla.

....

Hola. Aquí nuevo capítulo. Espero les guste, perdón por no actualizar tan seguido.

¿Qué les pareció la confesión de Sean?

Comenten y voten si les gusto. Hasta la próxima. Las amo

Ana.

Nudes. Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora