Llegó a la puerta, el sudor corría por su frente y ni que se diga de su ritmo cardíaco, iba tan acelerada como nunca; presenciar aquel hecho fue uno de los peores momentos que pudo haber vivido, y aparte muy vergonzoso. Pueda que suena exagerado para muchos, pero para él era lo peor. Ni siquiera cuando sus padres estaban juntos sucedían tales cosas.
Al diablo el trabajo, al diablo los papeles, al diablo su hombría; lo único que quiera era salir de aquel "prostíbulo" para nunca más volver... Esto ya le sirve de experiencia de nunca más pisar este departamento.
-¿Flash?
Apretó la perilla, que ya estaba a poco de girarla, mientras apretaba sus párpados con fuerza. Se maldijo a sí mismo por no haber sido más veloz.
Flash giró sobre sus talones para estar al frente de su padre.
-Hola papá. -Dijo fingiendo naturaleza. Pero por dentro su corazón latía con fuerza.
-¿Acabaste de llegar? -Le preguntó.
-Sí. -Sonrió, soltando la perilla. -Justo ahora cerré la puerta.
Golden se quedó pensando por unos segundos, por un momento creyó que su hijo estuvo cerca de su habitación, escuchando los gritos de su linda Crepusculo; algo que en realidad si sucedió. Agitó un poco su cabeza para alejar esa idea, también sintió alivio. Sonrió para acercarse a su hijo con la intención de abrazarlo.
El ojiazul retrocede unos pasos, con una mirada sumamente seria. Con sólo saber que su padre acabó de estar con una mujer, sentía asco y repulsión, no quería abrazar a su padre. Que cosas pudo haber tocado Golden con sus manos. Un escalofrío recorrió su cuerpo de tan sólo imaginarse.
-¿Qué sucede?
-Ya estoy un poco grande para que me sigas dando abrazos. -Excusó. Sólo quería estar lo más alejado posible de él.
-Oh, entiendo. -Sintió pesar al escuchar eso de su hijo. -Y... ¿Cómo así estas aquí?
-Bueno... necesito unos cheques y recibos para un trabajo que realizaré el día de mañana. Y tu estudio ya está vacío. -Se rascaba su nuca. -Y pues vine aquí para que me des algunos.
-Está bien, hijo. Ya te los daré. Primero...
-¿Es tu hijo, Golden? -Una voz femenina lo interrumpe.
Una chica de ojos violeta y cabello azul oscuro con dos franjas, una magenta y la otra morada, apareció detrás del cuarentón. Flash la miraba de pies a cabeza. Ella llevaba puesta una bata color rosa pálido, ésta moldeaba su cuerpo, curvas perfectas y silueta delgada.
-Zorra tenía que ser. -Flash pensó, irritado por haber conocido a la amante de su padre.
Golden voltea. Ella camina hasta llegar a él, el brazo del hombre rodea la cintura de la chica.
-Los presento... Flash, ella es Twilight Sparkle o, como yo la llamo, mi linda Crepusculo. -Golden la miraba embobado. -Y mi linda Crepusculo, él es mi hijo.
Twilight miraba al chico detalladamente, para ella era como ver a Golden con menos de veinte años de edad, y aparte de que lo veía muy atractivo.
-Mucho gusto, Flash -Twilight extiende su mano.
No tenía la intención de tocarla. Aún sentía asco. Él mostraba un semblante arrogante, de desagrado, incomodidad; hasta llegó a sentirse que estaba ahí de sobra.
-Mucho gusto. -Dijo él sin recibir la mano. Golden miraba a su hijo con desapruebo. Twilight bajo su mano disimuladamente mientras mostraba una pequeña sonrisa.
El hombre negó con la cabeza.
-Voy a bañarme. -Dijo.
-Pero papá...
-Les daré la oportunidad de que se conozcan mejor. -Le dio un corto beso a Twilight. Giró para empezar a caminar. -Después del baño te daré los papeles. -Terminó desapareciendo, dejando a los dos completamente solos.
-Genial. -Flash susurró sarcásticamente.
-No te agrado, ¿cierto? -La joven preguntó, mirándolo relajadamente.
-Acertaste. -Respondió irónicamente. -No me agradas para nada.
Twilight rió
-No entiendo la gracia. -Se cruzó de brazos.
-¿Tienes diesciete años, no? -El ojiazul asintió de mala gana. -Actuas como un niño de nueve años al no aceptar a su madrastra.
Al escuchar aquello, abrió sus ojos a más no poder. Se sintió ofendido por haberle dicho infantil, pero a la vez sentía unas ganas profundas de reír por hacerse llamar "madrastra". Y al final lo terminó haciendo.
Twilight siente una pequeña felicidad interior por haber hecho reír al muchacho. Ella sonríe.
-No sé quién eres para venir a insinuar que eres mi madrastra. ¡Ah no! -Chasqueó sus dedos. -Espera. Ya sé lo que eres.
-¿Me lo podría decir? -Preguntó ella ingenuamente.
-Una zorra. -Le respondió sin problema alguno.
Flash ya estaba preparado para recibir una cachetada de parte de la chica, pues estaba muy consciente de lo que le terminó de decir, y sabía muy bien que eso estaba en contra de su moral. Él no es el tipo de chico que le gusta lastimar a las mujeres ni con las palabras, pero, a pesar de que la acabó de conocer, el odio que sentía hacia Twilight hacía que cambie drásticamente su forma de ser y de tratar.
Pero Twilight sólo se resignó a suspirar.
-Entiendo.
-No, no lo entiendes. -Negó con la cabeza. -No sabes el coraje que siento al haber conocido a la amante de mi padre.
-¿Acaso me culpas por la separación de tus padres?
-En parte no. Mis padres ya se odian desde hace mucho... Seas tú o sea otra, de igual manera se hubieran separado; y eso que demoraron mucho en hacerlo... Aunque, en realidad, la separación se dio porque mi mamá llegó a leer varias de sus conversaciones.
-Entonces es un "sí" como respuesta.
Flash rodó los ojos.
-Ah, y que te quede muy claro. No eres mi madrastra.
-Pero lo llegaría ser si tu padre llega a pedirme matrimonio.
-Lo dudo. -Apoyó sus manos sobre su nuca, mientras sonreí irónicamente. -Se nota que no conoces muy bien a mi padre. Él juega con las mujeres, está con una y después con otra. Así de simple. Te puedo asegurar que no serás la última. No tendras diecinueve años para siempre, se conseguirá otra más joven que tú de aquí en un tiempo.
-Veintidós. -Le corrigió. Flash se sorprendió a tal edad.
-Bueno, veintidós años.
-Yo confío en él.
-Bueno, ahí verás tú. Me da igual. -Empezó a caminar de un lado a otro en la sala.
-Mira, sólo espero que en un futuro nos llevemos muy bien.
-No. -Negó de inmediato. -Ten por seguridad que ésta es la primera y única vez que me verás al frente tuyo. No pienso volver a este lugar nunca más.
En ese momento Flash recordó lo que había presenciado hace unos minutos, él sacude su cabeza con el fin de no volver a pensar en eso.
Twilight miraba al joven con servidumbre. Lo que menos quería era que el hijo de su pareja la odie, pues enseguida le entraba aquel sentimiento de culpa.
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Amarte Está Prohibido.
FanfictionHaberse enamorando de ella fue uno de los peores errores que pudo haber cometido, y más aún si se trata de la novia de su padre. >Hacerte el amor en la cama de mi padre no me hace el hombre más feliz del mundo... lo único que más deseo es gritarle...