Capítulo # 20

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El ambiente alegre, la alta música, las personas bailando, el alcohol siendo bebido por muchos. Ya era más de las tres de la madrugada, varios de los invitados se estaban yendo a sus respectivos hogares, para algunos el nivel del alcohol en su sangre ya había pasado el límite. Timber estaba dormido en un rincón del enorme salón, ya no aguantó más. Por otro lado, por más inesperado que pareciera, Flash seguía bailando con una chica que había terminado de conocer. Gloriosa estaba a pocos metros de la pareja, su mirada los fulminaba, estaba enoja y decepcionada a la vez; quería aprovechar esta oportunidad para acercarsele más, pero fue en vano el intento. La joven estaba cansada, vio a su hermano completamente dormido, quería ir a casa. Se paró de la silla en la que estaba sentada para acercarse al peliazul.

-¡Flash, ya vámonos! -Gritó debido a la alta música.

Él no respondió, al parecer la ignoró por completo. Volvió a gritarle, pero nada. Optó por tirar de su brazo, aquel acto hizo enojar a Flash.

-No me quiero ir, déjame en paz. -Su actitud era debido al alcohol que había bebido. -Si quieres vete tú con Timber. No me pienso ir ahora que la estoy pasando bien.

Le era inútil seguir intentando, así que decidió ir por su hermano. Empezó a agitarlo con delicadeza, lo terminó despertando.

-Vamos a casa. -Dijo sin expresión alguna.

-¿Y Flash? -Preguntó luego de haber dado un largo bostezo.

-Sigue bailando, no se quiere separar de esa cuatro ojos. -Respondió enojada, refiriéndose a la chica con la que Flash bailaba.

El chico se incorporó, acto seguido miraba por todos lados buscando a su amigo. Finalmente lo encontró. Se puso de pie para acercarse a él.

-¡Será inútil! ¡Es muy terco! -Grita Gloriosa viendo como su hermano iba en dirección hacia el peliazul.

Timber llega hasta él, sin ningún aviso agarra a Flash del brazo y lo aleja dejando a la chica sola y confundida.

-¡Oye!

-Es hora de que el bailarín vaya a casa. -Comentó divertido.

-No pienso ir a esa casa. -Flash se resistía, pero en ese caso, Timber le ganaba en fuerza. -¡Déjame!

-Tu padre ha de estar preocupado.

Flash de un momento a otro empezó a reir a carcajadas.

-¿Preocupado? Por favor, está muy bien acompañado, ¿Preocupado por mí? Eso lo dudo.

-Di lo que quieras, pero tu padre me pidió que te regrese a casa.

-Ni que fuera un niño pequeño para que pida tal cosa.

Timber rió a lo bajo.

Los tres jóvenes ya habían salido de la fiesta. El paso de Flash estaba muy descordinado, por lo que los dos hermanos lo ayudaban en el caminar. El peliazul hablaba cualquier pendejada que se le ocurría mientras reía a lo loco.

-¿Ahora quién es el loco?  -Comentó Gloriosa ante la actitud desconocida de Flash.

-Esa chica linda... con la que bailaba se parecía a una persona que odio demasiado, que irónico. -Dijo de manera eufórica. -Cuando la vi, la belleza parecida a aquella mujer me atrapó de inmediato.

Gloriosa apretó sus puños al escuchar aquello.

-¿Al menos le preguntaste su nombre? -Preguntó Timber.

-No fue necesario, ella mismo me lo dijo. Se llama Moondancer... lindo nombre.

-Esa persona que odias, ¿La conozco?

-No. Es la novia de mi padre, la muy zorra se metió con él sabiendo que estaba casado. -Aquellas palabras fueron dichas en voz baja.

-Ya veo.

En ese momento Timber se dio cuenta del por qué su amigo no quería regresar a su casa. Viniendo de una persona como Flash, era imposible, pero con lo que le relevó supo de inmediato que su amigo está enamorado de una mujer prohibida.

[...]

Golden la tenía atrapada entre sus brazos, su sueño era completamente profundo mientras buscaba el calor entre las sábanas. A diferencia de él, Twilight no podía conciliar el sueño. Por más que quería encontrar la posición adecuada y entrar a un profundo sueño, le era imposoble. No sabía cual era la hora exacta, pero estaba consciente de lo tarde que era. Su pierna se movía inconscientemente de lo desesperada que estaba. Ningún ruido, ningún paso, ningún foco siendo prendido daba señal de que Flash haya llegado.

Aquella larga espera al fin había acabado. La puerta de entrada fue cerrada con fuerza. Twilight no tardó en quitar las manos de Golden de encima para correr hacia el recién llegado. Al llegar, ve a Flash apoyado sobre un pilar, su brazo escondía su rostro. Luego de tener su vista despejada, Flash se dio cuenta de que ella estaba presente.

-Mierda. -Susurró para luego empezar a reír.

-Estás ebrio. -Comentó al ver el aspecto desordenado del joven.

-No me digas.

-Estaba preocupada.

La sonrisa sarcástica que llevaba el peliazul no desaparecía mientras reía constantemente.

-¿Qué pretendes? ¿Me quieres provocar? ¿Quieres aprovecharte ahora que me ves confundido? ¡¿No te bastó con lo que hiciste con mi padre?! -Gritó con locura. Twilight no evitó sentir miedo, por el cual retrocedió unos pasos. -Eso...  tenme miedo, ¡aléjate de mí! No me hagas las cosas más difíciles.

-Fla-Flash...

Gruñó del coraje que sentía, golpeó a aquel pilar con su puño; acto seguido, se acercó a ella sin más. La terminó acorralando, atrapandola entre la pared y él. Los ojos de él recorrían el delgado cuerpo de Twilight, a penas llevaba un pequeña bata casi transparente, eso le provocaba más, es más, se la comía sólo con su mirada. Finalmente sus miradas se cruzaron.

Flash se dio cuenta que estaba equivocado en cuanto a la comparación que hizo con la chica que conoció en la fiesta. Al tenerla tan cerca nuevamente, esta vez se aseguró de ver cada detalle de ésta. Sin duda Moondancer no se igualaba para nada a la belleza de Twilight. En su mente no paraba de admitir lo hermosa que era la ojivioleta, y lo loco que lo tenía. En cuanto a Twilight, aquel miedo que le invadía desapareció por completo al tenerlo a pocos centímetros de ella, en ese momento sólo deseaba que él la posea por completo... sólo era cuestión de esperar.

-No puedo alejarme de ti. -Dijo Twilight entre suspiros. -Sólo... déjate llevar.

Sus respiraciones se cruzaban. Flash ya se había rendido, estaba dispuesto a hacer lo que tanto ella como él deseaban. Pero empezó a sentir temor, era algo nuevo para él y aquella mujer no le correspondía.

-No... no puedo. -Se alejó de ella con rapidez. -N-no... mi padre... esto no es posible.

Negaba con su cabeza desesperadamente mientras no cesaba de retroceder y sus manos desordenaban su cabello debido a la angustia. Finalmente Twilght quedó sola, consternada ante tal rechazo y con el deseo sin ser complacido.

Amarte Está Prohibido. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora