Capítulo # 22

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En el colegio, la mayor parte de los estudiantes ocupaban la mitad de la cancha de fútbol mientras que la restante estaba ocupada por los estudiantes perteneciente al colegio del equipo visitante.

El equipo de CHS, los Wondercolts, ya estaba completo. El entrenador caminaba de un lado a otro mientras vociferaba las instrucciones con respecto al juego que realizarán en pocos minutos, los jugadores miraban a dicho hombre con suma atención.

-Bien equipo, estamos a quince minutos de empezar el partido. -Informó el entrenador después de haber visto la hora, sus nervios eran notorios. -Aprovechen ese tiempo para calentar, ir al baño o rezar, en serio, necesitan hacerlo... -Uno de los jugadores obedeció a lo último, con un rostro de preocupación juntó sus manos y en voz baja empezó a repetir las oraciones. -Una vez que el arbitro de la señal de que el juego va empezar, no tarden en presentarse en la cancha... Tengamos fe de que esta vez si vamos a ganar, ¿entendieron? Este partido decidirá nuestro futuro como equipo.

Los nervios de cada integrante, incluido del entrenador, estaban a flor de piel.

-¡Sí, señor! -Gritaron todos al unísono. Aunque no estaban del todo confiados, conocían al equipo contrincante, tenían toda la seguridad de que nuevamemte iban a perder contra ellos; ya era algo muy normal.

Los jugador se empezaron a separar. Flash se dirigió al baño, pero antes de que él entrase, se cruza con alguien. Al verle su rostro y el uniforme que llevaba puesto, ya sentía como su humor se estaba yendo a los suelos.

-Mira, Storm. Antes de que empieces con tus amenazas, te pido que sólo por esta vez lo dejes pasar. -Sugirió Flash con una expresión cansada y de pocos amigos. -Es inútil que lo hagas cuando ya todo el mundo sabe que tu equipo será el ganador. No tiene sentido que lo hagas cada vez que nos enfrentamos... Piénsalo, esta será la ultima vez que nos vemos.

El joven de ojos verdes empezó a reír a carcajadas, confiado de su victoria. El peliazul no le veía ninguna gracia, por el cual decidió ignorar y seguir su camino.

-Escucha, Sentry. -Lo detuvo. -Dejar pasar una de mis amenazas es un pecado, tengo el deber de dejar en claro cual es mi posición y cual es el tuyo. Mientras que yo estoy en la cima junto con halagos y felicitaciones, tú estás en la mugrienta tierra recibiendo abucheos y maldiciones. Así de simple, el fracaso es lo tuyo. Siempre lo fue, lo es y lo será por el resto de tiempo que te queda como capitán de tu equipo pendejo, que como van las cosas, no creo que durará por mucho.

Flash apretó sus puños con fuerza tratando de no perder la cordura. Su cólera llegó al límite, quería golpearlo, pero prefirió no hacerlo.

Ya no quería ser ofendido por un jugador de cuarta, ya estaba harto de eso, tenía que terminar de una vez por todas la engreida actitud de Storm. Y la mejor manera de darle un fuerte golpe sin la necesidad de usar sus manos era ganar el partido. Quería ver su rostro y pisotear su orgullo al ver quien en el final terminará en la cima, y esta vez se asegurará de que no sea su oponente.

Estaba decidido a ganar, no pensaba dejarle el triunfo, no quería que su equipo dejara de existir.

[...]

El último gol, el triunfo, los alumnos de CHS gritaban de felicidad, los "enemigos" boquiabiertas por el inesperado final. El capitán perdedor, tirado en el césped, trataba de similar el resultado, no lo entendía. ¿Acaso le faltó decirle algo a su competencia? ¿No fue lo demasiado amenazante? No lo quería creer, pero era así, perdió y no podía hacer nada al respecto. Sólo ver como lo abuchean y le gritan lo mal capitán que es al dejar perder a su equipo.

Lanzó un grito de ira, no quería irse sin darle el merecido a aquel peliazul que dio el último gol en el juego.

Se alejó de la cancha, el lugar donde lo dejaban en vergüenza, en busca de aquella persona que le quitó su triunfo, su lugar.

No fue difícil encontrarlo, la multitud que lo rodeaba con el fin de felicitar al equipo completo era visible desde varios metros. No le importó nada, empujaba a cualquiera que se le cruzaba en su camino. Finalmente llegó al centro de la muchedumbre, sin aviso previo, agarró a Flash de la camisa alejandolo de todos. De un sólo golpe lo tiró al suelo, un hilo de sangre salió de la parte final de su ceja derecha. El peliazul no lo quería dejar pasar, ya no quería quedarse sin hacer nada, no pretendía dejarse golpear por alguien que le jodia cada vez que se enfrentaban en una cancha de fútbol. No quería llegar a eso, pero no tenía otra opción.

Si Soarin Storm quiere pelear, pues pelea es lo que tendrá.

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