Capítulo # 8

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-Y ¿luego? -Preguntó Ringo intrigado por saber más de la historia. Ni él ni su amigo Brawly despegaban la vista sobre el ojiazul.

-No sucedió nada más. -Respondió luego de dar un suspiro. -No recuerdo cuántas horas aproximadamente fueron, pero puedo asegurar que estuvimos bailando por un largo rato.

-¡¿Es en serio?! -Exclamó Brawly, agarrando los hombros de su amigo para luego empezar a sacudirlo. -¿Ninguna insinuación? ¿Ningún beso? ¡¿Nada?!

Flash negó con su cabeza mientras trataba de zafarse de Brawly.

-No sucedió nada, pero no niego que la pase muy bien con Sunset. Fue algo... que nunca creí que sucedería. -En sus labios apareció una pequeña sonrisa. -Aquella noche fue realmente mágica, muy inesperada en verdad.

-Al menos miremos el lado positivo, Sunset ya no te va a ignorar. -Dijo Ringo. -Será difícil olvidarte después de haber bailado juntos en una fiesta.

-Ya no te busque solo para trabajos grupales, sino tal vez para una cita. -Lo miró pícaro.

-Quizás... ya tenga una  oportunidad. -Susurró el joven lleno de esperanzas.

Le llenaba de ánimo de tan sólo pensar que hay una pequeña probabilidad de que pueda existir una historia entre ella y él. Sin duda se sentía emocionado.

Flash alzó su mirada para luego  dirigirla hacia el lugar donde se encuentra Sunset Shimmer. Ella se encontraba en la primera fila. La joven sintió de inmediato que alguien la estaba observando, sigilosamente se voltea para luego cruzar mirada con Sentry. Ella le sonríe mientras le saludaba con la mano, el chico no tardó en hacer lo mismo.

-Es tan hermosa. -Comentó con su mirada perdida y sonrisa embobada.

Sus dos amigos cruzaron miradas al ver la extraña actitud de Flash. Pues era la primera vez que lo veían actuar de una manera... romántica.

Días después.

El ojiazul llegó a su casa después de un largo día de colegio. Caminó hacia la cocina, su mamá estaba ahí.

-Buenas tardes. -La saludó mientras se acercó a una de las ollas para revisar que había de comer.

-Buenas tardes, hijo. Ve a cambiarte rápido para que almuerces, este fin de semana pasarás en el departamento de tu padre.

-¡¿Qué?! -Exclamó, alejándose de las ollas. -¿Por qué? 

-Porque tu padre lo pide.  -Respondió cortante. -Hoy me llamó, me pidió que te mande a su departamento. Dice que te extraña.

-Pero para eso están las llamadas, por medio de eso puedo hablar con él. No hay necesidad de pasar más de dos días en su departamento. -Flash refutó con un tono elevado. -No quiero ir.

-Flash, deja de comportarte como un niño y ve a hacer lo que te pedí. -Exigió.

-Por lo mismo, ya no soy un niño para que ustedes me digan a donde debo pasar un fin de semana. 

La señora ya harta de mal comportamiento de su hijo, dejó a un lado lo que estaba haciendo para girar y estar frente a frente de Flash.

-Mira, aquí las cosas son de esta manera... -Un tono amenazante apareció en ella mientras miraba a su hijo con una ira de mil demonios, dejándolo completamente inmóvil -Aquí en esta casa se hace lo que yo digo, tú vives bajo mi techo y también bajo mis normas. Tu padre te quiere allá para que pases el fin de semana con él, yo no tengo ningún derecho a oponerme a aquello. Es tu padre y tú su hijo, no te hará ningún daño que pases un rato con él. Así que ahora mismo subes a tu habitación, guardaras ropa necesaria en tu mochila, te alistaras y, por último, bajarás a almorzar para que puedas ir donde su departamento, ¿está claro?

Amarte Está Prohibido. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora