L O N D R E S [ N.H ]

Capítulo 3 - Ojos azules

Me levanté del suelo tomando mi bolso y dejándolo en el sillón. Me dirigí tan pronto como pude a la cocina por una botella de vino. De la alacena tomé una copa donde me serví el líquido rojo antes de llevarlo a mi boca. Lentamente aprecie el sabor, dulce y ácido... Fresco y cítrico.

Rellené la copa y me fui a mi habitación cayendo sobre la cama con la mirada al techo tratando de ordenar mis pensamientos.

Después de un rato me di una ducha. Me apetecía escuchar música en mis audífonos, relajarme y botar los pensamientos era lo que convenía hasta quedarme dormida, cosa que no disfruté demasiado pues me despertó el teléfono sonando a todo volumen por una llamada de un número desconocido.

—¿Camila?

—¿Sí...? —identifiqué la voz de Niall de inmediato. —¿Qué pasa? —contesté adormilada a punto de bostezar.

—¿Estabas durmiendo? Oh, lo lamento no debí llamar.

—Tranquilo no pasa nada... ¿Qué es lo que necesitas?

—Quería saber si estabas ocupada el viernes, no lo sé... Podríamos planear algo juntos —rodé sobre la cama quedando boca abajo recargada en un cojín. —¿Qué te parece?

—Ah, está bien. El viernes será, ¿cómo a que hora?

—Mañana te aviso y lamento haberte despertado —una suave risa brotó del otro lado de la línea.

—No te preocupes —sonreí.

—Tengo que irme, cariño.

—Adiós.

¿Me dijo cariño?

De pronto recordé a Alice, le llamé y no contestó. Dos de la tarde marcaba el reloj, ya tenía hambre y que mejor que cocinar filete de pescado con una ensalada de verduras.

Delicioso.

Al terminar de comer obtuve la llamada.

—Disculpa por no contestar, estaba ocupada.

—No hay problema, cuéntame, ¿cómo han estado las cosas por allá?

—Ha sucedido demasiado —dió un largo suspiro.

—Te escucho —coloqué el teléfono entre mi oído y hombro mientras llevaba los platos al fregadero.

—¿Recuerdas a Jessica? Bueno, ella está embarazada. Me la encontré, yo no le iba a hablar... —Rodé los ojos colocando rápidamente el teléfono un poco alejado de mi con el altavoz ya puesto. —Pero me reconoció.

—Sabes que a mí no me interesa lo que pase en su vida.

—Ella me habló —insistió. —Será madre soltera. Dice estar muy arrepentida por lo que paso aquella vez. Se veía tan distinta a como era antes que pienso que deberías perdonarla, ya han pasado más de cinco años. Ella te hizo un favor.

—Ella no hizo nada más que traicionar y burlar mi confianza.

—También me encontré a Aaron y me pregunto por ti...

De inmediato mi cuerpo se tensó. Un escalofrío recorrió mi espalda a la par que una náusea.

—Lo mandé a la mierda. Aún así continuó hablando de cuan arrepentido está. Quiere encontrarte para pedirte disculpas personalmente. Ese imbécil no se cansa.

Respire profundo cerrando los ojos, su nombre lo había sepultado en el pasado y la mención traía consigo recuerdos profundos que prometí olvidar. No necesitaba saber de él, sólo traía problemas a mi vida física y emocional.