Capítulo 22 -Y vivieron felices para siempre.

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Unos fuertes golpes en la puerta del gran hotel irrumpieron la tranquilidad de mi sueño

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Unos fuertes golpes en la puerta del gran hotel irrumpieron la tranquilidad de mi sueño.

Habíamos llegado la noche anterior a Rhinefield House Hotel en tren lo cual fue un viaje maravilloso por los paisajes silvestres que nos podía ofrecer Inglaterra. Niall parecía entusiasmado con la idea de llegar al lugar al que desde niño quería volver a visitar pero no había podido. Durante todo el viaje me habló que era como un castillo antiguo con un lago gigante frente a la construcción.

—¡Wow ésta vista es impresionante!

—Me recuerda a Irlanda —se mordió el pulgar.

—A ti te recuerda todo Irlanda —me burlé y seguí tomando fotos desde el vagón.

—No puedo evitarlo —me sonrió. —Un día te llevaré a conocer la tierra donde nací —tomó el dorso de mi mano para besarlo suavemente.

—¿Hablas en serio? —pregunté emocionada con los ojos abiertos de asombro. —Eso me encantaría de tantas formas que no podría describirlo.

Sonrió satisfecho abrazando mi cuerpo, después me levanto hasta estar sentada en su regazo y poder besar mi frente.

Por otra parte, Danielle estaba más que nerviosa y los pocos minutos que hable con ella me contó que la ceremonia sucedería en el bosque como si fuera el cuento de hadas con el que siempre soñó. Volví a la realidad con los golpeteos y gritos detrás de la puerta de mi habitación.

Hoy era el gran día.

Me gire a mi costado dándome cuenta que Niall no estaba y en su lugar una nota con letra manuscrita relataba que estaría en el campo de golf que había descubierto gracias a unos amigos del novio.

Me puse de pie anudando mi bata de seda de dormir. Bostece y talle mis ojos aún sin arreglar mi cabello desordenado. Camine y abrí la puerta sólo para ser empujada por un par de chicas incluida Danielle.

—¡Camila! —gritó espantada.

—¿Qué pasa? —tragué duró por la expresión que tenía. —¿Pasa algo malo? ¿Es Niall, él está bien?

De un momento a otro la preocupación comenzó a crecer a niveles exagerados en mi sistema provocando cosquilleos en las palmas de mis manos.

—¿Niall? No, Camila —negó frunciendo las cejas. —Se supone que ya debes estar lista.

—¿Qué? —entre dos mujeres que había conocido la tarde de ayer me arrastraron devuelta a la cama.

—¡Mi boda ya va a comenzar y tú estas dormida! —sentí como la sangre abandonaba mi rostro.

—No... Yo no pude dormir tanto... —una chica pelirroja abrió de par en par las cortinas pesadas de la habitación.

—¡Debemos darnos prisa! En veinte minutos empieza la ceremonia —casi gritó Sherlyn.

L O N D R E S [ N.H ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora