L O N D R E S [ N.H ]

Capítulo 36 - ¿Qué somos?

De un momento a otro Camila me estaba besando de una forma tan inapropiada que podría escandalizar si estuviésemos en un lugar público. Afortunadamente era mi habitación de la que hablábamos, mi cama para ser exactos. Gemí cuando su boca paso a mi mandíbula y luego a mi cuello donde su lengua se deslizó con facilidad, sentía mis piernas flaquear con cada toque.

—Princesa... —Mi voz tembló cuando sus caderas frotaron mi entrepierna. —¿Qué h-haces?

—Lo que siempre has querido —su voz era tan seductora que me recorrió un escalofrío. Sus movimientos circulares se intensificaron tanto que no paraba de gemir entre sus labios. —¿Te gusta?

—Mucho... —Susurré con la voz ahogada por el continuó golpeteo y fricción.

Mis manos se aferraron a su trasero para empujar más y que la sensación fuese más placentera. En cualquier momento mi ropa interior iba a reventar por el bulto creciente y la forma en que... Joder... Sabía moverse tan bien... Gruñí fuerte cuando mordisqueo mi clavícula y comenzó a bajar por mi pecho y abdomen.

—Vuelve —supliqué para que pudiera probar sus labios adictivos de nuevo.

—Tengo un plan mucho mejor —sonrió a lo lejos pasando su mano por mi erección.

—Mierda —me ahogue con mis propias palabras al sentir como masajeaba por encima de la tela. Mi mandíbula se aflojó y eche la cabeza hacía atrás. —Sí, nena... Justo así...

Empuje más mis caderas a su mano para que aumentará la velocidad pero en su lugar, se alejó para quitar mi boxer, liberando el infierno entre mis piernas. Se veía tan decidida, segura de sí misma y del poder que ejercía cuando sujetó con fuerza mi longitud comenzando a bombear. Mordí mi labio con fuerza tirando de su cabello y justo cuando su cabeza estaba por bajar...

—Niall...

Todo comenzó a borrarse de pronto, como si se estuviera diluyendo o como si agitaran el agua donde se veía tu reflejo.

¿Qué? No, no, no, no...

Me queje cuando sentí que alguien movía la cama y la luz del sol golpeó mis párpados.

—Niall, Niall, Niall —su voz fue muy insistente como para dispersar el sueño por completo.

—¿Qué? —me queje algo molesto haciendo un puchero mientras tallaba mis ojos y la veía saltar en el colchón. —Acabas de interrumpir algo importante.

Con algo de dificultad me apoye en mis brazos para sentarme en la cama. Ella seguía saltando como niña en trampolín... Si tan solo yo pudiera ser ese trampolín...

Horan, contrólate.

Suspiré quejándome de nuevo y dispersando los pensamientos inadecuados.

—¡Despierta, hoy es Navidad! —su entusiasmo era tanto que me fue imposible enojarme de que haya interrumpido mi grandioso sueño.

—Sí ya me di cuenta —sonreí hasta que baje la mirada y note que mi erección seguía intacta.

Sentí las mejillas arder y tome la almohada más cercana para ponerla encima y evitar que ella viera. Rasque mi nuca avergonzado.

—Ve a ducharte y baja tu erección —lo mencionó tan relajada como si fuera el estado meteorológico y no esto el tema a tratar. —No te voy a llevar a casa de Maura así.