Capítulo 37 - Verdadera y profundamente enamorada de ti.

347 29 20
                                    

Los días se habían pasado volando

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los días se habían pasado volando. Era como si este pequeño lugar de Irlanda donde sus habitantes se conocen y los ancianos pueden adivinar de quien eres hija o nieta, el tiempo trabajará distinto a otras partes del mundo.

Había algo en la percepción del mismo que de repente ya era 31 de diciembre y no se sentía como si hubiesen pasado dos semanas desde que decidí venir a celebrar con un irlandés y su interesante familia, que amaba por cierto, lo cual es gracioso. Es decir, nunca he sido una mujer que le fascinen las reuniones familiares...

Pero había algo en la familia de Niall que me inspiraba amor, cariño y... Aceptación. Para sorpresa del castaño e incluso la mía, Maura y yo nos llevábamos bien. Excelente a decir verdad, era alguien risueña, hogareña y amorosa, dulce como el néctar de las flores. Incluso me llamaba hija, ¿pueden creerlo?

En los encuentros que tuvimos ninguna vez me hizo sentir incómoda o poco bienvenida. Lo mismo con los demás, todos eran muy amables y... Bueno, no podía evitar sentir algo de nostalgia... Sacudí mi cabeza. En fin, a veces no se puede tener todo en la vida, había dicho mi abuela en más de una ocasión.

El sábado fuimos a un bar con los amigos de Niall para hacer su famosa tradición del 31 con tres días de adelanto. Consistía en un juego tonto de beber hasta que tus riñones colapsaran. Inicamos en un bar, una ronda de cervezas y salimos, seguimos con el siguiente y así sucesivamente hasta que completaras toda la manzana.

Niall sin duda era un oponente digno y difícil de vencer pero eso no impidió que sus amigos le hicieran un poco de competencia.

Esa noche del 28 repetí el ciclo, rompiendo así la promesa de dejar de fumar. Bebí mucha cerveza antes de que el remordimiento llegara, antes de que el mismo me provocará necesitar fumar. Ese era el ciclo. Niall y sus primos se quedaron en la barra mientras yo me escabullía a la entrada para comprar un cajetilla. Lo había extrañado un poco y disipaba la culpa de beber tanto alcohol y pedir otra ronda.

A veces olvidaba que era una ex alcohólica y que con cualquier incentivo podía regresar a ello. Suspiré. Cualquiera criticaría mi forma de reemplazar una droga por otra. ¿Cáncer de hígado o de pulmón? Tú decides, pensé.

El juego continuó hasta que todos estaban por los suelos, excepto Deo, él se mantenía de pie con cigarros. Al menos no era la única chimenea por aquí.

Como no conocía las calles y no me sentía dispuesta a conducir en territorio fuera de la ciudad, tuve que tomar un taxi echando a un Niall inconsciente en la parte trasera mientras daba las instrucciones al chofer. Cuando llegamos a la casa tuve que arrastrar con mi cuerpo al ser semidespierto que balbuceaba en un idioma que inventó. Esa noche estuvo hipando, riendo, dando abrazos y por supuesto, tratando de besar mis labios.

—Eres muy hermosa... —Arrastró las sílabas con un acento remarcado y una voz baja y rasposa.

—Es la quinta vez que me lo dices —había exclamado tratando de depositar su cuerpo en la cama, parecía un Dejá Vu.—Levanta los brazos.

L O N D R E S [ N.H ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora