L O N D R E S [ N.H ]

Capítulo 23 -Llámame papi

Durante las últimas tres horas Camila y yo habíamos estado bailando y bebiendo incontroladamente. Entre risas nos dejamos llevar por la música y los gritos o canturreos de las personas al corear las canciones de Abba. Todo se convirtió en risas cuando sonó Dancing Queen y mi chica me obligó a bailar con ella.

Todo fue tan divertido y más cuando Danielle tuvo que sentarse en una silla en medio de todo el salón. Se había cruzado las piernas y levantado el vestido para dejar parte de su muslo al descubierto, por otra parte Nick se colocó de rodillas hasta que su boca mordió la tela de sus medias y las deslizó por toda su extremidad hasta sacarla completamente. Danielle estaba casi tan roja como un tomate, las risotadas y vitoreos de los caballeros en el lugar no se hicieron esperar.

La mayoría de los niños que jugaban a las escondidas o se la pasaban corriendo por los pasillos se fueron a dormir a sus habitaciones con los adultos tomando control de la noche. Camila la mayor parte del tiempo estuvo sentada en mi regazo atacándome a besos en el rostro y cuello con sabor a alcohol. Estaba más cariñosa que de costumbre y eso me estimulaba bastante, bueno, ella con sólo respirar me volvía loco si soy sincero. Incluso tuvimos que escapar de todos para besarnos a escondidas ya que las caricias o la forma en que la tomaba no era para nada apropiado.

Entre tragos de whisky y vodka termine con la camisa abierta y la corbata guardada en mi bolsillo izquierdo encima de los hombros de un amigo que había hecho jugando golf en la mañana. Nick tenía buenas amistades, me gustaba que a pesar de ser considerablemente millonarios ellos no eran egocéntricos, eran personas educadas e incluso intercambiamos números para encontrarnos de nuevo para un partido de golf. Cam me miraba a lo lejos atacada de la risa mientras seguía aguantando el equilibrio con mi vaso de cristal en una mano y la otra tratando de darle la mano a Danielle que en ningún momento dejo de reír. Estuve a punto de caer de espaldas pero alguien me alcanzó a detener, mientras tanto Bertini siguió andando conmigo en sus hombros caminando por todo el lugar como si nada. Llego un momento en el que tuve que bajar de su cuerpo para ir por otro trago y dirigirme al baño a hacer mis necesidades a causa del alcohol en mi sistema. Antes de salir me mire en el espejo abotonando nuevamente mi camisa.