Quiero despertarme en la madrugada, dar la vuelta sobre la cama, ver tu rostro y saber que estoy justo donde se supone que debo estar.
[Londres]
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Obra hecha 100% por mi. No permito copias o adaptaciones.
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#1 niallhorancomoniallhoran (23/06/2021)...
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Un sonido alto de melodía ahora irritante comenzó su marcha. Ignore lo mejor que pude volviendo a dormir sobre la piel caliente bajo mi mejilla, excepto que se movió. Escuché quejidos a lo lejos entre sueños y la alarma se volvió estridente.
—Apaga eso —la carne suave aminoró mis murmullos y la brisa suave se arremolino por el hueco de la ventana permitiendo refrescar la habitación.
—No puedo —sonreí ante la voz rasposa y adormilada de mi hermosa chica. Gimió en protesta. —Me aplastas, muévete.
Tararee un no permaneciendo inmóvil, es más, me presioné contra su cuerpo antes de depositar un beso en su espalda. Con algo de dificultad ella se arrastro conmigo encima hasta llegar al teléfono y desactivar todas las alarmas.
—No puedo respirar con todo tu peso encima —fingió ahogarse. En su lugar, cubrí la desnudez con mis besos. —Tenemos que iniciar el día.
—Tengo que llevarte ¿cierto? —me tiré a un lado liberándola. —No vayas a trabajar.
Mi mano acunó el hueso de su cadera, rozando con las yemas sus muslos poco a poco. Hice un puchero y ella lo deshizo con un baile sensual de sus labios contra los míos. Sonreía tanto que se formaban arrugas en su ojos, su rostro era impecable, brilloso y natural al no tener ni un gramo de maquillaje. Me encantaba despertar y tenerla ahí.
—No iré —fruncí el ceño.
—¿Desde cuando me das la razón?
—Ya no trabajo ahí, renuncie —Jugaba con el vello de mi pecho. —Falta una semana para irme y quería pasarla contigo.
—Suena fantástico —acaricie su cabello, peinándolo hacia atrás y dando un beso a la punta de su nariz. —¿Pero cuándo paso?
—Ya le había dicho a Jeff que me iría y esperé a que buscará mi reemplazo. El viernes me despedí de ellos.
Asentí con una sonrisa y bese su mejilla. Enseguida se levantó de la cama, caminando y estirando sus huesos. Su silueta se iluminaba bajo los rayos solares. Sin duda la musa perfecta para mis canciones habitaba frente a mí.
La ropa estaba regada por el suelo, con un par de objetos que debieron caerse en el proceso.
—Oh Dios —siseó. —Va ser difícil ocultar lo que pasó anoche.
Me encamine hasta quedar detrás viendo nuestros reflejos pálidos en el espejo. Había marcas rojas a lo largo de su piel desnuda, la mayoría entre su cuello y hombro, se repartían hasta sus pechos y un par más en sus muslos. En sus caderas y muñecas habitaban el rastro de mis dedos. Abrí mis ojos impresionado de la fuerza que ejercida en su cuerpo a causa del mío.
—Mierda, lo siento de veras —mordí la pared interna de mi mejilla tocando con suavidad la marca más prominente en su hombro. —No debí perder el control, en serio perdón, no quise lastimarte...