Capítulo 50 - Pecas.

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Desperté temprano así que fui al baño a hacer mis necesidades y cepillar mis dientes. Esperaba quedarme pero si no se podía tenía que tener una muda de ropa limpia. Llamé a Mike pidiendo de favor que me trajera ropa y durante una hora lo espere, había dejado una mochila pequeña en recepción. Baje a recibirla y al subir ella ya estaba despierta saliendo del cuarto de baño.

Justo ahora la tenía sentada en mi regazo jugueteando con el pelo de mi pecho y de vez en cuando besando mis labios. Se agachó para depositar un beso debajo de mi ombligo rozando la banda de mi boxer. Desde aquí tenía una gran vista de su escote con esa camisa mía de la noche anterior. Sonrió inocente, con la cabeza gacha y la mirada cubierta por largas pestañas. Le di un azote en su trasero que la hizo gemir algo sorprendida por lo cual se tapó la boca avergonzada.

-¡Niall!

-¿Por qué no me dejas darte los buenos días? -Le propuse con una sonrisa ladina mientras apretaba mis manos alrededor de sus muslos.

Anoche la pasamos excelente quedando más que satisfechos pero algo en mí quería repetir y hacerla sentir bien de nuevo.

-¿De qué clase? -me siguió la corriente con una sonrisa traviesa.

Sus manos se deslizaron por todo mi torso y volvieron a la banda elástica jugueteando con el borde. Apenas me tocaba y ya estaba duro.

-Tú sabes de que tipo -libere un ronroneo.

Apreté su trasero masajeando y haciendo que mi bulto se frotara en su entrepierna a la vez que aflojaba su mandíbula. Poco a poco me deshice de sus pequeñas bragas y en un rápido movimiento la deslicé hasta tenerla sentada a la altura de mi rostro. Mi agarre se tensó alrededor de sus piernas al besar sus muslos internos. De inmediato sus manos volaron a mi cabello con la respiración atascada, claramente la tomé por sorpresa.

—Niall... —Su rostro encendido en carmesí me plantó la duda sobre si jamás lo había hecho en esta posición, y si lo hizo haría que únicamente recordara mi boca devorándola completa.

—Dime, princesa -hablé lo más calmado posible mientras seguía repartiendo besos yendo a su monte de Venus.

—Uh... ¿Q-que ahh... —Se vio interrumpida cuando pase la lengua por su piel. —¿Qué haces?

Sonreí con mis manos subiendo y bajando por sus piernas.

—Ya te lo dije —soplé recibiendo otro gemido. —Trato de darte los buenos días.

Atrapé con mis labios un costado causando contracciones y jadeos en ella. Ahora sin más que decir hundí mi rostro pasando la lengua por sus pliegues, succionando la carne blanda. Sus manos tiraron de mi pelo con fuerza y solté un gruñido. Volví a pasar con lentitud la lengua alrededor de su clítoris sin tocarlo directamente. Ella mordió con fuerza su labio y cerró los ojos soltando un suspiro tembloroso.

—¿Podrías dejar de jugar? —su voz agitada y tensa me encendió más.

—¿Ansiosa? —me reí mientras seguía besando el contorno.

—Niall te juro-

No terminó de hablar ya que mi lengua atacó nuevamente su piel resbaladiza con fuerza y rapidez llegando a su bola de nervios. Apretó mi cabello mucho más y gimió alto. Volví a hacerlo con un ritmo establecido que la volvía loca. Ella sola y desesperada se arrancó la camisa.

Mi brazo izquierdo rodeó su cintura para mantenerla quieta y poder llegar a todos sus rincones. La otra mano la deslicé por su espalda hasta llegar a mi objetivo. Su bralette. Lo desabroche y lo quite de su cuerpo arrojando la prenda lejos de nosotros.

L O N D R E S [ N.H ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora