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                                        Tony

Había salido de casa sin que Vic y Wú se dieran cuenta. Oliver había pasado por mi. Vale, sé que no tengo 16 como para andar escapándome, pero es que mi hermana pregunta mucho.

Regresé a casa a eso de las seis de la mañana, habíamos ido de fiesta y a hacer otras cosillas por ahí, estoy algo borracho. Pero llegue a casa y eso es lo que importa.

Abrí la puerta como pude y mire a todas partes, para mi sorpresa Wú y Vic seguían allí, solo que esta vez estaban dormidos.

Sentía algo de molestia. Yo espero que cuando Vic se case se vaya a vivir a otro estado y haga su vida por allá. Sinceramente me agradaría que se alejara un poco de mi hermana, estar cerca le hace ilusión aunque ella lo niegue.  Vic es mi amigo y todo, pero mi hermana es más importante y no me gusta verla mal solo porque él no siente lo mismo por ella. Nadie puede mandar los sentimientos de nadie, ni siquiera uno mismo.

Negué con la cabeza varías veces y subí para ir a darme un baño y descansar.

                                          Wu

Me desperté porque me dolía mucho el brazo, quizás dormí jodidamente mal. Intenté moverme pero había olvidado que Vic seguía ahí. Se veía tan lindo dormido.

Sonreí al ver sus brazos entrelazados en mi pierna.

No habían pasado ni tres minutos cuando Vic abrió los ojos.

— Lo siento — fue lo único que salió de mi boca.

— ¿Porque? — bostezó.

— Me dormí yo también — dije apenada.

— ¿Qué hora es? — preguntó al sentarse.

— Seis cuarenta y siete de la mañana — respondo para luego estirarme.

— Mierda. Danielle debe estar furiosa — se pasó las manos por su cara.

Reí en mi interior. Mi plan había funcionado.

— Tranquilo, de seguro lo arreglas.

— Eso espero.

— ¿Te quedas a desayunar al menos? — hice un puchero.

— De acuerdo. Pero luego me iré para arreglar esto.

Hice unos waffles. Era lo más rápido que estaba. Vic había servido la bebida mientras yo servía los waffles.

Nos sentamos a comer.

— Estuve soñando con el evento y llevaba el uniforme blanco, negro y rojo, entonces la tabla era blanca y roja, se veía genial.

— ¿Indirecta muy directa? — reí.

— Algo así — se encogió de hombros.

— Antes de diseñarlos debo preguntarle unas cosas a Joel.

— Se que nos vas a sorprender.

— Eso espero.

Nos quedamos unos segundos en silencio.

Mi Campeón » Vic Fuentes « (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora