{En multimedia Peter Marshall}
PUNTO DE VISTA DE CECILE
Aún no me creo que sea viernes. La primera semana de instituto ha pasado tan rápido que solo puedo pensar en que si todo el año se pasa de esa manera dentro de nada será verano de nuevo.
Una sonrisa sale de mi rostro al pensar en el verano. Sin embargo, esta se desvanece cuando vuelvo a escuchar a mis padres pelear.
—Cecile —mi hermano me llama y sin esperar mi respuesta abre la puerta de mi habitación y se queda apoyado en el marco de esta.
—¿Qué pasa Shane? —le pregunto.
—¿Cuándo van a parar de gritar? —pregunta con frustración para luego soltar un bufido.
—Algún día— doy un leve suspiro y mi hermano se va sin más.
Cojo lo necesario para el día de hoy, me preparo para el instituto y bajo a la cocina.
No hay nadie, todo está desierto. Ya ni siquiera se oyen los gritos.
Abro la nevera y busco algo para desayunar. Veo unas sobras de los pancakes que hizo ayer mi madre celebrando que papá volviera a casa pero claro, solo ha pasado un día desde que ha vuelto y ya tienen que estar como el perro y el gato.
Cuando empezaron a pelearse de esta manera algún tiempo atrás, pensé que era algo normal, es decir, todas las parejas tienen discusiones y quien diga lo contrario miente. Sin embargo, mis padres van más allá de esas típicas discusiones e incluso podría asegurar que a mi padre alguna vez se le ha escapado la mano con mi madre pero de eso no tengo pruebas.
Aún.
Porque si llego a tenerlas lo primero que haría es denunciarle.
No me mal interpreten, quiero a mi padre pero también a mi madre y nunca permitiría que en mi casa se produjeran ese tipo de comportamientos violentos por parte de ninguno de los que vivimos aquí.
Cojo tres pancakes, una botella de agua y tomo asiento.
Otro día más donde tengo que desayunar sola. Antes solíamos comer todos en familia pero eso hace mucho que ha cambiado. Ahora es muy raro que mis padres coman conmigo y Shane y bueno ahora Shane se pasa la vida en su cuarto o sino en casa de algún amigo.
De pronto oigo unos pasos de una persona que provienen de las escaleras. No veo su rostro hasta que entra en la cocina.
—Cecile, estás aquí —dice con sorpresa mi padre.
—Sí, papá, vivo aquí —respondo con cierto tono de burla.
—Siento que tengáis que oírnos a tu madre y a mí, tú sabes que no estamos pasando por un buen momento en nuestra relación —me trata de explicar mi padre.
Tal vez se piensa que soy lo suficientemente pequeña como para no entender que es lo que pasa pero no es así.
Vale, tengo quince años, ¿pero y que? Os aseguro que soy una persona mucho más madura que personas que tienen veinte o más.
—Papá ya soy lo suficientemente grande para entender que si dos personas no se quieren no deben de estar juntas, creo que es hora de que mamá y tú lo entiendan y no lo digo solo por vuestro bien sino por el bien de la familia en general —me apresuro a responder. La verdad es que mis palabras suenan más madura de lo que pensé que podrían llegar a sonar.
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El club de las C
Teen FictionCandice, Courtney, Cecile y Caitlin acaban de comenzar su cuarto año en el instituto. Sin embargo, lo que no saben es que con la llegada de un nuevo curso sus vidas darán un cambio drástico, se enamorarán incluso de quien nunca habían esperado y les...