El club de las C

Capítulo 15. Ruby siempre sonríe.

(En multimedia Cecile)

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PUNTO DE VISTA DE CECILE

Todos tenemos un amor no correspondido y al que nos cuesta olvidar por mucho que queramos hacerlo, ya es más que obvio que esa es mi situación con respecto a Brian. Sin embargo, he decidido darme un tiempo a mí misma en lo que se refiere a él.

Sí, quiero intentar olvidar, intentar pensar que lo que sentí y en estos momentos siento por él solo ha sido una estúpida confusión aunque en el fondo sé que no es así.

No me gusta tener sentimientos hacia él y menos tener que ocultarlos constantemente. ¿Por qué él no se da cuenta?

Tal vez lo haya hecho pero prefiere no decir nada para no estropear nuestra amistad aunque en estos instantes no sé si quiero seguir siendo amiga de alguien que me gusta y mucho menos de alguien que actuó de la manera en la que lo hizo él con respecto al profesor Marshall.

Esta semana Brian ha estado pidiéndome disculpas, diciéndome que entiende que sepa cuidarme sola y más excusas baratas para que le perdone y todo vuelva a ser como antes, ¿pero realmente todo puede llegar a ser como antes?

Me encantaría volver a estar en esos tiempos donde sí que lo veía como un amigo.

Ag, malditos cuentos de hadas que te inculcan que todo será de color de rosa cuando en realidad lo que no te enseñan es que tu amor por alguien no siempre será correspondido y mucho menos algo fácil.

Ahora por fin es el día más esperado de la semana por los estudiantes, viernes. Estoy sentada en un banco que queda en la entrada del instituto esperando a que llegue Candice. Hoy Caitlin y Courtney han tenido que entrar antes para rellenar unos papeles por ser nuevas en el equipo de las animadoras, por lo que yo me he tenido que quedar sola esperando a la cuarta integrante del cuerpo.

Últimamente Candice parece estar distinta, en mi opinión su relación con Eiden la está consumiendo pero ella se niega a admitirlo. Él le priva de hacer cosas que le gustan y realmente veo eso como algo injusto ya que en una relación tienes que aceptar al otro y no puedes moldearlo a tu manera porque entonces estarías creando a otra persona distinta que se adapte a ti.

Una figura masculina se acerca a mí y no me hace falta deducir mucho para tener una clara idea de quién se trata. Doy un suspiro rezando porque no se detenga y se siente a mi lado pero parece que hoy no es mi día de suerte.

—Cecile, por favor, escúchame —Brian agarra mis manos con delicadeza y me mira con intensidad mostrando cierto arrepentimiento en sus pupilas.

—Brian déjalo ya, te he dicho que necesito mi espacio, ¿cuántas veces más debo de repetírtelo para que lo entiendas? —mi voz suena más borde de lo normal y en cierta manera lo agradezco ya que así tal vez él entienda que quiero que me deje tranquila algún tiempo.

Sin embargo, no lo hace. Sigue agarrando mis manos con la misma dulzura que lo hacía minutos atrás, ni siquiera está enfadado ni mucho menos triste por lo que le acabo de decir.

—Te estás enfadando por una tontería, yo solo quería protegerte porque eres mi amiga y tú te lo estás tomando como si hubiese asesinado a alguien —dice intentando hacerme entrar en razón.

Tal vez sea cierto lo que dice y estoy exagerando las cosas. No obstante, lo que él no sabe es que tal vez no sólo estoy alejándome de él por haber actuado de manera sobreprotectora conmigo, sino también porque quiero protegerme de él y de que rompa mi corazón, porque sí, yo también tengo uno aunque muy pocas veces son las que lo muestro.