27. Dos no se pueden divertir si uno no quiere

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Capítulo 27. Dos no se pueden divertir si uno no quiere

NARRA CECILE

Las cosas en el grupo sólo han ido de mal en peor. Sin duda alguna el club de las C no está pasando por su mejor momento. Candice no quiere escuchar a Courtney y esta última parece que ya se ha dado por vencida.

Caitlin y yo no queremos dejarlas solas, ni tampoco que se sientan traicionadas por ninguna de nosotras. Es por ello que nos vamos turnando y algunos días me quedo yo con Candice y otros Caitlin, y lo mismo con Cortney.

He de confesar que es muy raro. Nunca nos habíamos tenido que enfrentar a una situación así en el grupo. Aún así, sé que tarde o temprano, lo solucionaremos, como hemos hecho siempre.

O al menos eso quiero creer.

Hoy para despejarnos, Candice y yo hemos decidido ir a una discoteca con nuestros DNI falsos.

—¿Estás segura de que esto es una buena idea? —pregunto cómo por décima vez. Normalmente no me opondría a una fiesta pero con Candice en este estado de melancolía por la ruptura no sé si salir de fiesta es lo más conveniente para ella y antes que fiestera, soy amiga.

Candice asiente con efusividad y cruza la puerta de la entrada con alegría. No entiendo por qué tanta.

—Nos vamos a meter en un lío Cecile —advierte Brian.

Ah sí, se me olvidaba. Brian ha decidido venir con nosotras. Cuando le conté lo de la fiesta dijo que no se fiaba de dejarnos a las dos solas. Yo le dije que ya somos mayorcitas pero no me hizo caso.

Es muy testarudo el chico.

—Deja de ser tan aguafiestas nada más empezar —espeto sin quitarle el ojo a Candice. No me fío mucho de ella ahora.

Ella camina como si estuviera buscando a alguien y eso llama mi atención. La sigo hasta que Brian agarra mi brazo y tira de mi hacia él para que le mire.

Trago saliva nerviosa ante su tacto. Sus ojos hoy brillan más que de costumbre y que decir de lo guapo que está. Mi corazón late deprisa y yo solo puedo maldecirme para mis adentros.

Malditos sentimientos.

—¿Qué? —digo cansada de que últimamente no deje de controlarme.

—Prométeme que vais a tener cuidado esta noche.

Él se queda esperando una determinada respuesta.

—Brian pareces mi padre.

—Cecile, por favor.

Al ver como me suplica incluso con su mirada no puedo hacer otra cosa más que asentir.

Después de eso me giro para buscar a Candice. Sin embargo, ya no se encuentra en mi campo de vista.

—Ves, por tus tonterías ahora hemos perdido a Candice —le recrimino preocupada por donde puede estar mi amiga.

Brian rueda sus ojos. De seguro se piensa que soy una dramática.

—Está ahí —dice señalando a una rubia que se encuentra entre un grupo de chicos.

Tengo la certeza de saber de que grupo de chicos se trata y mientras más me acerco, más lo confirmo.

Cuando veo a Candice en un reservado intentando a hablar con Eiden en una esquina mientras los demás están sentados en diferentes sillones me doy cuenta de que solamente me insistió tanto en salir aquí porque sabía que él estaría.

El club de las C Donde viven las historias. Descúbrelo ahora