Yes or no?

EPILOGO

Hace 15 años que Inuyasha y yo no habíamos casado, y también exactamente hace 15 años nuestra hija nació.

Mis ojos se abrieron de repente, al sentir unas manos en mi cabello, sus suaves caricias hicieron que reviviera cada momento en unos segundos. Inuyasha se encontraba acariciando mi cabello, mientras que sus ojos buscaban mi mirada.

-Hola. —Le dije, me talle los ojos y le di un beso rápido en los labios.

-Hola hermosa. Hoy es un día especial. —Me dio un beso de nuevo y se levanto de la cama.

Mis labios se curvaron en una sonrisa, y antes de que pudiera decirle algo travieso, mi hija Kibou de 15 años de edad paso por nuestra habitación y saco la lengua, en forma de asco hacia nuestro acto de amor. Inuyasha corrió tras de ella y le blindo un beso en la cabeza, haciendo que nuestra hermosa adolecente se quejara del afecto de su padre.

Ella se parecía tanto a Inuyasha en su forma de ser pero, en su físico era más perecido al mío. Su cabello era de color azabache pero más corto que el mío, tenía la piel clara como a de Inuyasha, sus ojos los heredo de su padre pero su sonrisa y figura, eran iguales a las mías.

-¿No pueden ser menos raros?—Nos dijo al entrar al baño.

-¡ALGUN DÍA ESTARAS ASI!—Grite desde mi habitación. Solo recibí una clase de rugido por parte de ella.

Inuyasha me da un beso en la frente y baja a la cocina, haciéndome saber que ya era hora de comenzar a hacer su desayuno. Veo la fotografía de los tres juntos, el día en que nació Kibou y sonrió, nunca pensé que mi vida acabaría con el hombre que empecé odiando.

Llegue a la cocina y me dirigí directo a la estufa, pero al voltear donde se encontraba Inuyasha, él me blindo una sonrisa de cómplice al ver el celular de Kibou.

-¿Qué rayos haces?—Le pregunte acercándome a él.

-Nada. Ella ha dejado su celular aquí, mientras que alguien llamado "idiota" la llama. —Dejo el celular en la mesa y frunció el ceño.

-No debes decirle así al muchacho Inuyasha. —Lo regaño, mis manos fueron a mis caderas.

-¿Qué? No le he llamado así al idiota. —Agarro el celular de nuevo y me enseño la pantalla. —Ella le puso así como nombre de contacto.

Le quito el celular de las manos y lo compruebo. Realmente mi hija le había puesto ese nombre. Me tape mi boca para no reírme tan alto, pero fue inútil y termine teniendo un ataque de risa.

-¿Qué te pasa?—Me pregunto Inuyasha con cara de espanto.

-Esto lo he visto antes. Me parece tan familiar. —Lo mire, con una sonrisa picara en mi rostro.

-Oh no, ella esta demasiada pequeña para eso. —Sus manos se agitaron en el aire.

Le di un abrazo y me aparte mirando como nuestra pequeña bajaba de prisa. Solo tomo un poco de jugo y al ver su celular frunció el ceño y mando rápido un mensaje.

-Me voy mamá, papá. Los veo en unas horas, tengo que ir a pegarle a un idiota.

-Que te diviertas amor. —Le grite con ánimos.

-No te enamores. —Grito Inuyasha con enojo.

Al parecer nuestra pequeña comenzaba su historia de amor. Era la hora de contarle como nosotros nos conocimos.