Capítulo 17

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 Dicen que cuando estas a punto de morir toda tu vida pasa a través de tus ojos, pero mintieron, no veías toda tu vida, solo pequeños fragmentos de las personas que amabas con toda el alma. Los rostros aparecen en tu mente y los momentos más hermosos de tu vida, al ver que mis memorias más hermosas fueron cuando estaba junto con los chicos e Inuyasha hizo que mi corazón se detuviera, o se detuvo, pero las lágrimas que pude sentir fueron reales al notar que quería seguir teniendo momentos con ellos.

"No podía creer que tan solo un momento de inquietud de mi vida, hubiera influenciado demasiado en mí. Quitarme la vida fue el gran paso, pero al notar que no estaba lista para morir, mi corazón se encogió y toda mi cabeza dio una vuelta total. Mi vida fue un fracaso, huir de las malas decisiones que tomaste no es vivir, evitar a la gente por miedo a que te hagan daño o les hagas daño, no es vivir y sobre todo lastimarte para olvidarte del dolor emocional no es vivir."

Lo último que recuerdo antes de que mi mente se apagara por completo fue los errores más grandes de mi vida. Solo 4 me cambiaron la vida por completo:

El primero fue besar a un chico que no me gustaba, el resultado fue que lo ilusione. Nunca me perdone por lo que hice y no me orgullezco por ello.

El segundo fue cortarme por primera vez, te dicen que no es necesario que lo hagas todos los días y que no te adictas a ellas, pero es mentira tu cuerpo te dice uno y otra vez que lo hagas y lo haces para no sentir nada más.

La tercera, fue cuando ofendí a mi mejor amiga sobre su peso, no estaba gorda pero la envidia, me mataba por dentro por salir con el chico que me gustaba. Mi comentario le afecto tanto que a los 4 años más tarde, me enteré que estaba en un apoyo contra la anorexia.

La cuarta y más dolorosa decisión que he tomado fue enamorarme del hermano de Ayame, fue poco tiempo pero realmente llegue a imaginarme una vida junto con él, pero con el tiempo los obstáculos se hicieron más grandes y mi vida ya apestaba para que sumara decepciones amorosas.

"-No puedo creer que Naraku hiciera eso. —Me dijo Ayame casi riendo como loca, sus ojos se cerraron y comenzó a golpear la mesa. —Mi hermano mayor es un idiota.

-Más que eso ¿A quién se le ocurre subir a un carro ajeno para gritar que me ama?—Al recordar me hizo aparecer una sonrisa en mi rostro.

-Pero ¿Por qué lo hizo?—Pregunto Ayame una vez que dejo de golpear la mesa.

-Vio mis cicatrices, me dijo que tenía que parar de hacerlo. Sinceramente no lo entiendo, cuando lo conocí no me decía nada. —Tome mi cuaderno de notas y voltee de nuevo con Ayame.

-Por que antes no significabas nada para él, ahora creo que no puede vivir sin ti. —Su mirada se suavizo y la sonrisa se agrando más.

Meses pasaron después de aquella conversación y como era de costumbre salía con Naraku para despejarme de todos, los paseos los organizaba y la comida él lo invitaba. Un día cuando decidimos salir al parque de enfrente de mi casa, creo que fue el error más grande de mi vida. Hace unos horas atrás me había peleado con mi madre por darme el anuncio que nos íbamos a mudar, las palabras se hicieron gritos hasta llegar al contacto físico, y por aliviar ese dolor agarre mi cuchillo que guardaba debajo de mi almohada y me auto lesione mis brazos con delicadeza para no llegar a las venas y morir, aun no era tiempo.

Naraku me esperaba debajo de un gran árbol, el cual nombramos Sora, nuestro gran árbol donde se me confeso. Al verme llegar su sonrisa apareció y comenzó a mover las manos como loco. Tenía una gran sudadera cubriéndome toda, mi cabello estaba sujetado con una coleta mal hecha y mis jeans me quedaban demasiado grandes.

-Kagome, que hermosa te vez hoy. —Me dio un beso en mi cabeza y me abrazo.

-Hola Naraku, parecer que hoy estas muy feliz.

-Claro, es un día especial. Se han cumplido 2 semanas sin dañarte físicamente. —Me abrazo una vez más, pero esta vez no correspondí— ¿Pasa algo?

-Me he cortado, no puedo hacerlo, perdóname. —Pero me soltó tan de prisa que no pude reaccionar, sus ojos se comenzaron a hacer cristalinos.

-Pensé que no lo harías de nuevo. —Paso una mano por su cabello, pero no miro. —En serio confié en ti, no creo que pueda seguir haciendo esto. Te amo y más que eso pero si te lastimas no sé por cuanto tiempo podré verte así.

-¿Crees que es fácil? Por dios Naraku, tú no sabes nada de mi vida.

-Sé que es de cobardes. —Y se marchó de ahí sin decirme nada.

8 días después me entere que murió en un accidente automovilístico el mismo día en que me dejo ahí sola en el parque. Ayame no respondía mis llamas y tampoco asistía a la escuela, mi madre comenzaba a preocuparse por mi comportamiento, me mando al psicólogo y mi vida se fue al infierno.

Dos días después del funeral de Naraku, Ayame me cito atrás de la iglesia y para mi sorpresa me comenzó a golpear con todas sus fuerzas. Al dejarme tirada en el suelo, me vio con odio.

-No mereces ser amada, tampoco feliz ni siquiera mereces amar. —Me arrojo tierra. —Mi hermano te amo tanto que perdió la vida al ir a la tumba de tu padre para pedir un consejo, pero tú no lo amaste lo suficiente para dejar de dañarte.

-Perdóname, no quise hacerlo. —Mis lágrimas aumentaron al recordar nuestra última charla. —No quise hacerlo, en serio perdóname.

-Espero que toda tu vida sea de sufrimiento. Cuando sientas que vuelvas a ser feliz y comenzar a amar de nuevo, recuerda a mi hermano.

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Me desperté. Mis manos estaban con suero y mi nariz tenía ese aparato que te ayuda a respirar como en las telenovelas, mis pies dolían mucho pero mi cabeza era lo peor. Al observar, note que me encontraba en una sala de un hospital, y alado de mí se encontraba Inuyasha dormido.


Yes or no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora