Capitulo 32

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-Chicas… y Adam ustedes se quedaran aquí –Paul nos llevo a una sala privada, realmente esto es una carpa blanca, que nos dejaba frente al escenario. Yo fruncí el seño, la idea de ver el concierto aquí no me había gustado y no me gustaría. Debía admitir que este lugar es lindo y acogedor pero no el lugar donde yo quería estar. 

-Paul yo no quiero ver el concierto aquí –dije mirando el lugar. Había dos muebles grandes marrones, un refrigerador pequeño, ventiladores y una mesa con comida.

-No entiendo pequeña –dijo confundido –este es un lindo lugar ¿no crees? Aquí disfrutaras el concierto cómodamente. 

-Tienes razón pero ¿Dónde estará la diversión, los empujones, los gritos, la emoción? Dime Paul –puse mis manos en mi cintura, coloque todo mi peso en mi pierna izquierda y lo mire desafiante.

Vi como el rodo los ojos.

-Aquí no te harás daño –se dio la vuelta dando por terminado esto. Pero yo no. Yo tenía mucho que decir, no me quedaría aquí, esta carpa no es donde quiero estar en mi primer, y único, concierto de los chicos.

-No quiero estar aquí, no quiero, no quiero –camina a la salida, cruce frente a él para salir. Paul me tomo por la muñeca, sin lastimarme.

-Rose no puedes… -

-Yo quiero estar en el concierto de one direction pero no así Paul, quiero gritar con mis hermanas, quiero verlos entre ellas, gritar con ellas, llorar con ellas, vivir esto de verdad, no aquí, aquí no se va a sentir real –lo mire con ojos suplicantes, enserio quería tener la experiencia completa. Me hacía muy feliz que los chicos me traten como su amiga, una chica que quiere ver un concierto, no ser la invitada de uno, aunque eso suena muy bonito, quiero sentir que no tengo leucemia y aquí, en esta tonta carpa yo recordaría a cada momento que no podía estar entre mis hermanas porque podría lastimarme. A la mierda con la enfermedad. Yo quiero disfrutar esto, aunque las consecuencias sean fatales. 

Paul me miraba nervioso. Sabía que estaba pensando en mi protección. Por un momento pensé en darme la vuelta e irme a sentar, para no preocuparlo a él, ni a los chicos, pero no lo hice. 

-Los chicos me mataran –dijo con una sonrisa en el rostro. Yo se la devolví emocionada. 

-Ellos han hecho también cosas que tu les prohíbes Paul –le recuerdo. Su sonrisa era triste.

-Pero esas cosas no son muy importantes, tu si pequeña –ese hombre grande y fuerte se veía ahora muy preocupado. Dios. No pude resistirme, lo abrace con fuerza y él me rodeo por la cintura con su grandes brazos. –pequeña quédate aquí, por favor –y percibí que esa petición no solo era para que me quedara en la estúpida carpa, él quería que viviera. 

-Quiero sentirme en el concierto Paul –le rogué. El asintió.

-Adam tu iras con ella ¿cierto? –mi chico canadiense asintió. –nadie más ira. –todas asintieron.

Paul nos guio hacia la barda de acero que dividia el escenario. El corazón me subió al cuello. Muchos rostros me observaron, las chicas empezaron a gritar como locas. Ellas me habían reconocida. Les sonreí. Paul abrió una parte. Adam y yo pasamos.

-Adam si sientes que este lugar sofoca a Rose me haces una seña y sin importarme que esta chica rebelde patalee los saco de aquí –Adam asintió y yo los mire con mi mirada de “eso no pasara” –pequeña disfruta tu concierto –yo asentí sonriente y paul se alejo. Ahora si estaba en un concierto. Los gritos lastimaban mis oídos. Algunas chicas me pedían fotos y autógrafos. Esto se sentía extraño.

-No doy autógrafos –le dije a una chica de cabello marón y ojos miel. –yo no soy famosa.

-Al menos una foto –pidio, asentí, y así me la pase por una hora. Hasta que todas se empezaron a alejar de mi, corrieron a sus lugares. La batería sono. Gritos. 

Ilusiones |o.d|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora