Narra Noodle
-¿Qué? – susurré apenas, casi sin aliento - ¿Habré escuchado bien? ¿Yo gustarle a Stuart? – me cuestioné incrédula.
Él me miró impactado y luego pude ver la decepción en su mirada.
-Stuart – dije aún desconcertada, inmediatamente cerró sus ojos como si mi intención hubiese sido insultarlo o golpearlo.
-L... lo siento, Noodle... - interrumpió - Olvídalo – suspiró son dificultad y se sentó.
El pobre estaba espantado. Con tal declaración quedé tan impresionada, que en un principio creí que había imaginado lo que me dijo y por eso no le respondí nada. En ese momento quise hablar de una vez, pero antes de empezar él se sentó, tomó mis manos con delicadeza y con determinación me dijo:
-Escucha, Noodle – dijo y yo me senté mirándolo con asombro, quedando frente a frente – Yo sé que puede esto puede parecerte una locura, y quizás hasta enfermo... – suspiró con sus ojos cerrados – Pero desde que te conocí, el cariño que siento por ti no ha hecho más que hacerse más fuerte cada día, porque eres una buena persona, una chica genial – hubo un pequeño silencio en que sólo lo miraba atónita - Y...y cuando nos volvimos a ver después de tantos años... toda mi vida cobró sentido – tomó mis manos y las besó con ternura – Noods, yo estoy enamorado de ti - dijo mirándome a los ojos – Y...yo no sé qué pensarás ahora de mí – dijo cabizbajo – Jamás ha sido mi intención traerte problemas... Pero ya no podía seguir más reprimiendo este sentimiento – suspiró angustiado soltando mis manos – Entiendo si no quieres volver a verme... – dijo desanimado.
-¡Reacciona, Noodle! – me dije a mi misma.
Mi Stuart estaba muriendo de pena antes de tiempo porque yo no era capaz de decir ni una palabra.
Tenía su carita muy cabizbaja y su cabello cubría su mirada. Entonces, con mi mano acaricié su cabello retirándolo de sus ojos, él los cerró con fuerza y con delicadeza acaricié su mejilla suavemente hasta que con timidez y muy sonrojado, volvió a mirarme a los ojos.
-¿Me escuchas ahora? – dije con suavidad sin dejar de acariciarlo.
Él asintió con su cabeza. La felicidad me invadía por completo, pero quise tomármelo con calma en primera instancia.
-Ahora es mi turno – besé su mejilla y tomé sus manos, tal como él hizo conmigo. Su ojos se abrieron como dos platos y me miró muy confundido – Podrá parecer una locura para muchos, pero no para mí – miré nuestras manos – Cuando vine a tu cuarto... No sabía cómo decirte esto... - suspiré – Pero tú también me gustas mucho, Stuart... - sonreí embobada hundiéndome en la profundidad de sus ojos negros.
-Noodle – susurró sonrojado impactado con la noticia.
-Y es – lancé una risa nerviosa – Algo que siento desde hace mucho tiempo – me sonrojé – No sé exactamente desde cuando... Pero estoy enamorada de ti – volví a mirarlo a los ojos - Realmente eres la persona más dulce que he conocido – sotstuve sus manos con más fuerza – Aquello que me quitaba el sueño últimamente, es este sentimiento que creía que no era correspondido... Sinceramente no sé cómo actuar en estas cosas – reí – Ya te habría besado... Si supiera cómo hacerlo – dije con timidez.
Pude notar cómo su expresión se tornó de asombro a total calma.
-No tienes que sentirte menos por eso, Noods – sonrió muy sonrojado – Estoy seguro de que eres maravillosa besando – dijo tiernamente rozando su nariz con la mía.
Nos apartamos un poco sin quitarnos la vista uno del otro. Podía sentir mis mejillas arder. Acarició mi mejilla con ternura mientras me sonreía, y con mucha delicadeza llevó su mano tras mi cuello dando suaves caricias en mi cabello. Cerró sus ojos y lentamente se acercó a mi boca, depositando un tierno y dulce beso en mis labios.
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Desde El Mañana
FanfictionCuenta una leyenda oriental, que las personas destinadas a conocerse tienen un hilo rojo atado en sus dedos meñiques. No importa lo que tardes en conocer a esa persona, ni el tiempo que pases sin verla, ni en qué parte del mundo estén uno del otro...