Capítulo 29

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Narra Noodle

Su puerta estaba entreabierta y la luz encendida. Se podía ver desde el pie de las escaleras. Me asomé temerosa por la escalera que llega hasta el primer piso, con el temor de que Cyborg estuviera subiendo, arrastrándose y contorsionándose por ella tal como Kayako de Yu-On o al estilo de cualquier película de horror japonesa. Para mi fortuna, ella seguía en el mismo lugar haciendo cortos circuitos con sus articulaciones dobladas en varias direcciones. Era aterrador, tragué saliva y con las pulsaciones aceleradas subí velozmente hasta el cuarto de mi amigo.

Abrí la puerta lanzando un chirrido espantoso, a pesar de eso él no despertó. Debía estar muy dopado para no haber despertado con eso ni con tal Round de pelea que teníamos allá abajo. Cerré la puerta temblorosa y le puse seguro dando término a mi respiración agitada.

Suspiré de alivio y temor. Casi me desmorono sobre el suelo ahí mismo. Estaba muy golpeada y adolorida. Mi rostro, mis costillas, mis piernas, mis nudillos y mis muñecas forcejeadas. Temblé casi derramando el vaso de jugo que traía sobre la bandeja.

Inmediatamente me volteé y ahí estaba Stuart. Dormía plácidamente con expresión de angustia, sosteniendo en su mano un frasco de analgésicos.

Su mesa de noche estaba hecha un caos, así que dejé la bandeja en el suelo por un momento y me agaché en el piso hasta quedar a la altura del cansado rostro de mi amigo. Quité su cabello del rostro con una suave caricia, pues no quería que despertara asustado.

-Stuart... Stuart, despierta – susurré. Inmediatamente sonrió aún dormido.

-Noodle – respondió adormilado sin abrir sus ojos.

-Sí – sonreí – Soy yo. Te traje la cena, tienes que comer algo – hablé con ternura.

-¿Comer? – suspiró levemente – Comeré en el trabajo...

-Aún quedan muchas horas para eso – reí suave – Aún es de noche.

-¿Qué? – abrió sus ojos algo confundido y me vio - ¿Qué haces aquí? – levantó su cabeza con dificultad.

-Ya te dije – sonreí – Te traje la cena. No puedes seguir saltándote comidas – quité el frasco de su mano y lo miré con preocupación.

-¡Espera! – reacciónó. Con delicadeza tomó mi mentón y dirigió mi rostro hacia él. Comenzó a examinarlo – Noods, estás herida – me miró impactado - T...tienes sangre en tu labio y tu ojo está...

-Por favor, sólo toma asiento – interrumpí con mi voz quebradiza.

-No – dijo poniéndose de pie – Tengo que curarte – Yo lo detuve tomando su muñeca, pasando a llevar mis nudillos heridos.

-¡Auuch! – exclamé derramando una pequeña lágrima de dolor – No salgas...

-¡Noods! – se volvió a mí con preocupación – Tus manos – dijo con asombro tomándolas.

-Ella puede estar afuera...

-¿Quién, Cyborg? – preguntó confundido. Yo asentí con la cabeza - ¡¿Ella te hizo esto?! – exclamó enojado.

-Creo que la maté... otra vez – miré a sus ojos – No estoy muy segura, por eso no salgas – supliqué.

-¿Y Murdoc? – preguntó asustado.

-No está... regresará mañana. Al parecer al medio día.

Él me miró con tristeza, tomó la bandeja del suelo y la dejó sobre su cama. Se colocó una playera. Suspiró y tomó mi hombro con mucho cuidado, llevándome tras la puerta.

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