Narra 2D
Russel no dijo nada en los primero segundos. Sólo le dirigió la mirada a Murdoc y se pudo sentir la tensión del momento.
-Para eso tendrías que volverme a mi tamaño muy pronto... – dijo serio y luego nos miró a Noodle y a mí – Y cuando eso suceda... Sería genial volver a hacer música con ustedes– sonrió.
-¡Genial, Russ! – exclamó Noodle muy entusiasmada.
-Mañana o pasado volverás a ser el de antes – dijo Murdoc sonriendo.
-Me alegra mucho Russel – sonreí con gusto. Pues de alguna u otra forma, es un aliado frente a las amenazas de Murdoc.
Fue un alivio saber que tendríamos de vuelta a Russel. El almuerzo estuvo muy relajado y agradable, sólo que Murdoc en ocasiones estaba demasiado callado, algo que no es normal en él.
Bajamos a lavar la loza y Noodle se veía cansada. Me dijo que no había podido dormir bien y que necesitaba tomar una siesta. Cuando ella subió a su habitación yo terminé de doblar mi ropa para guardarla en los cajones.
-Me gusta toda mi ropa, pero he usado la misma durante años – pensé – También hay algunas cosas que ya no uso... Sería un buen momento para desechar aquello y darle un nuevo giro a mi clóset. No cambiar de estilo, sólo tener más alternativas – revisé el efectivo que tenía disponible para pagar el arriendo, calculé cuánto me faltaba para eso y decidí sacar un poco más. Después de todo, rara vez me doy tiempo para mí.
Luego de darme una ducha y lavar mis dientes, decidí que la limpieza del baño sería tarea para mañana. Sequé mi cabello y me dirigí al banco para sacar dinero y luego depositarlo en la cuenta y así quedar listo con el pago del arriendo.
Luego me dirigí al centro comercial y me armé de paciencia para escoger ropa nueva para mí. Me gustaron algunas camisas, me las probé y me contemplé frente al espejo en el probador.
- ¡Mírate! – dijo la voz de Murdoc en mi cabeza - Flacuchento, debilucho, ojos negros, sin dientes, estás viejo... Además eres imbécil, retardado, torpe, adicto a los analgésicos... ¡Por favor! Noodle merece algo mucho mejor que eso...
Abotoné la camisa que me estaba probando.
-Pero... ¿Acaso ustedes creen que ella se fijaría en un tipo como yo? – me escuché a mi mismo.
-¿Y por qué no? – dijo Damon en mi mente - Sabemos que tienes problemas de autoestima por tomarte en serio a Murdoc. Pero deja de escucharlo.
-No te dejes influenciar por él – resonó Jamie en mi cabeza - Date un tiempo para ti y conócete a ti mismo. Te sorprenderás y verás que no existe motivo por el que no podrías gustarle a alguien.
-Eso incluye a Noodle – dijo Damon.
-Noodle... – susurré en el probador – No. Tengo que hacerlo por mí – dije con seguridad.
Me vestí con mi ropa y luego me dirigí a la caja.
-Las llevo todas – dije.
-Está bien – me sonrió la cajera con amabilidad mientras marcaba los códigos de barra.
-Quiero mucho a Noodle – pensé – Pero no puedo hacer esto con el fin de que deje a aquel chico con quien sale para que se fije en mí. Ella tiene derecho a hacer y sentir lo que quiera... Esto es por mí. Me lo merezco hace mucho tiempo – dije tomando las bolsas.
Hacía algo de frío, fui por un café y compré algunos panecillos y donas para comer en casa. Tomé el metro y caminé desde la estación hasta la casa. Ya había anochecido. Me sentía muy bien conmigo mismo. Fue un día muy productivo para mí, hice muchas cosas que no había hecho en mucho tiempo.
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Desde El Mañana
FanfictionCuenta una leyenda oriental, que las personas destinadas a conocerse tienen un hilo rojo atado en sus dedos meñiques. No importa lo que tardes en conocer a esa persona, ni el tiempo que pases sin verla, ni en qué parte del mundo estén uno del otro...