Capítulo 38

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Narra 2D

Continuación del flashback

-¿Noodle? – preguntó Russel confundido.

-¡Noodle! – volvió a exclamar la pequeña.

-¿Acaso esto es una broma? – preguntó Murdoc con poca paciencia - ¡Cómo va a llamarse "fideo"?

-¡Noodle! – exclamó la pequeña algo impaciente.

-B...bueno – dije – Quizás ni siquiera tiene un nombre...

-¿Cómo dices? – me preguntó Murdoc.

-Quiero decir ¿Dónde están sus padres? – dije revisando el interior de la caja – No hay ninguna nota. No sabemos de dónde viene ni... ni creo que ella sepa decirnos.

-¿Y qué tenemos que ver nosotros en eso? – preguntó Murdoc - ¿Por qué debería importarnos? Digo, la pequeña es genial. Toca guitarra como mil demonios. Pero no podemos hacernos cargo de ella, deberíamos llevarla al servicio de menores, ellos encontrarán a sus padres o se harán cargo de ella.

-¿Servicio de menores? - pregunté – Murdoc, realmente eres muy cruel.

-¿Acaso tú vas a hacerte cargo de ella? – rio a carcajadas – Ni siquiera puedes cuidar de ti mismo... - dijo y me deprimí. Después de todo era cierto.

-¡BASTA! – exclamó Russel con fuerza. Todos nos miramos atónitos – La pequeña se quedará con nosotros hasta que sepamos qué hacer – suspiró.

-¿Hacernos cargo... de una niña? – preguntó Murdoc desconcertado - ¡Estás demente, Russel!

-Escucha, canalla – dijo acercándose intimidantemente a Murdoc – Es una niña pequeña, está asustada y al parecer no tiene a nadie. No olvides que tú pasaste por algo parecido, no puedes ser tan ingrato - Murdoc guardó silencio.

-Ohhh, está bien – regañó apartándose – Pero mientras ustedes estén ocupados jugando a las muñecas con la niña, yo seguiré haciendo mi vida. ¡Me voy a mi winnebago! Por eso nunca tendré hijos... Son una molestia y una pérdida de tiempo – dijo marchándose.

Yo miré a la pequeña. Se veía muy angustiada.

-¿Q... qué hacemos, Russ? – pregunté.

-Primero que todo, acomodarle una habitación. Para eso necesitamos comprar una cama, pero aparte que es de noche no tenemos dinero. Todo se nos fue amoblando aquí y pagando este lugar. No hemos hecho música y no tenemos más ingresos – suspiró – Le prestaría mi habitación, pero yo no tendría dónde dormir... El sillón es algo pequeño para mí – lanzó una gran carcajada haciendo que la pequeña y yo saltáramos de susto.

-Y...yo puedo dormir en el sillón – dije – No me molesta, ella puede quedarse en mi habitación.

-Gracias, D – sonrió – Sabía que podía contar contigo en esto, realmente me apena mucho la situación de la pequeña.

-También a mí... Quiero ayudarla – sonreí e hice una pausa –Ahmm... ¿Noodle? – dije mirándola.

-¡Noodle! – exclamó con expresión de angustia.

-¿Realmente se llamará así? – pregunté a Russel.

-Quizás sólo tiene hambre – dijo Russel.

El estómago de la pequeña rugió y se escondió en el interior de la caja avergonzada.

-¡Entonces es eso! – rio Russel acercándose a la caja. Sólo se podía ver el rostro de la pequeña – Noodle – dijo Russel haciendo el gesto de comer fideos con palillos. Ella salió un poco de la caja – Tú comerás – dijo indicándola – Sólo un momento – hizo un gesto de que debía esperar un poco – Iré a prepararlos para ti – Hizo el gesto de cocinar y ella pareció entender y le sonrió.

Desde El MañanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora