Una Misión Mas

Sus Ojos

Llegó el jueves y yo estaba lista preparada y dispuesta a hacer...el trabajo de psicología.No es el uniforme ya que no iba a estar en la escuela y sí, me gusta combinar mi ropa ahora que tengo mucha. Y Jones había aceptado a un cambio en mi vestuario gracias a que le conté que Aaron me había dicho que ya no le gustaba Bonnie una chica que se vestía igual que yo antes. ¡Gracias Aaron ! Por fin podía decir esto. A Sam le encantó el cambio. Dijo: Es muy parecido a como viniste el primer día. Y le dije que era para ver si seguía siendo mi amiga. Mala idea. Cuestionó nuestra amistad y se enojo medio día conmigo. Le rogé perdón y me perdono. Para mi alivio.

— ¿Lista? —me preguntó Aaron al verme salir de la escuela.

—Lista.

— ¿Con que comenzaremos?

—Bueno, traje dos vendajes, empezaremos con el ejercicio. Luego con la investigación y otro día podemos ir al Centro de Recuperación de la Visión para entrevistar a un ciego. ¿Qué te parece?

— ¡Wow! Vaya que lo pensaste —rio. Qué lindo reía. - ¡LEAN  CALLATE! –me dijo mi conciencia. —Yo solo iba a ponernos un paño o algo para usar de 'vendaje'. Y luego lo que se nos ocurra.

—Bueno ya sabes que vengo preparada. Y... ¿En que nos vamos?

—Ahh...en limusina —dijo indiferente.

—En...limu...limusina —tartamudee. — ¿En serio?

—Si —volvió a decir como si fuera lo más normal del mundo.

— ¿Por?

—No nada, es que no todos los días me voy de la escuela una... ¡LIMUSINA! —exclamé al verla llegar.

—No es la gran cosa — ¡No es la gran cosa, no es la gran cosa para TI! Y como un caballero me abrió la puerta de la limusina y con su mano me indico que entrara. Cuando ya estábamos adentro pude ver, por el vidrio abajo, como Bonnie estaba roja de la rabia. Y muy cínica mente la salude agitando mi mano y moviendo los labios diciendo: ADIOSITO. ¡Comete tus palabras perra!, pensé.

La mansión August era enorme, impresionante, era enormemente impresionante . En pocas palabras, indescriptible. Si...creo que eso no ayuda mucho.

— ¿Vienes? —me pregunto Aaron . No me había dado cuenta de que me quede tildada.

—Claro —dije nerviosa.

Por dentro era aun más impresionante, como en las películas. Un gran salón con alfombras caras, sillones caros y hermosos, grandes ventanales. Y unas impresionantes escaleras dobles como en las mansiones de las películas antiguas. Todo el salón estaba decorado con cuadros hermosos y supongo, caros. Atrás de ellos la pared estaba pintada con un exquisito color crema.

— ¿Te gusta? —me miro.

—Es... —Impresionante, pensé. Pero al mirarlo me di cuenta de lo hermoso que es Aaron, sus ojos color ámbar a la luz de los candelabros que colgaban del techo se veían... —Hermosos —le respondí por alguna razón dejando escapar esa última palabra de mi PENSAMIENTO no de lo que tendría que decirle. Me miro raro ya que obviamente debería ser hermoso, AL MENOS.

—Lo sé, también me gusta mucho.

—Y... ¿Donde trabajaremos?

—En el estudio de papa — ¡Sí!, grité en mi interior.

—Bueno —le dije tratando de contener mi felicidad.— ¿Cómo nos ponemos esto? —indicó el vendaje negro.

—Así —le indique con mi rostro. —Y luego haces un nudo por atrás.

— ¿Así? —se colocó el vendaje.

—Así —afirme. Me coloqué el vendaje.

—Y... ¿ahora qué? —reí.

—Ahora... ¿pusiste el tiempo?

—Sí.

—Bueno, ahora hay que esperar a que suene la alarma de los 30 min. Y hacer lo que siempre hacemos en este tiempo.