Mi cuñada

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Después de unos minutos hablando en el auto, doblé en la esquina donde se encontraba mi casa. A Sam le encantó. Entramos, dejamos nuestras mochilas al lado de la puerta y fuimos a la cocina, mientras yo preparaba algo ella me decía como sería mi habitación de acuerdo a mi personalidad. Yo reía de sus ocurrencias y me logre desconectar del tema de Bonnie y Aaron, aunque sus palabras no salían de mi cabeza. ¡Tú no le harás nada a Lean !

Luego de comer subimos las escaleras mientras le contaba parte de 'mi historia'. El embarazo adolescente de mi madre, Donna, su problema a mi año de edad con un cáncer al hígado. Su muerte, y como nos mudamos con mi padre, Jared, de Italia a Nashville para sobrellevar tan dura perdida. Y su actual trabajo como profesor en la universidad estatal de Los Angeles.

Luego de un rato hablando en el pasillo del segundo piso, Sam, quiso al fin entrar en mi habitación. Le abrí la puerta y al parecer le encanto...mi cama. Se lanzó de un salto. Luego de una media hora de abrir cada puerta, ventana y ventanal de mi habitación, y de que abriera cada cajón que había dio su veredicto. <<Bonita habitación>> dijo. Lo pudiste decir hace 30 minutos cuando entramos, pensé sarcásticamente.

Estuvimos jugando, hablando, viendo películas. Todo normal hasta las 9 de la noche, cuando Jared volvía de su trabajo.

— ¡Lean! —sentimos como se abría la puerta de abajo. — ¡Estoy en casa! —hubo un silencio. — ¡Y cómo hay dos mochilas al lado de la puerta supongo que estas con alguien! ¡Espero que no sea un chico! ¡Y si es así, sácalo por tu balcón antes de que yo llegue allá arriba!

Por supuesto, Jared, estaba al tanto que vendría Sam. Solamente que tendría que hacer como que no tenía idea. Aunque claro la parte de los chicos no estaba predicha. Te matare cuando Sam se vaya, pensé.

— ¿Es tu padre? —articulo sin decir palabra Sam.

— ¡Si! ¡Es mi apuesto padre según tu! —grité para que Jared escuchara y Sam se sonrojara. Aunque no esperaba el golpe en el brazo.

— ¡Callate! —me dijo entre risas.

—Vamos abajo, de seguro trae algo rico para comer —coloque pausa a la película que veíamos, 'Tres metros sobre el cielo', y bajamos a la cocina.

Jared estaba en la cocina muy atareado sacando las compras de las bolsas y colocándoselas en la almacena correspondiente. Comúnmente eso lo hacía yo, también hacer las compras. Así que era de esperarse que no supiera donde colocar cada cosa, no me sorprendería si también trajo algo de mas y trajo algo que nunca compramos. Podía ser uno de los mejores agentes de la A.S.I. pero en temas caseros era pésimo.

Se dio la vuelta y luego de unos segundos de sonreír, saludó a Sam.

—Hola, tú debes ser la amiga de Lean —la saludó. —Soy Jared, el padre de Lean.

—Mucho gusto señor —respondió educadamente Sam.

—Dime Jared por favor —le sugirió Jared. —Señor es muy educado —le sonrió con una de sus sonrisas para ganarse a la mujeres.

—Está bien, Jared —le dijo sonriendo y sonrojada Sam. La tiene, pensé.

— ¿Qué trajiste para comer? —le pregunté.

—Pizza —apunto a la mesa donde descansaban dos cajas de pizza. —Sírvanse —nos invitó. —Yo seguiré ordenando —dicho esto se dio la vuelta y siguió sacando la mercancía.

Tomé la caja más cercana y con el dedo le indique a Sam que fuéramos a mi habitación.

—Tu padre es genial —dijo Sam apenas cerré la puerta.

— ¿Genial? —le dije incrédula. —O... ¿Lindo? —reí.

—Oye esta guapo —dijo mientras se sentaba en mi cama. —Pero no es mi tipo, además debe tener... —alargó pensando. — ¿34?

—31 —corregí. —Es mucho 34.

—Aun así son 14 años de diferencia —rio. —Qué pensaría la gente si yo, una chica de 17 años, saliera con una tipo de 31.

— ¿Estas considerando salir con él? Porque no te quiero como mama —reí recibiendo un golpe de parte de Sam.

— ¡No lo estoy considerando! —rio. —Aunque yo si te quiero como cuñada.

— ¡No cambies el tema! —reclamé tratando de ocultar mis mejillas sonrojadas.

— ¡Oh! Vamos, tu le gustas a mi hermano —rio. —Corrijo. Mi hermano te ama —suspiró. —Puedes creer que fuiste la razón de su ruptura con Bonnie. Se merecia eso, esa —la mire reprochándole. —Arpía, iba a decir arpía, no se merece a mi hermano. ¡En cambio tu si!

—Estás loca —afirme.

— ¡Es que no puedo creer que haya una sola posibilidad de que mi mejor amiga sea mi cuñada! —exclamó rodando por mi cama votando la caja de pizza.

— ¡Hey! Cuidado, la pobre pizza no te ha hecho nada —dije entre risas.

— ¡No cambies el tema! —reprochó. —Vas a ser mi cuñada, vas a ser mi cuñada, vas a ser mi cuñada —dijo cantando.

Entre risas, golpes y pequeñas discusiones por 'ese' tema terminamos de ver tres metros sobre el cielo. Triste, Babi se queda con otro chico mientras Hache esta devastado y solo. Aunque me gustaría que mi historia con Aaron terminara igual, que el encuentre otra y yo me aleje de su vida. Para siempre.

—Adios Jared —se despidió Sam al final de la noche.

—Adios Sam y cuidado —advirtió Jared.

—Vuelvo en 30 minutos —dije antes de cerrar la puerta y dirigirme a mi Mercedes con Sam camino a su mansión.

Una Misión MasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora