JONES

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- ¿Esto se podría llamar invasión a la privacidad? –reprocho por octava vez mi consciencia.

- ¡Oye! La misión me implica vigilarlo.

-Claaaro. La misión. ¿Y puedes decirme cuando Jones te dijo que lo vigilaras?

-Todo el tiempo me lo dice –me defendí.

- ¿Hoy?

-Buee...no -¿Es posible balbucear por algo que te dice tu consciencia? –E..ella...dijo

-Y esto es lo que muchos llaman, obsesión.

- ¿Qué? ¡No estoy obsesionada de Aaron!

- ¡Llevas sentada en este árbol esperando a que llegue dos horas!

-No han pasado dos horas.

- ¡Hasta te vestiste de camuflaje!

Cansada de escucharla, apreté el botón de conciencia off.

Con mis binoculares, de alto alcance y máxima definición, seguí observando la ventana de su habitación, a espera de que algo pasase o se moviese. Mire mi reloj. Si. Hace poco más de dos horas que estaba aquí sentada, en la copa de un árbol, esperando que diera señales de vida.

Después de que Declan me llevara a casa, luego de haber ido a visitar a Thomas. Me di una ducha, y salí con la escusa de que iba a pasar el resto de la tarde con Sam. Otra mentira también, por una u otra razón, que yo desconocía. Sam no se había acercado a mí en estos últimos tres días.

Estaba cansada de estar siempre acompañada por Declan. Bueno, de hecho no me cansaba estar con él, era divertido, y aunque algunas veces podía ser irritante, tenía su lado tranquilo y despreocupado. Nos contábamos diversas anécdotas de misiones anteriores. Pero lo que si me tenía cansada, o más bien agotada, era que tomara cualquier excusa para besarme.

'Creo que ese chico es amigo de Aaron, que nos vea' decía y me besaba. 'Mira ese es el auto de Aaron' y me besaba. 'Ahí esta Aaron' y me besaba.

Como algunas eran verdad, generalmente Aaron si estaba cerca cuando nos besábamos. Como algunas eran mentira, Aaron tenía un circulo pequeño de amigos, y apostaría mi arma a que el no les ha contado nada de sus sentimientos hacia mí.

Aunque hay que admitirlo Declan era muy buen besador, y a diferencia de Aaron que besaba tierna y cariñosamente, el besaba de una forma más agresiva y emocionante. ¿Se puede estar tan confundida, cuando ambos 'romances' son mentira?

— ¡Es oficial, Aaron no está en casa! —murmure enojada, y me dispuse a bajar del árbol. Pero como mi suerte no es la mejor, uno de los guardias de la casa estaba rondando justo debajo del árbol. —Mierda —susurre.

Salte de donde estaba hacia una rama próxima del siguiente árbol, un abeto. Estuve unos cinco minutos yendo de rama en rama, con el máximo silencio y sigilo, para no levantar sospechas.

Estaba en la punta de una rama, y aun así faltaba unos dos metros para la rama más cercana del siguiente árbol, era muy peligroso saltarlo, y además la reciente lluvia de esta mañana tenia aun húmeda esa parte del árbol. Tendría suerte si no me caía, pero iba a intentarlo de todos modos, el guardia de seguridad ya estaba lejos y no podía verme, pero necesitaba bajarme en el siguiente árbol, este no tenia ramas desde el suelo hasta unos cuatro metros de altura, no había forma de bajar. Esa rama a dos metros era mi única salvación.

Me impuse y salte, para mi alivio quede colgada de la rama y al parecer no iba a caerme, pero siempre hay algo malo, debajo de mis pies estaba completamente oscuro, ya que el sol se había ocultado hace un cuarto de hora, no sabía si había una rama en la que podía dejarme caer o no había nada y caería directamente al suelo. Mis manos comenzaban a resbalarse, ya no me quedaban fuerzas en los antebrazos para encaramarme a la rama.

Iba a caer. Mis manos se soltaron por completo, y una exclamación apagada, por la falta de aire y la impresión, salió de mi boca.

Caí unos dos metros, pero mí golpe con el suelo fue frenado por unos fuertes brazos que afirmaban mi cintura y mis piernas, impidiendo que siguiera cayendo. Al parecer la persona; hombre definitivamente, estaba sobre algo parecido a un pequeño suelo de ramas a mitad del árbol, cientos de ramas entrelazadas naturalmente formando un suelo irregular pero firme: ya que cayó de rodillas sobre el suelo de ramas por el impacto de mi cuerpo sobre sus brazos. Saco de debajo de mis piernas la mano que afirmaba a estas, y con ella tomo mi cuello, pegando mi rostro a su torso, abrazándome.

— ¿Estás bien? —pregunto, esa voz que reconocería en cualquier parte.

—Si —suspire. —Oh dios estuve a punto de morir —me abraze mas a él, no me importaba en estos momentos que me sacara de quicio algunas veces.

—Tranquila —acaricio mi cabello cariñosamente, como nunca lo había visto hacerlo, lo hacía tan lentamente como si me fuera a romper si agregaba un poco mas de presión.

—Me salvaste la vida —susurre atónita, sentí como sonrió cerca de mi cabello y me beso en el.

— ¿Te hiciste daño? —pregunto tomando mi rostro con ambas manos.

—Creo que no —suspire, y mire su ropa. Ya no llevaba sus acostumbradas chaquetas y camisas, si no que llevaba ropa verde y café, ropa de camuflaje, como la mía. — ¿Qué hacías aquí?

—Yo...ehh —Por primera vez veía a Declan Nair nervioso. —Quería investigar a la competencia —respondió naturalmente, me miro curioso. — ¿Y tú? Por esa ropa al parecer estabas espiando.

—Jones me mando a vigilar a Aaron —mentí. —Al parecer no está, así que los dos perdemos nuestro tiempo —me levante de sus brazos y pude observar como perfectamente teníamos una vista panorámica de la entrada a la mansión.

—Mira —apunto hacia la entrada, levantándose. — ¿Ese no es el auto de Aaron? —apunto a su Porshe negro. —Al parecer no vinimos para nada —se coloco sus binoculares, iguales a los míos, ambos veníamos con la intención de espiarlo. Aunque por motivos diferentes.

Me coloque mis binoculares, que además tenían visión nocturna, podía ver perfectamente pero de color verde. Vi como estaciono su auto al frente de la puerta de entrada a su mansión. Bajo del lado del piloto, y rodeo el auto para abrir la puerta del copiloto.

Qué raro, pensé. Esta acompañado, pero no por un chico o si no, no haría eso. Una oleada de celos me recorrió como nunca me había pasado. Haciendo que respirase pesadamente.

Una Misión MasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora