Japon

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Estacione la motocicleta en la calle al frente del hospital, el cielo tenía un color anaranjado. El viento despeinaba mi cabello mientras le quitaba las llaves a la motocicleta. Las anaranjadas hojas de los arboles estaban en el suelo, ya era otoño y pronto llegaría el invierno. Frio y duro, pero en tres meses llegaría la primavera, los hermosos días de primavera donde las flores crecerían y las aves cantarían al borde de las ventanas. Luego de esos tres meses llegaría el verano. Y a mitad del verano estaba programado un viaje. A Japón. Necesitaban una buena camarera para un servicio en un crucero de un año. Mi siguiente misión.

Entre a la recepción del hospital, fría, casi congeladora, y con un fuerte olor a desinfectante barato. Me acerque al escritorio de la recepción, donde se veía a una vieja secretaria leyendo una revista tras unos pequeños anteojos rojos.

—Samantha —dije sin rodeos. Bajo su revista y me miro con ojos abiertos y curiosos.

— ¿Disculpe? —me dijo con voz áspera.

—La paciente Samantha , su habitación —pedí, casi ordene. Perfectamente me podrían haber puesto un cartel con luces que dijera: NO ESTOY DE HUMOR, POR FAVOR NO MOLESTAR CON ESTUPIDECES.

Tecleo perezosamente en su computador antiguo, y se acerco bastante al monitor para leer lo que la pantalla le decía.

—Hmm...Samuel...Sammy —siguió leyendo. —Savannah.

—Señora, no tengo todo el día —dije ya frustrada. —Mi amiga está internada de urgencia, me podría decir dónde está su maldita habitación, ahora

Una Misión MasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora