Otra Vez ....

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Al llegar a la habitación 124 toque dos veces la puerta avisando que ya había llegado.

—Adelante —escuche una voz que claramente no era la de Thomas. Pase la tarjeta por el artefacto de la manilla, se escucho el click y la puerta se entreabrió.

La habitación estaba igual que siempre por tres excepciones. La primera; el eisles no estaba a la mitad de la habitación estaba en un rincón. La segunda; la habitación no estaba tapizada de papel de diario, se podía observar el piso de madera perfectamente. La tercera; no había un niño de 7 años, había un chico alto vestido de blanco, con una espalda ancha, unos brazos de infarto, un cabello café claro y un rostro malditamente atractivo decorado por unos profundos ojos chocolate, y ese chico tenía un nombre. Declan Nair.

— ¿Qué haces aquí? —le pregunte asombrada.

—Trabajo aquí —me dijo mientras se acercaba a mí.

— ¿Tu...tu trabajas aquí? —dije tratando de ocultar mi tartamudeo nervioso.

—Soy voluntario —paso su mano por detrás de mí y cerró la puerta, y volvió al centro de la habitación.

— ¿Donde está Thomas? —deje mi bolso sobre la cama del pequeño.

—En el baño —respondió al instante, asentí. —Campeón ya lo lograste —dijo a una puerta blanca que nunca había visto.

—Casi, casi —dijo la voz de Thomas, se escucho como se lavaba las manos, casi al instante salió y abrazo a Declan —Lo logre —dijo feliz mientras Declan correspondía su abrazo.

—Que bien campeón —le dijo mientras lo soltaba. —Llego tu invitada.

— ¿Lean ? —camino hacia mi lentamente.

—Hola Thomas —salude mientras lo tomaba de la mano.

— ¡Lean ! —dijo feliz a lo que me abrazo fuerte las piernas. — ¿También está contigo Aaron? —pregunto inocentemente.

—No —le dije y su sonrisa desapareció. —El no pudo venir —mentí.

—Oh —dijo desilusionado. —Sabía que me vendrías a ver otra vez.

—Las veces que quieras —le dije. —También vendré para tu cumpleaños.

— ¡Sí! —dijo feliz. —Lean quiero que conozcas a Declan —me dijo y con su mano guio la mía a la de Declan, nos tocamos y sentí una corriente que me recorría por completo.

—Ya nos conocemos —dijo Declan y tomo mi mano.

— ¿Si? —me dijo Thomas.

—Sí, va al mismo instituto que yo —le explique soltándome del agarre de declan

— ¡Qué bien! —dijo Thomas, pero lo que no sabía era que no me parecía bien. Declan era extraño y misterioso, y perdóname Cupido, Venus, Afrodita o lo que sea pero Declan era desgraciadamente guapo.

Estuvimos hablando, Thomas y yo o Thomas y Declan, nunca entre Declan y yo. Thomas nos mostro nuevos cuadros, y como le gustaba una pintura que Declan le había regalado, al final de la hora Thomas estaba agotado y se quedo dormido en mis brazos mientras Liam le leía el cuento de los tres cerditos y el lobo. El mismo de siempre y que no se cansaba de escuchar. Junto a Declan lo colocamos en su cama, y salimos silenciosamente de su habitación.

—Dile a Thomas que vendré unos días antes de su cumpleaños —le dije a Declan al cerrar la puerta.

—Estará feliz de verte y yo también —dijo mirándome con esos profundos ojos chocolate.

—Debo irme —rápidamente avance por el pasillo hasta llegar a la recepción, me despedí de la amable secretaria. Llegue a la calle cuando me di cuenta que no tenía dinero para el taxi. Frustrada comencé a calcular cuánto me tardaría si iba caminando. Una hora por lo menos, pensé. Era demasiado y el viento rugía fuerte desordenando mi cabello.

—Con este clima caminando moriré —murmure, me sobresalte al escuchar un bocinazo detrás de mí.

— ¿Te llevo? —me pregunto Declan

—No me debo ir con desconocidos —le dije.

—Oh, vamos. Ya hemos tenido esta charla —me dijo desde su Audi rs5 gris. —Además estoy bastante seguro de que sabes defenderte de los secuestros —me sonrió, con una sonrisa que lejos de sentirme intimidada me sentí cómoda.

Una Misión MasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora