Al levantarnos nos aseamos y partimos nuevamente, tomamos nuestras maletas y fuimos a la camioneta para no perder el tiempo.
- ¿Desayunamos?- pregunté apenas salimos a la carretera.
- Definitivamente sí.
- Que bien, porque muero de hambre.
Paramos en una gasolinera y mientras llenaban el tanque aprovechamos para ir a la tienda.
Tomé algunos dulces para el viaje, varias botellas de agua y un hot dog para el momento.
- Y un paquete de cigarrillos- dijo Mauricio apenas puse todas las cosas en el mostrador.
- ¿Fumas?- pregunté impresionado.
- A veces...
- Eso es malo para la salud, creí que eras de esas personas correctas que odiaban ese tipo de cosas.
- Tengo defectos, nadie es perfecto, pero trato de dejarlos- sacó el dinero de sus bolsillos mientras me entregaron mi hot dog- ¿Vas a comer? Pero, si ya vamos a una cafetería.
- Hasta mientras...
- Comes muchas porquerías.
- Es un defecto, no soy perfecto- sonreí con sarcasmo mientras di una gran mordida a mi hot dog.
Apenas pagó pidió una fosforera y prendió un cigarrillo, yo tomé la funda con las cosas que compré y salimos de la tienda.
- ¿Desde cuando fumas?
- Desde... hace unos años- dijo soltando el humo por la nariz y la boca- Es lo único no saludable que tengo en mi vida.
- Vaya... pero si estabas en contra del alcohol.
- Y también de los cigarrillos, pero son adictivos y yo era una persona muy deprimida que se refugió en cosas dañinas para matarme poco a poco creyendo que eso era la mejor solución por mi falta de valentía para suicidarme.
Arqueé las cejas ante esa respuesta profunda y él me sonrió.
- Pero ese era mi pensamiento de cuando era débil. Todos somos débiles en algún momento y hacemos estupideces pero, como dije antes, estoy dejando estas barras de cáncer.
- ¿Los estas dejando? Entonces ¿Por qué los compraste?
- Hey... no es nada fácil.
- Pues, yo nunca te vi fumar, creo que lo estabas logrando.
- Hermano mío, no fumo todos los días, pero tampoco es que pasábamos las veinticuatro de horas juntos.
- ¿Y cuando viví contigo hace tiempo?
- Lo estaba dejando, y lo estaba logrando... pero bueno, no se pudo.
Esperamos a que termine de fumar y fuimos hacia la camioneta nuevamente, él sacó las llaves de su bolsillo derecho del pantalón mientras yo acabé mi hot dog y al acercarnos pagó al hombre que puso la gasolina, mientras esperaba el cambio yo caminé hacia el asiento de copiloto para entrar a la camioneta pero al pasar por la ventana trasera noté que alguien estaba allí, así que me fijé y vi a esa chica de la noche anterior sentada en la camioneta, esperándonos.
- ¿Tú?- pregunté pero ella no escuchó porque las ventanas estaban cerradas así que solo me miró con una leve sonrisa.
Entré a la camioneta y dejé la bolsa de compras a un lado, me di la vuelta para ver a la chica fijamente con mi mirada de incógnita.
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Apuesto mi vida por ti
Teen FictionA veces vivir se limita a darle un propósito burdo a tu vida, algo que crees querer para conseguir tu libertad porque no sólo con cadenas alguien puede ser prisionero. Cuando tu mente te aprisiona es más difícil ser libre. Fernando nunca pudo enten...