capitulo 24

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 Hice que Sarah se mude a nuestra ciudad para que pueda ver a mi sobrino siempre, quién más que su tío podría contarle de su padre. Así lo hubiera querido Mauricio.

Mi hermano apenas se enteró que tenía un hijo hizo un testamento. Me dio escalofríos al saberlo pues apenas supo de ello él ya pensaba en el futuro, en qué pasaría si muriera, fue demasiado pronto para lo que él se hubiera imaginado. Mejor dicho, nadie se lo imaginaba.

Después de esparcir sus cenizas y sembrar el árbol tuvimos que ir a ver lo que decía el testamento. Allí me encontré a Mayra, fue una agradable sorpresa, la abracé fuertemente apenas la vi.

- No pude ir al funeral... lo siento mucho, me sorprendió que me hayan llamado para esto casi no pude llegar- me dijo después del abrazo.

- No se preocupe, si Mauricio la nombró en el testamento es porque usted se lo merecía.

Detrás de Mayra noté que estaban sus hijos, ellos también tenían un aura de tristeza profunda y se disculparon por no haber ido al funeral.

Llegué con Sarah y mi esposa, esperamos a que llegara la última persona que era Rosalía y luego entramos a la oficina de su abogado.

Mauricio me dejó sus autos y parte de la custodia de su hijo. Yo sería el que cuidara los bienes de su hijo hasta que vea cuando es el momento correcto para darle la herencia pues a su hijo le dejó el cincuenta porciento que le pertenecía de la compañía y todos los ingresos, hasta que él se gradúe de la universidad yo sería el presidente de la empresa. A Sarah le dejó sus propiedades principales y el dinero actual que tenía en el banco, bueno gran parte de ella por que Mayra tuvo un cierto porcentaje de ese dinero con algunas propiedades mientras Rosalía tenía objetos con valor sentimental, una mensualidad generosa, una casa y una joyería que había comprado hace unos años.

Todo lo que tenía mi hermano fue repartido de la forma más correcta que pudo haber encontrado.

Mayra salió de allí sin creerlo ya que ella prácticamente era rica pero, mi hermano nunca se olvidaba de nadie.

Esa misma noche mientras arreglaba unas cosas de mi estantería encontré el disco del nacimiento de Catherine en un cajón. Creí no estar listo para verlo pero después de darme valor lo puse en el DVD y lo vi en la televisión de la sala. Respiré tres veces antes de ponerle play, apagué todas las luces hasta que la pantalla fue la única que alumbraba el lugar.

- ¡Vamos! ¡Isa!- exclamaba Mauricio mientras Isabel pujaba- ¡Tú puedes!

- ¡Obviamente que puedo, ya cállate!- le gritó Isabel coléricamente por el dolor.

- ¡Sonríe para la cámara! Que Fernando vea que es el día más feliz de nuestras vidas.

Isabel pujaba tratando de ignorar a Mauricio. De pronto mi hermano le entregó la cámara a un enfermero que se ofreció a ayudarle. Mi hermano estaba sonriente, a pesar de que Isabel gritaba, Mauricio trataba de tranquilizarla pero ella sólo se enojaba más. Isabel le pidió la mano a Mauricio y él se la dio con gusto.

- Isabel... suelta... por favor- suplicó Mauricio después de un rato ya que Isabel apretaba con tanta fuerza su mano.

Sonreí divertido al ver cómo Mauricio sufría por su mano.

- ¡Isa, maldita sea!

- ¡Es la culpa de tu hermano! ¡Dónde está!

Isabel siguió gritando y pujando.

Apuesto mi vida por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora