No esperamos mucho hasta que la camarera llegara, al parecer ella también tenía mucha prisa en encontrarnos, mejor dicho, en encontrar a Mauricio.
Mauricio al verla solo sonrió, era esa sonrisa de cortesía porque no estaba muy contento de verla, a decir verdad solo la llamó por nosotros.
- Ojos azules- dijo la camarera con una enorme sonrisa encantadora- Entren.
Ella tenía un Volkswagen pintoresco. No parecía peligroso así que entramos con mucha confianza.
- Gracias, por llevarnos, en serio- dijo mi hermano apenas cerro la puerta.
- Te dije que llamaras cuando quieras aunque no sabía que iba a ser tan pronto...
- La vida está llena de sorpresas- murmuré mientras abría la ventana.
- No abras toda la ventana, se suele atrancar.
Ella volteó y se dio cuenta que ya era tarde pues yo ya había abierto toda la ventana, sonreí nerviosamente y ella me miró con furia mientras Mauricio que iba de copiloto estaba centrado en su mundo, pensando en no sé qué cosas porque no nos había oído.
- Perdón- mascullé sin saber que más decir.
- No... importa- murmuró relajándose pero su mirada aún estaba fulminándome.
- Bueno, ¿sabes a donde nos dirigimos?- intervino Sarah que estaba a mi lado.
- Pues, no- miró a Mauricio y él volteó su cabeza y la miró.
- ¿Disculpa?- dijo entrando recién a la conversación.
- ¿Suele pasarte a menudo? Eso de estar ido en tus pensamientos...
- Sí, muy a menudo... pero ¿Qué estaban diciendo?
- Que me dirijas, ojos azules.
- ¡Ah! Claro- murmuró.
Estaba seguro que mi hermano odiaba que le diga "ojos azules" por esa mirada que le ponía a la camarera cada vez que lo hacía pero ella no se daba cuenta de esas miradas de mi hermano estaba muy ocupada admirándolo.
- Bien... es recto, todo recto después de veinte kilómetros hay una curva... y llegaríamos a un pueblo donde podríamos rentar un auto.
- Yo con gusto los llevaría hasta su destino- dijo la camarera empezando a arrancar el auto.
- No es necesario- murmuró Mauricio abriendo su ventana- No te preocupes estaremos bien.
- ¿Y te volveré a ver?
Esperó unos segundos como si en serio lo estuviera pensando.
- Sí, claro. A partir de hoy yo te estoy debiendo un gran favor.
- Y me las cobraré, tenlo por seguro.
- Con tal que no sea en esta semana...
- ¿Por qué no?
- Porque no.
Ella miró la seriedad de Mauricio por un segundo y luego sonrió.
- Entonces esta semana no- dijo con una enorme sonrisa, como si hubiera ganado un premio.
Sarah y yo nos miramos y estoy seguro que pensamos lo mismo ¿Qué le pasaba a esa chica? Como le podía gustar Mauricio, él es muy indiferente y hasta suele ser muy grosero con las personas de su alrededor pero a ella no parecía importarle solo porque Mauricio era guapo.
ESTÁS LEYENDO
Apuesto mi vida por ti
Teen FictionA veces vivir se limita a darle un propósito burdo a tu vida, algo que crees querer para conseguir tu libertad porque no sólo con cadenas alguien puede ser prisionero. Cuando tu mente te aprisiona es más difícil ser libre. Fernando nunca pudo enten...