Capítulo 4

312 17 0
                                    

Las cosas se salieron de control.

Perdí el control de las cosas, de mis sentimientos, de mis acciones.

Perdí el control.

Perdí el control con un tipo controlador, atractivo y que ahora estaba sosteniéndome con fuerzas. Que ahora tenía sus manos en mi nuca... Y sus labios en los míos.

Suspiré, por no admitir que era un gemido mientras sus labios se apoderaban de los míos y su lengua se enredaba con la mía con tanto fervor que me sentí arder cuando el señor Steel se apartó.

-Está sonrojada, señorita Edwards...- susurró contra mis labios, lo que me hizo abrir los ojos y observar esos preciosos ojos suyos junto a los míos. No sabía que decir, esto estaba mal y lo sabía muy bien pero, cuando volvió a besarme, fue inevitable no seguirlo, no acompañarlo y no disfrutarlo. Sí que sabía besar...

-Cuando la situación se vuelve incorrecta...- comencé pero sus labios bajaron por mi mejilla, mi cuello. Gemí cuando sus dientes rozaron mi piel y cuando bajó hasta el muy pequeño escote que tenía.

-No me imagino como arderá entonces...- dijo dejándome un poco confundida pero cuando subió a mis labios una vez más, toda confusión se fue. Mis dedos hicieron lo que querían desde hace rato y acariciaron su rostro, su cabello, sus hombros...- Quiero que se quite la ropa, señorita Edwards.

Y todo se detuvo. De mi parte... Lo alejé un poco, mi respiración haciendo subir y bajar mi pecho abruptamente, donde sus labios habían dejado ese camino de fuego que aun sentía. Lo observé a sus ojos, él no estaba bromeando.

-No soy su zorra, soy su secretaria.- respondí con el orgullo de pie, junto con la feminista en mí, listas para atacar. Me observó con atención, su mirada tan fría y reconfortante a la vez.

-En ese caso...- balbuceó acariciando mi labio, bajando por mi piel, mi cuello con dos de sus dedos, provocando un escalofrío mientras hacía círculos en mi piel.- Tómalo como un trabajo extra.

-No trabajo de ramera.- sujeté su mano pero se soltó de ella, bajando su mano por mi hombro, mi brazo...

-Me dijiste que viviera sin tomarme las cosas en serio.- se presionó hacia mis labios una vez más pero lo aparté velozmente.

-Sí, pero sí a mí. No puedes tratarme como una cualquiera.- discutí y él me observó con esa atención nuevamente. Me puse de pie y le di un empujón.- ¿Quién piensas que eres para hacer esto?

-Tu jefe, estoy seguro de que tú puedes...- comenzó pero mi orgullo estaba en la cima de mente, golpeando y golpeando mi cabeza para discutir. Empujé mis manos contra su pecho una vez más, con más ira que antes.

-Tú eres un estúpido que no logra conseguir mujeres y que por eso acosa a las demás.- grité pero no demasiado fuerte, no quería humillarme si alguien me oía.

-No es eso, yo consigo lo que quiero.- me corrigió, acercándose a mí para tomar mi brazo pero me aparté velozmente hacia atrás. Mi enfermedad estaba haciendo estragos con mi humor.

-No a mí, eres una asquerosa persona. Eres un imbécil que no podría estar con una mujer aunque la pagaras.- escupí con rabia y tomando el control de mis piernas, logré dirigirme hacia la puerta.

Estúpido. Había tantas cosas que quería gritarle y que no podía hacerlo. Quería decirle lo patético que era al hacerme esas preguntas, que lo odiaba por decirme como orden algo que quizás, habría aceptado como propuesta. Pero él era demasiado estúpido para decir algo honestamente, para decir algo más... Íntimo y dulce.

Crazy Little Things In My Head (Crazy Little Things #1) [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora