Capítulo 7

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No quería esta realidad.

Demonios, no. No quería que esto estuviera pasando. Quería quedarme con él en ese sillón, quería disfrutar de lo cálido que había sido. Ahora yo había sido la que se alejaba, Harry tenía razón. Era yo quien me cubrí de nieve y comencé a intentar pasar desapercibida.

Pero él me veía, y lo supe desde que salí de la ducha, del baño ya vestida con un vestuario parecido al que había usado el día anterior, falda de color negra, tacones iguales, camisa rosada, suave y una chaqueta liviana sobre mis hombros. Lo malo de todo esto era que él había conseguido, comprado o recogido esto para mí mientras yo dormía y no quería pensarlo pero, parecía como si se preocupara por mí. Empujé ese pensamiento a lo más profundo de mi mente cuando me dirigí hacia su escritorio, con el cabello húmedo atado en una coleta para impedir que me mojara la chaqueta, tras el cual estaba sentado viendo todos y cada unos de mis pasos.

-¿La ropa te sienta bien?- preguntó casi con timidez y asentí entrelazando mis dedos hasta que uno de ellos sonó fuertemente.- ¿Necesitas... Algo?

-Espero que el... Conseguir algo de ropa para mí no haya sido problema.- respondí con nervios, soltando mis manos para poder alisarme la falda. No es que tuviera arrugas o pliegues pero, como sea...

-No, hay mucha ropa de más aquí. Bueno, todo excepto tu pijama que, espero, conserves.- propuso y le sonreí agradecida ante ese pequeño abismo de calidez en su voz.- Jessica, tú puedes... Puedes pensarlo si quieres...- y no creía que se refería a conservar el pijama.

-Me gustaría que haya un ambiente profesional aquí.- murmuré casi desganada, intentando que mi voz no notara que era lo opuesto a lo que me gustaría.- Yo solo... Solo comenzaré con mis quehaceres y tareas.

-Sí, sí, está bien.- se puso de pie lentamente y se quedó apoyado en su escritorio, su cuerpo ubicado exactamente frente al mío, solo con el mueble en medio.- Preparé tu bolso con las cosas que creí que necesitarías, y está ahí, sobre la mesa junto al sillón.

-Gracias.- respondí sin voz, a pesar de que en otro momento habría estado enfadada por pensar que había estado tocado mis cosas sin mi permiso.- ¿Necesitas...?- me corregí velozmente.- ¿Necesita algo antes de que me retire?

-No, Jessica. Está bien, gracias.- murmuró sin parpadear siquiera. Me incliné por mi bolso sobre la mesita y comencé a caminar hacia la puerta cuando...- Jessica.

-¿Sí?- pregunté volteando hacia él, quería que me detuviera y ahora que lo había hecho, no quería que me dejara ir. Se acercó con grandes zancadas hacia mí y sujetó mi mejilla.

-Es difícil simplemente dejarte ir, así que...- presionó sus labios contra los míos y luego de que pasaron tres insignificantes segundos, golpearon la puerta, alejándolo velozmente.- Por favor, sal de aquí.

Asentí ante su pedido y comencé a caminar con timidez hacia la puerta. Me encontré con Michael allí y él me sonrió, viendo hacia adentro y regresando a mí nuevamente.

-Buenos días, Jess. ¡Qué suerte que hayas venido!- exclamó propinándome un suave abrazo y lo recibí, porque había algo de calidez que yo necesitaba en sus brazos.

-Sí, buenos días a ti también.- le respondí, permitiéndole que me abrazara hasta que dentro de la oficina, Harry se aclaró la garganta no tan silenciosamente.

-¿¡Qué deseas Michael!?- gritó con esa fría voz y Michael me soltó para entrar de a poco en la oficina. Eché una mirada hacia él, más por tener una excusa para ver a Harry de nuevo que para observar a Michael pero Steel apretó la mandíbula.

-Solo quería reportame al trabajo, señor Steel.- sonrió Michael y cuando iba a dejar la puerta cerrarse, mi mirada encontró un trozo de tela de encaje echa un ovillo junto al sillón... Mis bragas.

Crazy Little Things In My Head (Crazy Little Things #1) [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora