Capítulo 4

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Samantha Rose

No puedo dejar de notar la presencia del hombre que ha entrado, es casi demasiado grande  para este pequeño lugar. Pero no actúa como si estuviera incómodo, de hecho, actúa un poco como si ya me conociera. Cuando me ha dicho que está interesado en invertir fue como un balde de alivio siendo derramado hacia mí, necesito tanto esto, pero no quiero actuar como si estuviese desesperada, aunque claramente lo estoy. Durante todo el tiempo que ha estado aquí me ha sido imposible dejar de notar su mirada sobre mí, sus ojos siguiéndome en cada paso o gesto que hago, y se siente tan bien, sentirse deseada por un hombre atractivo. Cuando me pregunta si aceptaría salir a cenar con él, me preocupa que esté interesado solo en salir conmigo y no en invertir en el restaurante pero acepto de todas formas.

Regresamos a la pequeña oficina y le muestro los papeles, conozco los datos casi de memoria de la cantidad de veces que les he echado un ojo, y sé que toda la situación se ve mal, que los números están casi en rojo y que si no salimos de esta pronto tendremos que cerrar y ver como el banco nos quita el restaurante y un poco más. Pero él parece encantado y muy dispuesto a empezar a trabajar casi de inmediato, lo que me sorprende y se lo hago saber.
- Lo siento Rose- dice mirándome directamente, y es imposible sostenerle la mirada- ¿puedo llamarla así verdad?
Estoy a un segundo de decirle que no, que nadie me llama así porque era el nombre de mi madre, casi todos me llaman Sammy o Samantha. Pero no lo hago, por Dios, el pensamiento que me viene a la mente es que solo quiero que me llame, no importa como.
- Rose está bien-murmuro, el asiente y se acerca un centímetro más y con el espacio tan pequeño de mi oficina, siento que está demasiado cerca como para ser profesional.

-Tengo muchas ganas de empezar a trabajar con usted, le veo mucho futuro al lugar- baja un poco la cabeza y sonríe como si supiera algo que yo no- Además, no será difícil levantar el lugar. Ya tengo varias ideas, confía en mi en esto Rose.

Yo asiento. Me mira directamente y la sensación es casi demasiado abrazadora para soportarla.

- ¿Lo haces?- me pregunta casi indecentemente.

-¿Disculpa?

- ¿Confías en mí?- pregunta con voz ronca.

- Creo que sí- contesto, pero sale como un suspiro.
Parece complacido con la respuesta.
- Quiero buscarte para cenar esta noche- todavía está demasiado cerca, es como si me persuadiera a contestar cada pregunta que me hace, si no me pongo a controlar la situación ahora, temo que pueda salírseme de las manos.
- Puedo encontrarme contigo donde me digas- contesto, tratando de volcar el asunto a un tono más formal.
- Me gustaría pasar a buscarla Rose- no sale como si fuera una petición, suena como un requerimiento.
- Y yo le digo que prefiero manejar hasta donde usted me diga.
Después de un segundo contesta.
- Está bien- toma un papel y lápiz de mi escritorio y empieza a escribir, cuando termina me tiende el papel- La espero en mi casa a las 8 Rose.
- ¿Su casa?- no sé si seré capaz de pisar su casa algún momento pronto, me siento un tanto descontrolada estando cerca de él- Creí que sería una cena de negocios.
El ríe un poco, y me siento confundida ante su expresión. Pareciera como si quisiera decirme un millón de cosas, pero en cambio solo se acerca un paso. Demasiado cerca para una actitud profesional, demasiado cerca como para oler el almizcle en él.
- Rose- dice. Todavía conserva la sonrisa en su boca, dientes perfectamente alineados y me pregunto si tuvo que usar brakets como yo, o si sus dientes han sido siempre así de perfectos.- Debe saber que no son solo negocios lo que quiero con usted.
Pasa un latido, un segundo en el que creo que esos dientes van a comerme. Es como si estuviera volviéndome loca, veo a dos personas en una misma, un hombre correcto y educado pero un segundo después veo en sus ojos a una fiera, y lo peor que es siento atracción hacia ambos.
- Yo no sé si quiero algo más que negocios con usted, señor Walker- digo fingiendo confianza. Mi reacción parece complacerle porque sus ojos se iluminan con mi respuesta.
- Permítame hacerle cambiar de opinión- durante un momento me mira a los ojos y veo a la fiera, lista para el ataque. Retrocedo y lo hago tan deprisa que el gesto no pasa desapercibido, su mirada vuelve a cambiar y en un segundo se levanta y camina hasta la puerta.
- Nos vemos a las 8 Rose- dice alejándose.

Orgullo, Prejuicio y más [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora