Capítulo 35

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Ni siquiera puedo ponerme a llorar con lo enfadada que estoy.

En cambio, voy hasta la casa de mis padres en busca de refugio. Mi madre es la primera en abrir la puerta con una enorme sonrisa en el rostro.

-Sammy- dice envolviéndome con un brazo y cerrando la puerta con el otro-No sabía que ibas a venir, te hubiese preparado algo de comer.

-Estoy bien-digo mirando alrededor- ¿Dónde está papá? -pregunto.

-Los chicos tienen un torneo esta noche, así que él fue con ellos- dice ella mientras camina hacia la cocina- ¿Estás bien? Te ves un poco pálida, tal vez tienes un poco de hambre- dice prendiendo el horno, todo esto sin mirarme ni una sola vez- Tengo unas cuantas papas, las colocaré en el horno mientras hablamos.

-Gracias mamá- digo

-Espera, se supone que tendrías que estar con James esta noche- dice ahora sí enfrentándose a mí, mis labios se fruncen hacia abajo y cierro los ojos antes de tener la oportunidad de derramar una sola lágrima- Oh, cariño- dice mi mamá envolviéndome con sus brazos- ¿Qué fue lo que pasó? –pregunta

-Solo no lo conseguí- digo encogiéndome de hombros- Pero no quiero hablar de ello, mamá. Mejor, cuéntame cómo estuvo el día con las niñas.

-Son unos ángeles, Sam. Liz estaba tan feliz de poder quedarse con ellas, pero a mí me dejaron agotada en pocas horas.

Mi madre y yo caminamos hasta el sofá, donde recuesto mi cabeza sobre sus piernas mientras ella me acaricia suavemente el pelo.

-¿Quiero saber qué fue lo que pasó?- vuelve a preguntar

-Nos besamos.

-Eso es genial, Sam. Deberías estar feliz por ello.

-Pero después de eso James se puso como loco y dijo que sentía haberme besado, mamá.

-Oh, pero ¿Qué le dijiste tú?

-Nada, solo agarré mis cosas y vine aquí.

-¿No le dijiste nada?- dice mi mamá levantándose del sofá mirándome como si yo estuviera loca.

-Por supuesto que no le dije nada- contesto quedándome sentada-¿Qué más querías que le dijera? Estaba avergonzada por todo lo que pasó.

-¿Qué más?- dice ella incrédula- Debiste actuar como una adulta y decirle lo que estas sintiendo y no huir como una adolescente hormonal. El hombre es muchas cosas, pero no es un maldito adivino, cómo esperas que sepa que sigues como una loca por él, si al minuto que te besa sales huyendo. Dios, Sam.

No lo vi de esa forma y sé que mi madre tiene toda la razón y ahora quiero esconderme en una cueva y no salir de ahí, en digamos, mil años.

Sin mirarme mi madre levanta el teléfono y espera.

-Anne- dice y yo suspiro contra la almohada, lo que menos necesito es el regaño de dos mujeres en un mismo día. Mi mamá tiende el teléfono hacia mí y lo tomo a regañadientes, temiendo lo que se viene.

-Es la última vez que arruinas algo, Sam-dice Anne molesta desde la otra línea-Voy hacer una cita con James, y esta vez harás todo lo que te digo ¿Entendido?

-Entendido- digo y la línea se corta.


James

Me despierta el sonido del teléfono.
Estiro mi brazo a todo lo que da en esta cama que es demasiado grande para una sola persona y alcanzo mi teléfono sobre la mesa de la luz. Todavía de forma inconsciente, contesto y lo pongo sobre mi oreja sin siquiera abrir los ojos.
- ¿Sí?- pregunto a quién sea que está en la otra línea.
- ¿James?- contesta la voz de mi hermana- ¿Todavía no estás despierto? Son más de las 8.
- No tengo que estar en la oficina hasta la tarde- contesto- ¿Necesitas algo?
- Estoy preocupada- contesta ella.
- ¿Por qué, Anne?
- Es Sam- dice, su tono, y sobre todo el nombre, hacen que me siente recto en la cama.
- ¿Pasa algo?- pregunto saliendo de la cama- ¿Son las niñas?
- No, es solo Sam. Hablé con ella anoche, y creo que va hacer una locura.
- ¿Anne, de qué estás hablando?
- ¿Recuerdas a Ben?- aprieto mis dientes, por supuesto que recuerdo a ese idiota.
- Sí- gruño.
- No sé qué demonios pasó ayer con ella, pero estaba histérica, dijo que tal vez nunca podría conseguir nada mejor que Ben y que estaba dispuesta a volver con él.
- ¿Qué?- pregunto furioso- Eso es una estupidez, Rose merece un tipo mil veces mejor que ese bastardo.
- Lo sé, James- dice mi hermana con voz triste- Pero no pude hacer que ella lo entienda, citó a Ben esta noche en un hotel para tratar de recuperarlo.
-¿Se volvió loca? Iré ahora mismo a su casa- digo poniéndome en marcha.
- No está ahí ¿Crees que ya no fui? A desconectado su teléfono, ni siquiera su mamá sabe dónde está.
- Mierda ¿qué demonios le pasa?
- No lo sé. Algo le pasó ayer e hizo que se sintiese de lo peor, pero no me ha querido decir qué fue, sea lo que sea, ha arruinado la autoestima de mi amiga.
Yo. Fui yo, cuando la rechacé hice esto, por culpa de mi estupidez he llevado a esa mujer a pensar que vale tan poco como para estar con el idiota de Ben.
- ¿Por lo menos sabes qué hotel es?- pregunto.
- Sí, sé que ella planea encontrarse con Ben el restaurante del Hotel Central a las 9 de la noche, pero no tengo la menor idea de qué habitación.
¿Habitación? Gruño internamente, no voy a dejar que Rose esté cerca de una habitación con ese tipo ni siquiera estando muerto.

Orgullo, Prejuicio y más [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora