Capítulo 25

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Más días pasan y tengo el cheque con el dinero de James en mi poder, pero soy demasiado cobarde como para dárselo. El caso es que las cosas están demasiado bien entre nosotros y no quiero arruinarlo o mancharlo bajo ningún concepto. También sé que ese dinero y la verdad sobre todo es un gran abismo entre nosotros, uno que estoy muy cómoda omitiendo.
Llego a la casa cuando ya es de noche, y todas las luces de la casa están apagadas. Sé que James no está porque hoy tiene esa cena con las personas con quien firmó el contrato. Me toma mi tiempo intentar abrir la maldita puerta de la entrada y escucho a Lucky lloriquear desde el interior, por lo que me rindo y voy hasta la parte trasera de la casa y entro por la cocina. Todo está apagado y silencio así que me quito los tacones y camino de puntillas todo el trayecto hasta mi habitación.
Después de una ducha rápida y haberme puesto la pijama, me quedo dormida con un libro que robé de la biblioteca de James entre mis manos.
No sé cuánto tiempo es que me quedo dormida pero un grito me despierta. Específicamente el grito de Amber.
Aún un poco dormida corro hasta su habitación que queda en el mismo pasillo he intento en vani abrir la puerta.
- ¿Amber, estás ahí?- pregunto golpeando la puerta- ¿Estás bien?
Escucho sus pasos y su llanto y eso hace que me ponga en alerta.
- ¿Cariño estás herida?- pregunto.
- Mami no puedo abrir la puerta- dice con la voz cortada- Me duele la cabeza- dice hipando.
- Está bien, cariño- digo tratando de tranquilizarla- ¿La cerraste tu?- pregunto
- No, fue Ivonne- dice- Mamá, quiero salir- vuelve a decir.
- Iré a buscar la llave ¿Está bien? No hay razón para estar asustada, cariño- digo con voz calmada.
Corro escaleras abajo en busca de la habitación de esa mujer, pero cuando llego ahí noto que no está. Juro que la odio, tanto que todo en mi arde. Busco la llave de la habitación de Amber por todas partes sin preocuparme de hacer un lío, pero no está por ningún lado.
Maldiciendo vuelvo a subir las escaleras hasta la habitación de Amber.
- No puedo encontrar la llave- digo contra la puerta- ¿Cariño estás bien?- pregunto.
- Mami, no me siento muy bien- dice aún llorando.
- ¿Puedes hacerme un favor? ¿puedes dejar de llorar?
- Voy a intentarlo- dice ella respirando profundamente.
- Voy a entrar por el balcón ¿Está bien?- no escucho su respuesta puesto que salgo corriendo hacia mi habitación abriendo la puerta corrediza me deslizo fuera. La última vez que hice esto no estaba muerta de miedo como ahora pero de ninguna manera voy a dejar que eso influya en mi contra. Subiendo al balcón pongo todo mi cuerpo sobre la valla que separa mi balcón y los otros dos para llegar a Amber. Mi corazón late con rapidez dentro de mi pecho mientras engancho mi pie en el primer escalón, cuando lo hago sonrío un poco. Solo faltan otros cinco. Cada pequeño movimiento retorcía mi estómago en un enorme nudo. Estaba aterrada hasta el infierno y sentía que estaba por caer al suelo. Pero no lo hice y cuando salté al balcón de Amber estaba demasiado preocupada por ella para disfrutar mi pequeña hazaña.
Abriendo la puerta corrediza entré a la habitación para encontrar a mi niña sentada con los ojos empapados.
- ¿Cariño, estás bien?- le pregunto sentándome frente a ella. Niega con la cabeza, sus labios frunciéndose.
-Me duele la cabeza- dice hipando.
Pongo la palma de mi mano sobre su frente y me sorprendo por lo caliente que está.
- Tienes mucha fiebre- digo en pánico. La tomo en brazos y corro hasta el cuarto de baño abriendo la ducha. Amber está llorando con fuerza y no se separa de mí mientras la coloco sobre el chorro de agua. Cuando creo que han pasado unos minutos tomo una toalla y la cubro con ella para luego dejarla sobre la cama y ponerle un nuevo pijama.
- ¿Cómo te sientes?- pregunto mientras la cambio. Ya ha dejado de llorar pero sus mejillas aún lucen rosadas. Ella se encoge un poco de hombros y el gesto no me convence así que vuelvo al baño y tomo un termómetro y le mido la temperatura. Cuando este pita y veo que tiene 39 grados es cuando de verdad entro en acción. Intento en vano abrir la puerta y casi con miedo miro al balcón de nuevo.
- Vamos a bajar por el balcón- digo tomando a Amber en mis brazos de nuevo- Necesito que te sujetes fuerte ¿Está bien?- ella dice que sí con la cabeza y coloca sus manos alrededor de mi cuello y sus piernas a mi alrededor.
Subo de nuevo al balcón y con todo el cuidado que puedo empiezo a escalar verticalmente hasta mi balcón. Pero es mucho más difícil con el peso de Amber y estoy mucho más asustada ahora. Cuando estoy a dos pasos de llegar a mi balcón pierdo el equilibrio y la mitad de mi cuerpo golpea con fuerza el concreto. Mi visión se nubla durante un segundo y temo que caigamos las dos. Doy los otros siguientes pasos murmurando plegarias y cuando por fin estamos en mi lado del balcón casi empiezo a llorar. Coloco a Amber en el suelo y ella parece lánguida. Me levanto el costado de la blusa y veo la larga línea de moretones formándose y cuando intento tocar ese lugar una serie de maldiciones pasan por mi cabeza. Se ve mal, está rojo y se va hinchando pero por lo menos no fue el cráneo de Amber o el mío en el suelo. Tomando mi teléfono y las llaves del coche de James corro al garage con la niña en mis brazos y la coloco en la parte de atrás del coche. Es cuando me siento en el coche que el verdadero dolor al costado de mis costillas empieza, casi al punto de dejarme sin respirar. Duele cuando meto el aire y recostarme contra el asiento del coche resulta imposible.
Llego al hospital unos pocos minutos después y atravieso la sala de urgencias con Amber en mis brazos cuando me topo con un enfermero que me pregunta cuál es la situación.
- Tiene fiebre muy alta-digo desesperada y sin aire- No tengo idea si es alérgica a algún medicamento o si sucede otra cosa por eso la traje. Sé que su pediatra trabaja aquí pero no puedo recordar su nombre.
- Está bien señora- dice el hombre ee forma calmada, caminos hasta una pequeña salita donde coloca a Amber y otra enfermera se hace cargo mientras el me hace unas preguntas.
- ¿Desde cuando está así?- pregunta sosteniendo un porta papeles en la mano.
- Desde esta noche creo. Yo fui a trabajar y la encontré así ahora.
- ¿Es su hija, cierto?
- Sí- digo sin dudar, pero luego lo pienso mejor- Es la hija de mi marido.
- Está bien. Por ahora vamos a bajarle la fiebre en tanto llega el doctor y haremos unos cuántos análisis para desechar otras cosas. Puede quedarse con ella.
Digo que sí y me acerco hasta la pequeña camilla rosa donde Amber está acostada.
- ¿Cómo te sientes?- pregunto empujando su pelo hacia atrás.
- Van a sacarme sangre mami- dice con el labio temblándole- Me va doler.
- Solo un poco- digo hablándole despacio- Pero es para que te sientas mejor ¿Está bien? Quiero que seas valiente y te prometo que todo va terminar más rápido.
- Está bien- dice ella derramando unas lágrimas.
- Voy a llamar a papá un momento- digo alejándome unos pasos.
El teléfono pita un par de veces y al tercero James contesta.
- Rose-dice James del otro lado.
- James, estoy en el hospital- digo hablando rápidamente- He traído a Amber porque tenía mucha fiebre. Necesito que vengas ahora.
- Dios mío ¿Ella está bien?- pregunta agitado- Estoy saliendo ahora, Rose. Estaré ahí en un par de minutos ¿Está Amber bien?
- Ella está bien. Le están haciendo unas pruebas pero está bien.
- Rose no te separes de ella, te lo imploro. Estaré ahí en un par de minutos.
- No lo haré- digo.

Orgullo, Prejuicio y más [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora