James
Por lo que puedo sentir, creo que la tengo justo donde la quiero. Pero no me engaña, todas esas pretensiones de joven inocente no son más que una fachada, estoy seguro. Sé de lo que ha visto en mí, alguien de quien puede aprovecharse, sacarme más dinero, utilizarme. No sé que estrategia habrá utilizado con mi padre, y en el fondo estoy muy feliz de que lo haya engatusado, pero conmigo está fingiendo muy bien, por un momento hasta creí que de verdad ella era así, dulce, inocente. Pero sé lo que pasó, vi todos esos cheques, todos los papeles que avalan que esta mujer y mi padre casi llevan a la quiebra la empresa. Dios, de solo pensarlo tengo ganas de hacer cualquier cosa, pero la venganza es un plato que se come frío y estoy dispuesto a disfrutar este.
Regreso a mi casa para preparar todo para esta noche, pero primero debo hacerme cargo de un pequeño detalle, mi hija. No estoy preparado para dejarle saber a Rose que tengo una hija, quiero terminar con esto y de ser posible nunca cruzar a mi pequeña con esa mujer. Por eso decido enviarla a casa de mi mamá por esta noche. Por supuesto, ella no está feliz al respecto.
- ¿Quién va cuidarte si no estoy?- su vocecita retumba en toda su habitación rosa.
- Papá puede cuidarse solo por hoy- digo sentándome junto a ella. Ambos estamos en suelo y mi pequeña tiene todos sus muñecos sentados como si fueran espectadores.- ¿No te gusta ir a casa de la abuela?- pregunto.
- Me encata ir- dice ella- Pero no me gusta dejate solito- frunce los labios de modo que ambos le quedan hacia abajo.
- Prometo que es solo por hoy- ella no parece escuchar lo que digo ahora, está sirviendo té invisible en una pequeña tacita rosada y la pone sobre su boca y sorbe.
-Está bien papi- dice con aire de suficiencia- pero voy a volver para ayer.
Yo río.
- Vas a volver mañana-
- Eso- dice, se levanta y deposita a un oso de peluche marrón en mi regazo- El señor gato te va cuidar.
- Ya me siento protegido- le digo y ella aplaude.
Llamo a mi mamá para avisarle que voy a enviar a Amber a su casa y ella por supuesto está encantada con la idea.
Cuando mi hija está rumbo a la casa de su abuela me dedico a preparar la casa para esta noche, le he pedido a Amelia, la mujer que trabaja en la casa, que preparase un cena para dos y que luego todos se vayan.
Si voy a hacer esto necesito estar concentrado en mi objetivo, esa mujer es muy inteligente y mi plan no debe tener fallas para que ella caiga. Me doy una ducha y me preparo de manera informal para hacerla sentir más cómoda, quiero darle la idea de que soy accesible. Cuando está todo listo me siento a esperarla frente a la ventana, llega minutos antes de las ocho, veo que tiene un Fiat Fiesta que hace un ruido horrible al estacionar frente a mi puerta, tiene la pintura dañada y ni siquiera puedo definir el color, cuando el motor se detiene pareciera como si fuera a caerse a pedazos y no puedo creer a esta mujer. Arriesga su vida metiéndose en ese coche en ruinas solo para mantener una fachada. Dios, tengo ganas de zarandearla y preguntarle por qué es tan hipócrita.
Espero a que toque el timbre para salir a recibirla, no voy a darle ningún indicio de haber notado la cosa en la que vino, que es precisamente lo que ella quiere. Quiere que sienta compasión al verla en esa cosa, y no voy a darle el gusto.
ESTÁS LEYENDO
Orgullo, Prejuicio y más [EDITANDO]
RomanceJames quiere venganza. ¿Y Samantha? Samantha solo quiere paz. Pero, ¿qué pasa cuando tienes que pagar pecados que no cometiste? ¿Qué pasa cuando juzgas demasiado rápido?