James
No deja de mirarme y yo tampoco dejo de hacerlo. Es una belleza de eso no hay ninguna duda, pero también es una mujer calculadora, cada movimiento, cada gesto que hace tiene como objetivo seducirme, y demonios lo está consiguiendo. No hemos dicho mucho durante la cena, solo la pequeña charla cuando no tienes nada más interesante que decir. Pero creo que el problema es ese precisamente, no hay mucho que decir ahora, si fuera otra mujer, si fuera alguien distinta y respetable la seduciría como se merece, le haría el amor varias veces en toda la casa, besaría esos labios hasta cansarme. Pero es ella, y el rencor puede más que cualquier calentura pasajera.
- ¿Quiere postre, Rose?- pregunto amablemente, ella se sorprende y se sonroja a partes iguales y me pregunto qué clase de cosas habrá estado pensando.
- No, gracias- dice cortes- Me gustaría hablar sobre negocios ahora.
- Ya habrá tiempo para hablar de negocios después- digo levantándome de la mesa- Permítame enseñarle la casa, en especial el jardín. Creo que le gustará- levanto mi mano hasta ella esperando que la tome, y me complace enormemente cuando lo hace.
- Está bien- dice dejándose arrastrar por mí.
Le doy un breve recorrido por la casa, especialmente por los lugares que creo que van a gustarle o sorprenderle. La mayoría de las piezas de arte las han elegido mi mamá y mi hermana, decoraron mi casa a su gusto y es algo que aprecio. Evito llevarla a lugares no tan neutrales, como mi oficina, la habitación de Amber y su sala de juegos, así que después de un rato la llevo al jardín.
La observo mientras ella toma conciencia del lugar, parece deleitarse con la vista e intento ver esto a través de sus ojos. Otra vez está actuando como alguien completamente distinta a como sé que en realidad es, la mirada casi soñadora en sus ojos mientras aprecia las flores es casi demasiado real.
- Me gustan las rosas - digo señalándolas, y espero que note el doble sentido en mi comentario-pero también me encantan las orquídeas.
Ella asiente y observa más de cerca todas las especies de flores. Me acerco mucho a ella, casi tocándola mientras pasea la vista por el lugar, se detiene frente a los lirios y roza las hojas con el índice.
- Lirios- dice acariciando gentilmente la flores- Las favoritas de mi madre.
Volteo su cuerpo hacia mí, atrayéndola hasta que estamos pegados.
- ¿Cuáles son tus flores favoritas?
- Rosas- dice. Su voz sale un poco ahogada y espero que sea por nuestra cercanía. Sonrío y me acerco solo un centímetro más, su boca más cerca de la mía. Su respuesta es acoplarse a mi cercanía, elevar un poco las manos hasta que las tiene en mis brazos.
- Ahora también es mi favorita- murmuro. Desciendo mi boca hasta la de ella y la dejo suspendida ahí. Necesito que ella complete esto, que dé el primer paso, solo así estaré seguro que está cayendo. Levanta un poco más las manos hasta dejarlas sobre mi hombro, nos miramos durante un segundo a los ojos, calculando y midiendo la reacción del otro y luego ella acorta todo el trayecto hasta mis labios. El primer contacto es leve, suave como una danza cadenciosa, la noto tímida en mis brazos y me sorprende lo buena actriz que es. Persuado sus labios abrirse y cuando finalmente lo hace me lleno en el sabor de su boca, en su lengua. Acerco su cuerpo incluso más al mío hasta que estamos conectados en todas partes, subo mis manos hasta su rostro para profundizar el beso y ella, en respuesta suspira. Sube igualmente sus manos hasta mi pelo y lo estira un poco, dios el efecto que me produce me vuelve loco, la cargo en brazos y la apoyo en la pared más cercana. Y en ese momento el beso se vuelve desesperado, ardiente, e increíblemente intenso. Me siento desesperado por sentirla, por tocarla. Es como si hubiese estado privado de algo y este me fuera dado por primera vez, quiero todo de ella. La beso con furia por lo que ha hecho, porque también estuvo con mi padre, por como está logrando seducirme. Pero también la beso con ardor, porque después de todo es una mujer entregada a mí y eso me vuelve loco.
La siento suspirar en mis labios, estirando mi pelo con sus dedos buscando aire, pero no estoy listo para dejarla ir. Desciendo mi boca hasta su cuello, besando el punto donde este se une con el hombro y luego más abajo, casi llegando a sus pechos.
- Eres hermosa Rose- digo contra su oído y ella se estremece en mis brazos.
Busco sus labios de nuevo y esta vez está lista para el beso, abre los labios deseosa y enrosca sus manos en mi nuca, yo apoyo mis manos en sus muslos y empiezo a ascender por sus piernas mientras devoro su boca. Pero cuando estoy por llegar al punto entre sus piernas se tensa y se aleja de mí.
- Vamos muy rápido James- dice. Se suelta de mi agarre y reacio la bajo hasta que tiene ambos pies en el suelo. Desvío la mirada.
Demonios. Estoy frustrado, muy caliente y enojado. Por qué si se lo ha dado a mi padre antes, no puede dármelo a mí ahora.¿Es que no soy suficiente para ella? Tal vez es porque no ha visto dinero de mí aún, después de todo es lo único que busca. Pero mierda, no debe notar que estoy a punto de explotar porque eso arruinaría todo mi plan, así que inmediatamente pongo una máscara en mi rostro y vuelvo a verla. Tiene los labios rojos he hinchados, y el cabello desordenado, es una vista exquisita y dan ganas de volver a colocarla contra la pared y hacer todo lo que quiero con ella.
- Lo siento por precipitarme Rose- digo, mi voz sale un poco ronca y espero no haber sonado brusco.
- Fue culpa de ambos- dice ella, cortés.
Me acerco hasta ella suavemente, levanto la mano y acomodo un mechón de pelo suelto detrás de su oreja.
- Es difícil controlarme cuando estoy junto a ti- murmuro. Veo que la piel se le eriza cuando escucha mis palabras.
- Me pasa lo mismo- susurra.
Y en ese momento la odio. Con fuerza, porque Dios mío, sus palabras me hacen temblar. La manera en la que las dice, la suavidad de su voz, esa fingida timidez que me vuelve loco. No se me ocurre como alguien puede ser tan buena actriz, tan calculadora. Pero es real porque la tengo en frente, y está interpretando su papel perfectamente.
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Orgullo, Prejuicio y más [EDITANDO]
RomanceJames quiere venganza. ¿Y Samantha? Samantha solo quiere paz. Pero, ¿qué pasa cuando tienes que pagar pecados que no cometiste? ¿Qué pasa cuando juzgas demasiado rápido?