Navidad

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21. Navidad.

Abro los ojos abruptamente al sentir los gritos de Noa en mi oido y una sacudida por la parte derecha de mi casa.

-¡Moon, Moon! -grita la pequeña, zarandeándome por los hombros.

Lo único que mi cuerpo me manda es darme la vuelta y seguir durmiendo, escucho el bufido de Aiden y vuelvo a sentir las sacudidas.

-¡Que ya ha venido papá Noel, Moon, por favor, ven con nosotros! -ahora es Aiden quien grita, saltando encima de mi cama y poniéndose al lado mio, abriéndome los ojos.

Cosa que moleta y duele bastante.

-¡Ya voy, joder, parad! -mis gritos salen de mi boca mierda literal.

Abro los ojos y miro a Noa, que esta mirándome con un puchero indicándome que va a llorar en cualquier minuto.

Genial.

Aiden se acerca a ella y se marchan de mi cuarto sin decir ninguna palabra, mientras el hombrecito de la casa coge a la duende.

Me dejo caer en la cama como peso muerto y miro al techo, anoche no pase buena noche, mi brazo decidió dolerme y la migraña quiso apoderarse de mi cabeza cuando iba a dormir, lo peor de todo es que no había medicamentos en la alacena del baño.

Supongo que papá los utilizó para el dolor de espalda que lleva días dándole y culpandome a mi sobre eso.

Ahora solo puedo pensar en como acabo de actuar delante de los pequeño, me siento fatal, y se que no tendría que a verlos gritado, pero solo quería dormir un poco más, apenas me fui a acostar cuando termine de bañarlos a la 1 de la mañana, me hice algo de cena, que luego ni me comí, que por ese entonces eran las 3 y media, y por lo que veo en el reloj de la agrietada pared, solo son las 6:45 de la mañana, hora en la que seguro que no se levantan ni los ancianos para andar.

Con demasiada pereza y un dolor que me recorre toda la espina dorsal, que me hace erizar la piel, me levanto y salgo buscando con la vista a mis niños pequeños para poder pedirlos perdón por mi estúpido comportamiento.

Entro en la habitación suya correspondiente y los veo a los dos sentados en el sueño, mientras que Aiden juega a las palmas con la pequeñaja.

Sonrío, pero al verme los dos entrar, dejan de jugar automáticamente.

Aiden me mira con el ceño fruncido y una clara mueca de molestia.

Noa ni se molesta en darse la vuelta.

-Yo..., -dudo en escoger las palabras adecuadas, estos niños son de armas tomar-. Quería pediros perdón pequeños, no he tenido buena noche y lo he pagado con vosotros -ahora es cuando Noa me deja ver pequeñas lagrimas translucidas caer por sus rosadas mejillas.

Me parte el alma verla así por mi culpa, por ocasionar que llora con mi temperamento.

-Noa cariño -susurro destrozada-, perdoname cariño -me acerco a ellos y lo estrecho entre mis brazos-. Lo siento muchisimo -repito centenares de veces.

Minutos después los 3 salimos de la habitación y entramos en el salón dónde dejé los pocos regalos que conseguí ayer, encima del sofá.

-¡Mira! -grita Noa corriendo hasta coger un regalo grande y blandito.

Lo abre sin dar tiempo a ver si es de ella o de su hermano. Saca el abrigo y sonríe abrazandolo, sus pequeñas manitas palpan el sedoso abrigo, mientras Aiden la observa sentado en el suelo sonriendo.

-Los Reyes Magos le dieron la noticia a Papá Noel -sonríe con inocencia-, mira Moon, es para mi.

-Si cariño, ya veo, pruébatelo a ver como te queda mi vida -digo alegre, de que tenga una sonrisa en la cara.

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⏰ Última actualización: Feb 06, 2017 ⏰

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