Pyromaniac [SuKook]

15 Rencor

[Narra Yoon Gi]

09:00am

Me levanté con un dolor muy feo en el pecho. En la noche estuve llorando por culpa del anciano. Todo eso que me dijo me destrozó.

Nunca sentí amor hacia nadie, hasta que él me rescató. Me molesta, y no tengo reparo en admitirlo, el que no estuviese conmigo constantemente.

Le dije que los demás niños no me interesaban. Yo quería que solo cuidara de mí.

Sé que soy un niño egoísta y, la verdad, no me importa.

Hoy era uno de esos días en los que se suponía que la enfermera Kim me traía mi desayuno y, a escondidas, una barra de chocolate. Pero ella no volvería hasta no sé cuando.

Miré por la ventana y vi a todos los niños correteando por el patio.

—Tontos...

Fijé mi mirada más allá y pude ver a ese niño. Sí, a Jung Kook.

Él miró en mi dirección y sus ojos se abrieron como si se impresionara de verme.

No me sentí raro después de haberlo besado porque quería hacerlo y me parece un niño lindo. Pero no le perdonaré el que me hiciera daño de ese modo; aun me arden las marcas que me dejó con sus uñas.

Él dice que no está loco, pero vaya que lo está... Y mucho más que yo.

Me levantó la mano para saludarme, pero yo no le respondí. Cerré las cortinas con rabia y me di la vuelta.

Me imagino su cara...

Caminé hasta la cama y saqué de debajo de la almohada el libro que había tomado hacía poco.

Hasta el momento no lo abrí para otra cosa que husmear. Tenía curiosidad por saber todo acerca de ese tal 616. Es decir, el libro hablaba sobre números... Algo debía de haber.

Lo abrí y empecé a leer la primera página.

El vocabulario era muy técnico, demasiado para un niño como yo; igual seguí leyendo.

Pasó una hora quizás, y no logré encontrar nada. Tampoco mi desayuno llegó. ¿Se olvidaron de darme comida acaso? Era lo único que me faltaba.

Dejé el inservible libro guardado en el cajón de la mesa y me asomé por la ventana de la puerta, dando saltos.

—Yoon Gi, buenos días.

Mis ojos chocaron con los de ella. ¿Qué hacía en mi cuarto su cuidadora?

Son entró con una bandeja de comida (mi desayuno) y lo dejó en la mesita. También traía con ella unas pastillas.

—Disculpa la tardanza, tuve que buscar tu medicamento —me dijo sonriendo.

—No lo tomaré —la miré con el ceño fruncido. Estaba equivocada si creía que darme mi medicina iba a ser tan fácil.

—Debes hacerlo; ya se que no soy Tae Yeon y ella tiene sus métodos contigo, pero es por tu bien—ella me acercó un vaso con agua y esperó paciente que lo tomara, pero yo ni siquiera la miré. De pronto se giró hacia la puerta y yo seguí con la mirada esa dirección —Jung Kook, espera un momento. Enseguida volveremos a tu cuarto.

¿Por qué ese niño estaba ahí?

Él asomó su cabeza por la puerta y me miró, otra vez, con cara de susto.

No sé que fue lo que pasó en ese preciso instante, pero cuando nuestros ojos se volvieron a cruzar, todo a mi alrededor desapareció, se esfumó.

Era como si existiéramos sólo nosotros dos. Ni siquiera la presencia de Son nos sacaba de nuestra burbuja.

—Lo siento...—dijo él con lágrimas en los ojos—¡Lo siento, Yoon Gi!

Corrió repentinamente hacia mí y me encerró en un abrazo fuerte, pero confortable.

Son nos miraba sin entender nada, pero no interrumpió.

—No me toques—le dije sin corresponder su abrazo.

—¡Por favor, no fue mi intención!—chilló él, ahora mojando mi camisa con sus lágrimas —¡Te quiero!

—¿Qué?—habló Son sin dejar de mirarnos.

¿Oí bien?¿Dijo que me quería?

No supe qué contestar. Mi cuerpo se paralizó, pero mi corazón funcionaba perfectamente y no dejaba de latir. Sentí calor en mis mejillas, me sonrojé.

Jung Kook apretó sus puños contra mi camisa y se acercó a mi oído para susurrarme otro "te quiero".

Lo miré sin expresión. Miré cómo Son lo agarraba de la mano con cuidado y le decía que era hora de ir a su habitación, hasta que ambos salieron por la puerta y yo quedé solo.

Me quedé de pie mirando fijamente hacia la puerta. Mi cabeza no iba a olvidar aquella frase tan fácilmente.

—Me quiere—.Repetí en un susurro para mí mismo.