31 Confesión

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Jung Kook no tenía mucha hambre; en ocasiones sentía como si su cuerpo fuera debilitándose de a poco, como si estuviese muriendo lentamente.

Esa mujer a quien en muy pocas ocasiones llamaba "madre", le preparó un delicioso plato. Pero su estómago no quería abrirse, rechazaba casi todo.

Decidió guardar la comida. Se levantó del asiento y fue hacia el piano color negro que había en la sala. Se sentó y tocó unas pocas notas. No sonaban muy bien juntas, pero no le importaba, sólo quería tocar las teclas.

Dos golpes en la puerta lo hicieron girarse. Se levantó y caminó hacia la entrada. Miró por el visor y su corazón se aceleró.

Yoon Gi estaba al otro lado. Se veía cansado, como si hubiese corrido desesperadamente. No quiso abrirle porque ya le advirtió sobre lo que podría pasar.


—Jung Kook abre, sé que estás ahí —volvió a golpear la puerta —Es importante, te lo ruego.


Kook miró hacia atrás y 616 había desaparecido.

Tomó el pomo de la puerta y trató de girarlo para abrir, pero seguía dudando de ello.


—¿Q-qué quieres?—preguntó casi en un susurro, muy pegado a la puerta.


—Necesito hablar contigo.


Los labios de Kook se fruncieron en un pequeño puchero. Quería ver a Yoon Gi, abrazarlo y pedirle perdón por lo que hizo, pero tenía miedo.

Giró el pomo y abrió dejando sólo lugar para asomar sus ojos y mirarlo.

Yoon Gi al ver sus grandes ojos negros sonrió. Eso era señal de que quizás, sólo quizás lo dejaría entrar.


—Pasa...—dijo tímidamente, en su característico tono de voz suave.


El rubio se adentró en aquella casa y, al pisar ese suelo de madera, sintió que había viajado a otra época. Era como una casa de antigüedades; le parecía un lugar hermoso y tranquilo.

Siguió a Kook hasta una gran sala, donde había un gran sillón. Se sentó y esperó a poder decir algo. La mirada del pelinegro era extraña. No podía descifrarla y eso lo ponía nervioso.


—¿Qué quieres, Yoon Gi?


—Quiero ayudarte—le dijo sonriendo algo desesperado—.Yo... Leí algo.


Kook apretó sus puños levemente. No quería que Yoon Gi se involucrara más en la situación; correría peligro y ya le advirtió anteriormente que se alejara.


—Yoon Gi...


—No sé qué hacer para solucionar todo esto, pero... Sé lo que va a pasar si no hago nada—lo miró fijamente.


—Basta.


—Encontraré la manera, yo... Te juro, Jung Kook...


—¡Basta!—gritó el menor, levantándose del asiento. Sus ojos se comenzaron a llenar de lágrimas de repente —No puedes ayudarme, no sabes lo que pasa. Ni siquiera yo lo sé... Sólo detén lo que vayas a hacer. Te dije que no quiero...


Los brazos del rubio lo rodearon con fuerza. Lo apretó y lo acercó a su cuerpo.

El corazón de Jung Kook se aceleró exageradamente. Mordió su labio y lloró.


—Quiero protegerte, te prometí que lo haría —le dijo el rubio—Por favor... Yo sé lo que ocurre, Jung Kook. No voy a dejarte solo.


El pelinegro enseguida de escuchar eso le correspondió el abrazo y llevó sus manos a los cabellos rubios. Lloró sobre su hombro, desconsolado.


—¿Por qué haces esto Yoon Gi? —trató de sonar claro entre su ahogado llanto—Te dije que no quería que nada malo te pasara y tú sólo insistes, ¿por qué?


Yoon Gi se alejó para que Kook levantara su rostro y así, mirarlo a los ojos.


—Porque estoy enamorado de ti—confesó sonriendo y dejando también caer unas lágrimas por sus mejillas.

Pyromaniac [SuKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora